capitulo 19 "¿puedo saber qué pasa?

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Esperaba a Pedro sentada en un banquito fuera del recinto que decía "terapia de barro".

Una chica me llamó al teléfono de la habitación para informarme que mi novio había organizado distintas actividades durante el día, que la primera en la lista era ir al recinto donde se realizaba lo que ellos llamaban "terapia de barro" que consistía en meterse en bañeras gigantes cubiertas de barro.
Me explicó que Pedro me esperaría ahí para que ingresemos juntos.
No sé cuánto tiempo paso pero me canse de esperarlo, salí y fui a buscar a un empleado para que me informara si estaba bien los datos que me dieron anteriormente, cuando me ingresa una llamada al celular de un número desconocido, atiendo por el simple hecho de que se cruzó por la cabeza pensar que era Pedro.

-Hola.

-Reina... Soy yo

-¡Pedro! ¿Dónde estás? Te estoy esperando donde me dijiste.

-Yo no te dije nada...

-Bueno, en realidad la empleada me lo dijo.

-No, importa eso ahora, bebé... estoy detenido en la comisaria.

-¿Cómo?

No podía ser, lo había dejado en la habitación hace media hora ¿qué podía haber hecho en ese lapso de tiempo?

-Sí, no sé qué paso, pero ven a pagar la fianza por favor. Tú eres mi llamada.

-Pero no entiendo, ¿dónde estás? Dame la dirección

-Entraron guardias a mi habitación porque alguien denunció que estaba consumiendo drogas y encontraron en mi mochila marihuana ¡porro, Reina! Jamás fume esa mierda.

-Bueno, cálmate, habrá sido un error, dame la dirección así voy.

No entendía que había pasado, estos meses que salimos jamás vi a Pedro ni fumar, ni tomar y mucho menos drogarse. Era más sano que yo en ese sentido. Lo único que me quedaba por suponer era que él trajo marihuana para que fumemos juntos y lo agarraron, porque otra explicación no había.

Caminé por los distintos pasillos que me llevaron hasta ahí, este lugar era un puto laberinto, creo que hasta me perdí porque llegué nuevamente a la recepción.
Buscaba con la mirada a algún empleado para que me explicara qué era lo que había pasado, cuando un ruido casi ensordecedor comenzó a sonar por los alta voces, era tan fuerte que hasta me tapé los oídos tratando de amortiguar el sonido.
No puedo decir el tiempo que duro porque me paralice, todas las puertas del spa comenzaron a cerrarse y la gente ya empezaba a entrar en pánico. Fácil, había unas cien personas en la recepción, era tal el aturdimiento que tenía que no vi que Maximiliano, el empleado que Pedro agredió me estaba hablando a mí.

-Señorita, ¿se acuerda de mí?

-Sí -Dije tan bajo que volví a repetirlo

-Sí, Maximiliano ¿no?

-Sí, pero dígame Maxi.

-Reina, y tutéame ¿puedo saber qué está pasando?

-Se activó el modo de seguridad del spa, pero sospechamos que pronto volverá a la normalidad ¿estás bien? Estás pálida.

-No.

No estaba bien, estaba asustada, no solo porque todos estaban alterados sino que me asustaba el simple hecho de saber que estaba encerrada, no podía salir y eso hacía que entrara en pánico, tanto que comencé  a sudar en frío.

-Cálmate, Reina, lo voy a solucionar.

Me dio un abrazo y un beso en la coronilla para calmarme, no sé si funcionó del todo pero por lo menos logró que vuelva en sí por un tiempo, se alejó unos centímetros de mí y escuchaba como pedía que le prestaran atención y nadie lo hacía.
Había mujeres realmente histéricas gritando, era un caos y eso solo que se cerraron unas puertas, no me quiero imaginar que harían en un incendio.

Caminé hasta donde estaba Maxi para decirle que se suba al mostrador para que lo escucharan y le prestaran atención. Pero aún así nadie lo escuchaba así que hablé yo, bueno en realidad grité.

-¡Gente! Cálmense, por favor están asustando a todos con su actitud, escuchen a mi amigo Maximiliano.

Juntos logramos que escucharan lo que teníamos que decirles, por lo menos nos enteramos que no pasaba nada grave solo una falla en el sistema.
Maxi bajó y me tomó de la mano, me la apretó para darme fuerza creo.

-Reina, a tu amigo se lo llevaron detenido.

-Novio.
No sé por qué se lo aclaré, pero lo hice.

-Disculpa, a tu novio.

-Sí, me llamó para que vaya a buscarlo.

-No vas a poder, nadie puede salir.

-¿Cómo?

-No, no hasta que no se solucione lo de las computadoras.

¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¿Cómo carajos le avisaba a Pedro lo que pasó?

-Tengo ordenes de reacomodar a la gente en las habitaciones voy a tratar de dejarte en una a ti sola, espérame.

-Está bien.

No podía hacer nada, tenía que esperar, por lo menos sabía que Maxi trataría de acomodarme en una habitación para mi sola.


A la media hora Maxi vuelve a acercarse hasta donde estaba.

-Saqué tus cosas de tu antigua habitación, te acomodé en la 207, creo que no van a poner a nadie contigo ya que es una matrimonial y lo puse a tu novio aunque no esté.

Sonrió de manera infantil y se fue, tomé mis maletas y subí.
Ya estaba resignada, nos tocaba esperar que solucionaran todo.
Mientras tanto iba a bañarme, a sacarme la peluca que me picaba por los nervios y a relajarme.

Y en cuanto a Pedro, le tocaba esperar.

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