Recuerdos Y

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Les dije que se los traería lo más pronto posible bueno me callo para que puedan leer nwn, al final les digo.

Seré muy explícita en esto y no me andaré con rodeos, hay palabras consideradas "Tabú"  que para mí  son muy comunes y las diré como tal.
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De repente este abrió aquellos ojos carmesí que observaban aún la luna coronando el cielo pues su habitación seguía en plena penumbra, debía reconocer que se sentía hasta cierto punto agobiado por los pensamientos que deseaba, decidió levantarse de su trono pues tenía pensado despejar su mente caminando un poco entre los grandes y bellos jardines que cubrían la mayor parte del territorio.

-Como siempre son sólo simples y burdas fantasías y mucho menos ahora que se ha ido- musitó con molestia notable a la par que caminaba con paso firme hasta los jardines.

Al llegar a los jardines y adentrarse un poco más en ellos decidió respirar profundamente con la esperanza de que sus penas desaparecieran.

-Los vampiros no sueñan ni fantasean sólo desean... ¿No es acaso lo que usted me dijo? - se escuchó una voz femenina, tierna e inocente que se encontraba detrás del vampiro.

-¿Hum? - El vampiro sonreía de forma pícara y maliciosa a la par que se daba la vuelta para darse cuenta de quien era a la que esperaba.

-¿Lo recuerda Maestro? - preguntó tiernamente al ver la acción que el vampiro realizó, ella sólo pudo sonreír ante tales acciones.

-Lo recuerdo a la perfección mi querida aprendiz pues yo fui quien te lo enseñó... Sólo que... Tengo una pregunta - se acercó a la pequeña que se encontraba con las manos cruzadas inocentemente.

-¿Cuál es su pregunta Maestro? - le miró angelicalmente quedando frente a él.

-¿Por qué volviste? -  preguntó confundido.

-ammmh yo este...volví... Por usted Mi Maestro- bajó la mirada ya que sus mejillas sonrrosadas delataban su nerviosismo.

-¿Por mí?... En ese caso tendría que darte un regalo de bienvenida - comentó en tono burlón y pícaro, tomando de la barbilla a la chica obligando a verlo a los ojos que la volvían local.

-No... No se moleste - la voz de la pequeña temblaba al igual que su cuerpo y su rostro rojizo mostraba su nerviosismo.

El vampiro mayor se encontraba fascinado con la reacción brindada por parte de la chica pues mostraba aquello que tanto anhelaba y tanto deseaba arrebatar de sólo una.

-Ven mi chica policía, quiero entregarte mi obsequio- acariciaba tiernamente las mejillas rojizas de la chica a la par que ella temblaba mostrando aún más todas las emociones que en ella se disparaban.

-Una noche bastante bella, como aquella en la que te convertí en mi discípula, mi seguidora, mi acompañante...- mostró una sonrisa pícara la cual decía todo lo que necesitaba sin tanta habladuría.

Un grupo gigantesco de murciélagos los encerraron a ambos pues Alucard tenía atrapada a Victoria contra la pared, seduciendola simplemente con  palabras que tenían cierto entonación con aquel sensual barítono que sólo él sabía que a la pequeña le fascinaba y la volvía loca; los murciélagos terminaron por encerrarlos y desaparecerlos de los jardines de la organización.
Al abrir los ojos pudo notar que esta se encontraba en los aposentos de su Maestro en los cuales se le tenía prohibido entrar, recorrió con la mirada la habitación entera sin ver rastro de aquel que la tenía loca; buscaba con atención en cada lugar con la esperanza de encontrarlo y declarar sus más sinceras disculpas por lo que estaba pasando, inexplicablemente algo le impedía pararse e irse pues se sentía bastante placentero encontrarse en aquel lugar que sería aterrador para los demás. Comenzó a sentir un aliento en la espalda haciendo que todo su cuerpo comenzará nuevamente a temblar, al bajar la mirada de la vergüenza que sentía se dio cuenta de que se encontraba sentada entre las piernas de su maestro y ambos compartiendo el mismo trono que tanto adoraba su príncipe.

MIS DEMONIOS (AxS) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora