Ella era tímida y reservada, el amable y comprensivo... pudieron ser amigos si lo deseaban, pero el destino siempre es cruel con los mas débiles de corazón. La promesa que hicieron en secundaria... ¿algún día se cumplirá?
-Por favor, tú eres el único que puede ayudarme- pedía a un joven de, al menos, 19 años que, siendo el peor de los casos, se enfrentó a ella y sobrevivió. Aun con mis suplicas, Esteban, su nombre, se negaba rotundamente, pero no por miedo... más bien... como si no le importara.
-Disculpa, tengo cosas que hacer
-¿Qué cosas? ¿No ves nuestra situación?- hacia énfasis mientras le señalaba las paredes de su casa, o lo que quedaba en ella. Esteban seguía sin escucharme, me ignoraba con cada paso que dábamos.
-No me interesa lo que les pase a los demás
-¡¿Qué?!- dije eufórico -¡¿Simplemente dejaras que ella arruine y mate a todos?!
-¡¡ME IMPORTA UN CARAJO TODOS!!- su voz hacía eco entre las paredes, voltio para verme con odio –Yo solo veo por mí y por nadie más
-¿Tanto daño te causo?- ante mi pregunta reacciono muy asustado y me dio la espalda, aunque al poco me voltio a ver con inseguridad -¿Quisieras... contarme?
-Dijiste que me necesitabas- ignoro mi pregunta y me miro indignado –Partiremos al amanecer... necesitas conocer a alguien más que logró escapar de sus enredos
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
