Preparativos

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-La dulce eternidad, la dulce amargura, tan bella y triste que ni tu propia melancolía puede con ella, eres amado y odiado, pero quienes es el que te odia sino eres tú mismo, tú crueldad, tus pecados, tú estado de monstruo te cegaron y ahora sientes el abandono de Dios, tu vida no fue abandonada, tu pueblo no fue ignorado, tus oraciones no fueron escuchadas, siempre fuiste tú quien se negó a creer, a orar y a amar, tu mano era la muerte y tu corazón la vida, ¿pero qué hiciste tú? Arrancarlo de su sitio, ¿Ahora dónde está?, solo perdido en un vacío eterno, resguardado por la oscuridad más macabra y la maldad más horrenda, ahora te toca a ti salir de donde estás, no culpes a los demás de lo que tú has causado, eres un ser inmundo y despreciable, pero te ahogas en tu miseria, en tu rencor, ¿Quién es el que más te odia sino eres tú? Busca tu salida que la luz de un ángel se a marchitado y llenado de la misma melancolía que poseía tu alma entera, ese ángel murió bajo tus alas pero ahora resucita en los brazos de otro, la muerte para ti era lo más bello pues era tu única salida de esa miseria, de esa eternidad a la que se te a condenado a vivir como castigo por traicionar a Dios... No... Por traicionarte a ti mismo y llenarte en la avaricia que pudo tener cualquier ser humano, pero no pudo ser completada sino terminabas por manchar tu alma de más pecados, manchando de sangre inocente tus manos, tu rostro y llenando de vida tu boca, ahora no eres más que un ser despreciable que vaga por esta tierra blanca esperando que le llegue su verdadero castigo eterno después de despreciar a su último ángel, al último regalo de Dios hacia contigo... Este es tu fin pero fue porque tu solo cavaste la tumba en la que ahora serás enterrado, donde ahora por fin serás dormido, un humano puede matar a un monstruo, es cierto, pero un ángel puede limpiar tus pecados y hacerte dormir para la verdadera eternidad en aquel feretro que usas para descansar sólo unas horas, ahora será tu guardián eterno y tu refugio, VIVA EL REY, VIVA DRÁCULA. - musitó aquello con ese tono tan seductor y frío, era triste pero lleno de odio, una dulce chica que se encontraba sentada en la rama de un árbol mirando los bellos jardines de una organización cuyo objetivo era silenciado y alejado.

Los días fluían como agua en un río, tranquilos, armoniosos y apacibles; el cielo se mantenía con aquella cortinilla grisácea que no permitía el paso de un cálido actor que opacara a la hermosa actriz cuyo vestido blanco destacaba en el hermoso escenario nocturno, la orquesta más hermosa, el sonido de los grillos y como crescendo el aullar de bellas creaturas adoloridas, una fresca y tenue brisa como efectos especiales y como espectadores todos los seres atados a aquella hermosa mujer que brillaba entre sus hijos de poco esplendor.

-Los días pasan y la vida se resbala de mis manos, mi humanidad se apaga y mi odio crece- se escucha como un leve murmullo entre los ruidos de la noche, un murmullo cuyo creador estaba adolorido mientras miraba a las lejanías esos hermosos y enormes jardines de la organización más grande de Londres.

Una bella mujer de rubios y pálidos cabellos largos, de mirar taciturno y absorto en su melancolía, con bellos ojos grandes de color carmesí, una piel tan blanca como la porcelana más fina y labios color carmín; se encontraba sentada en la rama de un viejo árbol a pocos metros de una fortaleza impenetrable y resguardada por el mismo rey del inframundo, admitía que era un mal hábito el vigilar a las personas pero ella siempre seguía las órdenes de su amo y señor y no pensaba cuestionar ninguna de ellas, acataría todas y cada una al pie de la letra sin importar que éstas la llevaran a su propia muerte.

La brisa llevaba consigo el aroma de la sangre y de ella se distinguían los más dulces toques de las flores, algo simple que llevaba sus pétalos recorriendo el mundo con tal serenidad, a veces los envidiaba por ser libres de la Luna, aveces envidiaba sentirse viva, a veces extrañaba el calor de un abrazo, el frío del viento o lo dulce de un beso, ahora sólo era un cadáver que debía ser esclava de la oscuridad, amante del horror, debía beber la vida que aún anhelaba, ahora los monstruos a los cuales temía de niña tenían su rostro, porque ahora ella era el miedo, ahora ella era el monstruo. Si bien era cierto que al convertirse en lo que era las cosas se sentían más pero no inspiraban la misma emoción que cuando era humana, porque como todos los seres inmortales ella alguna vez fue una simple mortal, un beso le hacían sentir miles de emociones en un segundo ahora no podía sentir ni el frío del hielo al rozar sus dedos, el dolor ya no existía en su cuerpo, las emociones parecían apagarse y lo odiaba con todas sus fuerzas, quería seguir peleando cuando aún era humana pero ahora ya no había motivo, su única razón de seguir fue el amor y la venganza; pero ahora ni eso podía darle de nuevo lo que deseaba, en ocasiones imaginaba el cómo se sentiría morir y descansar para siempre...podría volver a ser humana sólo por unos segundos pero su vida estaba atada a un ser cuya meta era protegerla, no podía decepcionar a quién la había cuidado desde que se convirtió en lo que más odiaba.

MIS DEMONIOS (AxS) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora