Me veo al espejo y suspiro. Estoy nervioso, asustado, ansioso.
Aún recuerdo aquella vez en que él me ofreció una fotografía. En ese momento pensaba que nunca podría conocer a mi ídolo. En ese momento pensé que no estaba a su altura, que no merecía hablar con él.
Entonces ese video se presentó. Llegó él y mi mundo cambió.
Me enseñó a creer en mi mismo, me hizo ver lo que yo no podía.
Me abrió los ojos para encontrar mi verdadero yo. Me mostró un camino diferente al que me había planteado. Junto a él cree una nueva brecha hacia mi futuro.
Futuro. Aquello incierto. Aquel camino en el que tu tienes las riendas y lo diriges. Me enseñaste como tomarlas, aprendí a tomar decisiones y conseguir mi propio camino.
Miedo. Aquel sentimiento de desconfianza hacia mi mismo. Siempre tuve miedo, miedo a no ser lo suficiente, miedo a defraudar, miedo a que cuando conocieras a mi verdadero yo te alejaras.
Pero ese miedo se disipó con el paso del tiempo. Tu compañía me enseñó a que no estoy sólo. Tu compañía me permitió aferrarme a alguien y no querer soltarlo. Tu compañía me enseñó lo que era amor.
Amor. Al principio mis sentimientos hacia ti los consideraba de una manera sutil, pero que a pesar de ello decidí nombrarlo amor. Amor que cada día crecía más y más. Amor al que me tuve que aferrar con la esperanza de que te quedaras a mi lado. Amor que siento desde hace mucho y seguiré sintiendo.
-Yuri- escucho la voz de Minako. Volteo a verla y me abraza, le devuelvo el abrazo -¡Es hora!
Suspiro de nueva cuenta, me arreglo el traje y salgo de la habitación.
Observo a todos los presentes, mis amigos y familiares acompañándome en este día. Evito ver al frente aún no estoy listo.
-Yuri- su voz, suave y seductora, atrayente. Levanto la vista y lo observo.
Victor, aquel hombre al que amo. Aquel hombre al que decidí aferrarme, porque me enseñó lo que era el amor y las miles de maneras de demostrarlo.
Entonces él me ofrece su mano y la tomo, la sostengo fuertemente.
No aparto la vista de él quien se encuentra sonriéndome, escucho la voz del juez pero no logro entender lo que dice. Me siento atraído por Victor, quien no ha soltado mi mano y no quiero que lo haga nunca.
Entonces siento sus labios sobre los míos, besándome dulce y cariñosamente. Paso mis brazos por su cuello y le correspondo, me acerco a él y me abraza fuertemente.
Se que no puse atención a la ceremonia, se que puede que no recordaré este momento.
Pero aquí y ahora entre sus brazos me siento feliz.
Y deseo que esa felicidad sea para siempre.