*JULIE POVS*
Estabamos en la sala con mis amigas y Diego. Mis papás se encontraban por algún otro lugar de la casa y mi hermano estaba en su habitación.Nos quedamos hablando por un largo tiempo, hasta que tuvieron que cantarme el feliz cumpleaños.
Mi mamá colocó las velas ya prendidas en una torta que había hecho ella misma. Estaba muy linda, la verdad.
Todos comenzaron a aplaudir mientras me cantaban el feliz cumpleaños al unísono. Al terminar la canción, pedí tres deseos, soplé las velas y bla bla, lo de siempre. Cortamos la torta, comimos, y, luego de un rato, mi mamá me dijo que ella junto con mi papá y mi hermano se irían a comprar unas cosas, y que en unas dos horas volverían. Mientras, mis amigas se iban yendo, hasta que solo quedamos Diego y yo, solos en toda la casa. Por alguna razón me sentía algo incómoda.
-¿Vemos una película?-dije al ver que estaba mirandome de una manera extraña.
-Okey.-dijo sonriendo.
Nos sentamos en el sillón frente a la televisión. Elegimos "Sexto Sentido". Amaba esa película, y él también.
Después de unos pocos minutos de película, Diego colocó su mano en mi muslo, para luego subir lentamente.
-¿Qué haces?-dije sacando su mano.
-¿No querés?-dijo en un tono seductor, pero no sonaba para nada seductor, la verdad. O por lo menos para mí no lo hacía.
-No.-dije seca.
-¿Por qué no?-dijo ahora trazando figuras con su dedo en mi muslo.
-Porque no. No estoy lista para eso.-dije volviendo a sacar su mano con fuerza.
-Julie, tenemos 16 años, somos novios, ¿qué podría pasar? Es totalmente normal.-dijo ahora posicionándose arriba mío, colocando sus rodillas a cada lado de mí.
-Ya se que es normal, pero no quiero, Diego. ¿Qué haces? ¿Estás loco?-dije subiendo el volumen de mi voz.
Él le restó importancia a mi comentario, y ahora se encontraba besandome apasionadamente mientras metía su mano por debajo de mi remera. Rápidamente me aparté de él y lo empujé, haciéndolo caer y quedar en el suelo.
Me levanté y me dirigí hacia la cocina. Diego estaba literalmente irreconocible, nunca lo había visto así.
Para mi mala suerte, Diego me tomó por atrás de la cintura, dandome vuelta hacia él, y acorralándome hacia la mesada de la cocina.
-¡Soltame, Diego!-dije tratando de zafarme, pero fue en vano, porque él era mucho más fuerte que yo.
-¡No! Traté de ser comprensivo, de hablarte, pero no quisiste. Así que si no es por las buenas, va a ser por las malas, y si te resistís va a ser peor.-dijo acercando su cara hacia la mía, comenzando a besarme nuevamente, y volviendo a meter su mano por debajo de mi remera.
Me paralicé. Corrí mi cara para cortar el beso, y comenzó a sacar mi remera, deshaciendose de ella completamente. Ahora comenzaba a dejar marcas en mi cuello, bajando cada vez más.
-Basta, Diego.-dije sin fuerzas, con mis mejillas húmedas de tanto llorar.
-Sos tan igenua, Julie.-dijo riendo y mirandome a los ojos. Podía ver maldad en su mirada, nunca lo había visto así, hasta ahora.
Él me levantó y me llevó nuevamente hacia el sillón, esta vez recostándome en él.
-¡No!-grité intentando pararme, pero me golpeó en la cara, seguido de un empujón, haciendo que vuelva a caer.
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La edad no importa.
Ficțiune adolescențiJulie Vazquez era tan solo una chica de 15 años. Ella tenía una vida normal como la todo adolescente; era algo tímida, pero con una personalidad muy linda y cautivadora. De hecho logró cautivar a su profesor, Matías Fernandez, quien en un principio...