Hogar, dulce, hogar

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-Bienvenidos... a su nuevo hogar- alzando las manos y lanzando a los aires las esferas que tanto amaba, la joven le indicaba a sus aliados donde sería su nuevo lugar de residencia: el palacio municipal de la capital de su país, ¿Cómo llegaron a esto? Con el internet es posible cualquier cosa... y con sus habilidades, la decapitación de su antiguo gobernante no fue tan complicado. Alfred (sirviente), Rick (burgués), Leía (discípula) y Dan (comandante) miraban con asombro el lugar... realmente era gigantesco.

-¿Aquí viviremos?- pregunto asombrado Dan.

-En realidad, esta es mi casa y ustedes son huéspedes- dijo la joven con cierta ironía –Alfred, tú de todas formas tienes que quedarte para servirme.

-Como lo ordene señora.

-¿Entonces qué hacemos aquí?- dijo algo cansada Leía, la joven la miro con seriedad para luego ver a Rick.

-Puede que no vivas aquí, pero este será tu lugar de trabajo... como dije, serás el nuevo monarca del lugar... en unos cuantos días te presentaras ante toda tu gente y luego de eso... bueno... el tiempo lo dirá- ante lo comentado, Rick dudo unos minutos y se tranquilizó después de pensarlo.

-Está bien, como digas.

-Si- chillo de la emoción la joven ante su aprobación, como si de una niña de seis se tratara -¿Y bien? ¿Qué quieren hacer ahora? ¿Qué tal un recorrido? ¿O un poco de tiro con arco?

-¿Tiro con arco?- preguntaron al unísono Leía y Rick, Alfred solo acomodo las cosas con calma.

-Señora, ¿Qué le he dicho de usar a los civiles como blancos en movimiento?- comento con seriedad Alfred, ocasionando que la joven hiciera un ligero puchero.

-Que no lo haga.

-Que no lo haga

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