Andaba inspirada así que aquí tienen otro más, ando de buenas así que daré Caps más seguido ^w^. Una pregunta que está acongojando mi alma, ¿Mi forma de escribir cambio?
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Las misiones se hacían escasas y los reportes casi inexistentes, pocas veces se podía lograr obtener algo de material propio para trabajar, esto cada vez llevaba a la regente al agotamiento, había pensado más de una vez el preguntarle al caballero que le entregó la carta sin embargo desconocía por completo la dirección de la cual procedía esta, esto cada vez le daba un mal sabor de boca que se convertía en algo completamente insoportable, estaba cansada, sin comprender absolutamente nada y lo único que podía hacer era quedarse a la perspectiva de todo, si había suerte la organización Hellsing podría tomar alguna misión en un par de días o semanas. Lo que sucedía no sólo afectaba a la dama de hierro sino que indirectamente afectaba al Conde que debía mantener reprimidas esas ganas de asesinar, destripar y mutilar a cuanto vampiro, lobo o ser de la oscuridad se le atravesase.
Las noches y los días transcurrían como agua en un río, al menos ya había pasado una semana desde que aquel noble caballero dirigió una carta a la regente de los cuarteles, poco importó el que la hubiese enviado pues jamás resolvió alguna duda que le aquejaba en su momento a la líder.Era una noche bastante hermosa, dulces melodías recitadas por el cantar de los grillos y el aullar de los lobos, bellas danzas proporcionadas por la brisa y las hojas al caer, pero quien regía y como acompañante principal de la noche, se encontraba una bella dama que hoy volvía a tener ese peculiar vestido color carmín.
-Solo una noche más, sin importancia ni relevancia, una muy dulce noche- comentó con aquel sensual barítono característico de él.
Esta vez, a falta de misiones le pareció correcto ir a pasear fuera durante un momento, tenía planeado liberarse de los fuertes y constantes gritos de la regente que siempre fueron bastante molestos y hasta cierto punto cansinos, comprendía que estuviese molesta o quizás harta de no encontrar algún caso de relevancia para que su organización pudiera intervenir, pero jamás le pareció justo que la Dama de hierro se desquitase con él; más sin embargo no podía hacer nada ajeno a marcharse y dejarla hablando sola.
Esa noche la luna parecía seducir al Conde con aquel color propio de la sangre que tanto llegaba a saciar al príncipe de Valaquia. Sus pasos firmes y tranquilos resonaban por el jardín entero, el pasto, árboles y arbustos al igual que los retoños de estas llenas de un tenue rocío.
-Esta noche huele a sangre.... Parece que los cachorros buscan llevar su cena a sus madrigueras- comentó arrogante mostrando aquellos colmillos blancos en esa sonrisa diabólica que mostraba su rostro.
Una tenue brisa trajo consigo un delicado y seductor aroma, tan leve y dulce como un perfume y tan deseable como la sangre que brotaba de un cuerpo, aquel aroma era irreconocible pero por más trabajo le costara identificarlo le fascinaba, volvía loco al Conde... Le recordó aquella fragancia que emanaba del cuerpo de la cazadora que no hacía mucho se había encontrado por aquel bosque, solo que era diferente ya que este tenía un toque más intenso a sangre; debía mantenerse a la perspectiva de todo, solo por si acaso.
El fuerte aullido de un licantropo se escucho en las cercanías, el constante ajetreo en el bosque; las enormes y pesadas patas que rompían sin compación alguna todo ser vivo que se les atravesase, parecía que buscaban algo o que simplemente estaban cazando la cena de esa noche sin embargo había algo diferente, la respiración y el correr de ese platillo era diferente al que tenía un animal común. En pocas palabras no se sentía el correr en cuatro patas o el aleteo de algún ave, algo que le emocionaba de sobremanera era aquel misterio, esa duda en el aire. Por primera vez podía decir que Eron servía de algo pues no dudo en mencionar aquello que se escuchaba a las afueras, para su desgracia las tropas de Hellsing ya habían partido hacia unos instantes, le molesto tanto el que en ningún momento el joven sirviente llegó a mencionarle siquiera alguna orden de la regente; estaba más que claro que el joven aún seguía más distante con el Conde después de la partida de la draculina, algo que era de admirar era aquella lealtad pues si bien la habitación de la pequeña estaba desocupada, él la mantenía cerrada, limpia y recogida con sus uniformes en el armario a la espera de que alguien los usase, sin embargo no permitía que ni la misma dama de hierro entrará. Estaba algo fastidiado por que al final no podría hacer algo de utilidad sin las ordenes de su Ama, por otra parte si quería actuar tendría que recibir una petición directa a menos que hiciese lo que mejor sabía, romper las reglas y hacer lo que a su voluntad se le ofreciese.
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MIS DEMONIOS (AxS)
FanfictionQuien diría que el simple descuido de uno serian las recompensas del otro. -Y sólo ahora comienzas a culparte de su ausencia, ¿No es así mi querido Alucard? - -¡¡Pagarás!! ¡¡Te juro que pagarás maldito bastardo!! - -La que pagará será ella, pagar...