Ella era tímida y reservada, el amable y comprensivo... pudieron ser amigos si lo deseaban, pero el destino siempre es cruel con los mas débiles de corazón. La promesa que hicieron en secundaria... ¿algún día se cumplirá?
La noche más despejada de su gobierno, mirando casi a la nada... y sacando su cuchillo en dirección al cuello de su visitante más reciente. Dan se sorprendió de su rapidez, ya sabía que no podía asustarla
-Con nada puedo sorprenderte- dijo con una ligera risilla, sin conseguir que la joven le respondiera de la misma forma.
-Jodete- comento cansada, regresando su vista al cielo. Al darse cuenta de eso, Dan la imito.
-¿No crees que es una bonita noche?- comento de manera incrédula, provocando que la joven le mirara con un ceño fruncido -No tienes que fingir esa seriedad...- había cambiado su rostro amigable por el mismo que de su señora -Yo sé que te duele...- la joven dejo el cielo y miro hacia la ciudad -¿Sabes? Puedes llorar si quieres
-Yo no lloro, solo es un desperdicio de tiempo- dijo en susurro, haciendo que Dan reaccionara un poco exaltado.
-No lo es- esbozo Dan -Todos tienen que llorar... eso es lo que nos hace
-¿Humanos? Por favor- interrumpió con una ligera risa aun por encima de su mirada cansada, vio a Dan y su expresión se oscureció -Bien, ¿quieres saberlo? Te lo diré- al escuchar eso, Dan sintió escalofríos -No lloro porque ya me harte de ese sentimiento...- cabizbajeo un poco la joven -Es como el amor... algo que todos necesitan, pero que no necesariamente debemos tomar en cuenta...- disimuladamente miro a sus "aliados", el cómo ese grupo forzado se llevaba bien -Míralos, puedo verlos sin interferir sus vidas, así como también ellos no pueden entrar a la mía- enfoco su mirada en Dan y, por un segundo, sonrió ampliamente hacia él -Y aun así... eso no es la "soledad"- comento pasando de largo, dejando a un Dan sorprendido -Piénsalo Comandante
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-No me llamo así- dijo con una ligera sonrisa, sabiendo que su señora... le había robado el corazón por completo
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