Ella era tímida y reservada, el amable y comprensivo... pudieron ser amigos si lo deseaban, pero el destino siempre es cruel con los mas débiles de corazón. La promesa que hicieron en secundaria... ¿algún día se cumplirá?
En un asilo abandonado, el pequeño grupo se encontraba frente a sus dos únicas huéspedes, sorprendidos de lo que dichas señoras le acababan de decir
-¿Ustedes la conocieron?- cuestiono en asombro Raph.
-Claro que sí... después de todo es nuestra nieta- comentaba una de las dos mujeres mayores con una ligera sonrisa; a tal noticia, el grupo reacciono de sobremanera, provocando que dichas señores se miraran en confusión
-¿Pasó algo?
-Nada en realidad, solo queríamos conocerlas- recupero la compostura Esteban, siendo el quien dio inicio al interrogatorio -¿Aquí han vivido toda su vida?
-No en realidad, aquí nos envió nuestra nieta... dijo que sería por nuestra seguridad
-Ya veo, su nieta debe ser muy considerada con ustedes... díganme... ¿Alguien más de su familia se ha mudado?
-No que yo sepa... ¿Y tú?- pregunto una de las abuelas a la otra, recibiendo una negación ligera.
-No, supongo que ellos no pudieron ser contactados... también nos dijo que habría problemas en los medios de comunicación... espero que estén bien
-No puedo con esto más- ante tales argumentos, Cristine aparto a Esteban de las ancianas y se colocó enfrente de ellas con enojo.
-Cristine- Raph intento detenerla, pero no lo logro
-¡¡Ella no es lo que piensan!! ¡¡Ella es una vil asesina que acabo con nuestro presidente, con nuestra gente!!- esbozaba eufórica, causando cierto miedo a las señoras -Y posiblemente... con sus familias...
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