capitulo 3 "maldita rutina"

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By: Alejandro Dinosso

Lunes. Odio los malditos lunes. En realidad odio todos los días de la semana. Mi vida se volvió tan rutinaria que apesta.

Entro a la oficina y mi secretaria ya babea por donde piso. No voy a mentir, disfruté mucho con ella cuando estaba aburrido en mi despacho, sabía bien cómo usar su lengua... pero como todas las mujeres que me rodean me aburría.

Las mujeres se me regalan con tanta facilidad que ya me olvidé lo que es tratar de convencerlas para poder robarles un beso o su número telefónico, sin contar que con esto de la agencia de citas endulzarle el oído a una mujer ya me salía natural aunque no necesitaba pintarles pajaritos en el aire para que cayeran a mis pies porque a mis treinta y seis años soy todo un Dios griego, no es que me la crea pero es así.

Haber nacido morocho como mi padre, con los ojos azules como los de mi madre, logró que esa combinación mojara más ropa interior femenina que cualquier ser humano. Y lo que la vida no me regaló el gimnasio sí me lo dio. Así que por ser el "chico lindo", una mujer distinta cada semana estaba entre mis sabanas.

-Hola, Yesica ¿Cómo estás hoy?

Se sonrojó con solo esa pregunta ¿En serio? Se sonrojaba cuando la miraba a los ojos pero cuando tiene mi pija en su boca no lo duda ni se sonroja... todo un misterio la mente femenina.

-Hola, señor Dinosso, bien  ¿y usted?

-Perfecto... ¿Novedades?

Aproveché a dejar el saco sobre su mesa de trabajo mientras me arremangaba la camisa hasta los codos, ella buscaba torpemente unos papeles que tenía que entregarme, sería más  fácil si en vez de mirarme con deseo buscara los papeles.

-Hoy viene su amigo Juan para almorzar y un nuevo cliente viene a las diez de la mañana.

-Ok, ¿Está mi desayuno listo?

Vi que se mordía la uña y bajó la mirada, conocía ese gesto ¿Qué hizo?

-Sí, señor, ya está servido en su escritorio como a usted le gusta. En cuanto llegue el señor Espel le aviso.

-Perfecto, muñeca.
Tomé su mano y la besé, me gustaba esa chica, no solo por sus curvas perfectas y sus tetas grandes, sino porque usaba siempre una crema con esencia a frambuesas y yo… me las como con crema.

Cuando entré a mi oficina un olor a lavanda inundo mis fosas nasales; esta chica amaba el desodorante de ambiente.

Sobre mi escritorio estaba el desayuno, mi café con leche y mis dos tostadas con queso blanco.

Me senté para tomarlo, al levantar la servilleta blanca que estaba sobre la bandeja una tanga negra quedó a la vista, sabía de quien era, la levanté y la olí...definitivamente era de Yesica, olía a ella y a su perfume de vainilla y coco.

Tomé el teléfono y llamé a su interno.

-Cinco minutos.

Y colgué.

Sabía bien lo que quería con eso, ella lo buscó... entró con la mirada agacha, podía sentir lo excitada que estaba y yo era el que provocaba eso en ella.

-Levántate la falda quiero ver si esta tanga que tengo aquí es tuya.

Con timidez de manera lenta para provocarme un poco, fue levantando la falda de su pollera dejándome ver lo perfectamente depilada que estaba, mi pija ya creció y estaba lista para jugar con esa pequeña rubia que le provocó que se excitara.

-Bien, acércate.

Bajó la falda y caminó hasta mi escritorio parándose justo frente a mi mesa.

-Aquí te quiero -y señalé mi costado.

Seguía manteniendo esa actitud sumisa que le gustaba, ella me lo confesó, después de que leyó un libro sobre una sumisa y su amo ella pretendía ser mi sumisa. No tengo muy en claro de que va todo ese mundo de la sumisión, sé que puedes golpearla y demás para darle placer pero yo no lo pienso hacer, no necesito darle golpes para que se excite, es por eso que solo juego con mi tono de voz.

Una vez que se paró a mi lado giré mi silla y le volví a levantar la falda, dejé un húmedo beso en su monte de venus y logré robarle un jadeo ronco.

-Te quiero bajo la mesa del escritorio, quiero que me des un buen sexo oral mientras ordeno mi agenda para lo que resta del día, una vez que acabe quiero que te lo tragues y vayas a trabajar, si fue de mi agrado más tarde serás recompensada y espero que estés lista para mí.

-Sí, amo.

Y no dijo nada más, sólo se acomodó bajo el escritorio y comenzó a jugar conmigo.

¡Dios!

Creo que podría acostumbrarme a esto. Me gustaba eso de mandarla y que ella me obedezca.

De vez en cuando bajaba la mano para presionar su cabeza un poco más, para que se la trague entera como a mí me gustaba, acabé en su boca sin avisarle de que lo haría. Acabé así, fuerte como si hubiera sido mi primer polvo en días, pero no lo era. Anoche estuve con las gemelas y pensé que me habían dejado seco pero Yesica logró sacarme hasta la última gota.

Se levantó, tomó la servilleta de la bandeja, se limpió la comisura del labio, tomó su tanga y salió por la puerta dejándome así de exhausto.

A las horas entró Espel.
Emir Espel para ser más específico, un hombre de unos treinta años con estilo hippie, con barba y el pelo medio largo atado en un rodete mal peinado sobre su cabeza, vestía de manera informal, entró y se sentó, no esperó ni que le pidiera que se sentara. Solo lo hizo y me extendió una carpeta de mala gana.

-Buenos días, señor Espel, soy Alejandro Dinosso.

-Sé quién eres, Dinosso, por eso vine a verte.

Su forma altanera de contestar no me gustaba nada, iba a mandarlo a la mierda si no cambiaba su actitud.

-Lo sé. Sé que sabes que soy un experto en citas

-Un puto...

¿Lo golpeo o no?

Aunque recordando lo que estaba dispuesto a pagar por mis servicios hizo que tragara saliva y continúe.

-Sí, así quiere decirle no me molesta, sé lo que soy y a lo que me dedico, pero usted vino buscando mis servicios ¿No es así?

Se acomodó en la silla y se relajó, pude verlo en su cuerpo.

-Sí, perdón, lo que pasa es que este tema me tiene un poco de mal humor

Tomé la carpeta que me había extendido en un principio y abrí la primera página.

Información sobre la chica con la que tenía que tener una cita estaba escrita en esa página.

Nombre: Reina

Edad: Entre 25 y 30 años

Dirección: ¿?

Número: ¿?

Características importantes: morocha, ojos celestes (en realidad usa lentes de contactos), estilo hípster y GORDA.

¿Gorda? Así resaltado ¿Por qué de esa manera?
Yo no era el típico hombre que discriminaba a una mujer, pero pensándolo bien nunca tuve que conquistar a una gordita.

Preferencias musicales: ¿?

Color, comida y lugar favorito: ¿?

Foto: (una foto en blanco y negro estaba pegada).

Espel no habló, solo observaba como mi rostro iba cambiando por las sorpresas que me llevaba, bajé la carpeta y me tiré sobre el asiento cruzando mis brazos.

-¿Se da cuenta que no tengo casi nada de información?

-Es lo único que sé.

-¿Es una amiga?

-No. Ex novia.

-¿Ex novia?

Sí, es una ex novia, pero yo no quiero que tengas solo una cita con ella... quiero que la conquistes, que la enamores y que le rompas el corazón... estoy dispuesto a pagar lo que sea necesario.

Ok, mi lunes dejó de ser una maldita rutina.

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