Ella era tímida y reservada, el amable y comprensivo... pudieron ser amigos si lo deseaban, pero el destino siempre es cruel con los mas débiles de corazón. La promesa que hicieron en secundaria... ¿algún día se cumplirá?
-Somos por naturaleza súbditos... necesitamos de alguien quien nos gobierne, un monarca- su tono juguetón cambio a de seriedad en solo cinco segundos; el muchacho se sorprendió de ese cambio abrupto, pero no desistió -Y no cualquier monarca...- siguió hablando con seriedad la joven -Te necesitamos- ante esa palabra, el muchacho comenzó a entender a lo que se refería... como si de control mental se tratara... dudo y silencio, algo que irrito demasiado a la joven y prosiguió -¿Prefieres quedarte y gobernar tu pueblito? ¿O ir a la raíz de todo y ser más de lo que todos esperaban?- ante el comentario, el muchacho se molestó y levanto la voz.
-¡¿Y crees que yo deseo ser un tirano o un dictador?!
-Tú no eres de los que caen en la ambición...- comento con una ligera sonrisa, sorprendiendo al par de invitados -Por eso tú eres el único capacitado para gobernarnos- volvió a silenciar el muchacho... miro a la joven con tranquilidad en sus ojos.
–A pesar de que no crees en la amistad... eres demasiado amable con nosotros.
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El sonido de la pistola fue seguido del estruendo de un cuerpo cayendo al suelo... la joven era su dueña, la muchacha solo se acomodó al lado de esta, viendo a su amigo en el suelo medio desangrándose.
-Fuiste demasiado brusca.
-Él se lo busco- estaba guardando su arma.
-Pero no tan brusca... de haberlo sido, lo habrías matado- su cabeza fue amenazada con la misma arma -¿Serias capaz de hacerlo y arruinar tus planes?- dijo entre pregunta y desafío a la joven, esta le sonrió forzadamente.
-Es por eso que te escogí como mi discípula... ¿aceptas?
-Si... no hay pedo, podría ser divertido.
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