By: Alejandro Dinosso.
Estaba perdido en la boca de Reina, sus labios eran perfectos, suaves y afilados, respondían a mi beso de manera ideal. Antes de volver a besarla le saqué la peluca que usaba, quería volver a besar a la chica que encontré sentada en la cama, esa chica que yo sabía que era Alexia.
Reina..., Alexia, toda ella se volvió mi perdición, porque maldición, me gustaba y mucho.
La tenía arrinconada entre la pared y mi cuerpo, no quería que se escapara ni que dudara de esto que estábamos haciendo. Quería poseerla de mil maneras, quería hacerle el amor a esta chica, sí, así como escuchan... Quería hacerle el amor, no me la quería coger como a las demás mujeres porque ella era algo más, algo especial.
¿Quién diría que un cliente me iba a presentar a la mujer que me iba a volver loco?
Porque me volvía loco.
No dejaba de pensar en ella, al principio me engañaba diciendo que era por el trabajo, pero no puedo seguir mintiéndome más, Reina provocaba algo más en mí, algo mucho más fuerte.
Dejé de besarla, porque si no paraba ahora, más adelante iba a ser incapaz de hacerlo.
Posé mis dos brazos a cada lado de su cabeza y la miraba directo a la cara. Tenía los labios hinchados, yo era el culpable de que sus labios estén rosados e hinchados. Me causaron una ternura y a la vez una satisfacción enorme. Por un instante me imaginé despertando así cada mañana... Tenía los ojos brillosos, esperaba que sea por el deseo contenido y no porque tuviera ganas de llorar.
Hablé para romper el silencio que no era incómodo porque nuestra respiración entrecortada hablaba por nosotros mismos.
-Tengo una fuerza de voluntad gigante.
Una sonrisa se dibujó en sus preciosos labios.
-Me encanta que tus labios estén hinchados y rojos por mi culpa.
Le di un pico para reafirmar lo que dije.
-Alejandro, deberíamos parar con esto ahora que estamos a tiempo, yo... no soy esto... yo…
Y la callé, no quería escucharla hablar de que esto que sentía en el pecho estaba mal.
-No hablemos del futuro vivamos el presente, te juro que no voy a intentar nada, pero por favor quédate acá conmigo.
Estaba rogándole que se quedara, jamás hice algo parecido por nadie, pero por ella era capaz de cualquier cosa, por ella y sus besos.
-Hasta que se abran las puertas...
Es lo único que dijo, que iba a ser mía hasta que abran las puertas. No te das una idea de lo que dijiste, puede que nos deje encerrados por siempre o por lo menos hasta que acepte que sentía lo mismo que yo o hasta que se enamore de mí.
Asentí con la cabeza y me separé de ella, creo que las palabras sobran.
-Está bien, hagamos lo que tú quieras.
-Es lo mejor...
-Veremos... ¿Qué quieres hacer?
Que proponga ella la actividad, la mía sería tenerla desnuda todo el fin de semana cabalgando sobre mí...
-¿Qué tienes en mente?
-Muchas cosas.
Le guiñé un ojo y una carcajada salió de ella ¿ya dije que era hermosa cuando reía?
Mi celular sonó y ambos miramos con cara de circunstancia, al mirar la pantalla veo que es Fernando.
-Atiendo, solo 5 minutos ¿sí?
-Sí, yo voy a acomodar la cama.
-¿Para qué? Yo quiero desordenarla.
La vi sonrojarse, me acerqué y le deje un beso en la coronilla, caminé hasta el balcón y sali. Hasta eso se cerró pero no me importaba, recreaba un ambiente de falsa intimidad, tenía miedo de que me escuchara hablar.
-Hola.
-¡Hey! Te mandé mensajes y como no respondiste pensé que pasó algo...
-¿Qué puede pasar?
-¿Quedarte encerrado en un spa sin poder salir?
-Qué gracioso... Está todo bien, excelente diría, pero necesito un favor más.
-¿Cuál?
-Los tres días.
-¿Estás loco? Apenas estoy pudiendo mantener el sistema en mis manos...
-Shh deja de quejarte como nenita, solo son tres días ¡vamos, Fer! Sé que puedes.
-Veo que te fue bien, esta noche te la prometo, lo otro no sé.
-Haz lo que puedas, confío en ti.
-Ya, ya... ¡suerte!
Volví a entra a la habitación y Reina estaba parada en la puerta hablando con ese empleado, en menos de dos pasos ya estaba parado posesivamente detrás de ella, si era necesario meraría a su alrededor para marcar territorio, ese borrego tenía que saber que esta chica era mía.
El muy idiota me ignoró completamente, siguió hablando con ella como si nada.
-De verdad puedes venir a la habitación que me dieron, no me molestaría cederte mi cama.
Ok alguien iba a ser golpeado, obviamente dejé que ella respondiera, quería ver que tanto quería quedarse conmigo.
-De verdad, Maxi, te agradezco, pero estoy bien, aparte conozco a Alejandro.
Te lo dijo en la cara, bobo, a ver si te vas...
-Como quieras, Reina, en seguida hago que suban algo para que comas... coman, digo.
-Gracias, Maxi ¿pudieron abrir las puertas?
¿Tantas ganas de irse tenía? No, no pueden al menos que yo quiera.
-Reina... Vida, cuando las abran supongo que nos va a venir a avisar ¿no, Maximiliano?
El chico me miró raro sabía que estaba marcando territorio, los hombres sabemos cuándo sobramos.
-Por supuesto... Te dejo, bueno los dejo, si hay novedades vas a ser la primera en enterarte.
No dejé que respondiera me puse delante, le giñé un ojo y le cerré la puerta en la cara. Estaba tratando de calmar los celos antes de girarme pero Reina no me dejo.
-No deberías tratarlo mal, estaba haciendo su trabajo.
-¿Su trabajo es llevarte a su cama?
Sabía que estaba hablando como un idiota y tomando territorio que no me correspondía pero… No, ya sé, no tengo excusa.
-No, su trabajo es otro ¿pero qué te molesta si es así? ¿No somos nada o sí?
Auch, eso dolió, creo que una patada en los huevos no iba a doler tanto.
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Puedo Conquistarte
RomanceSINOPSIS: ¿Quieres vengarte de alguien? ¿Quieres que alguien le rompa el corazón al chico que rompió el tuyo? ¿Te gustaría que alguien más haga tu trabajo sucio? "Puedo Conquistarte" es tu lugar indicado. Ella se hace llamar Reina, quienes tuviero...