*quiero que me odien durante el fin de semana jaja asi que aca les dejo el mejor capitulo de todos 😁. DISFRUTEN....
Me desperté y Alejandro ya no estaba a mi lado, lo llamé con un grito, pero no hubo respuesta. Supuse que había leído mi carta y decidió irse así, sin despedirse de mí. Me lo merecía por no haber sido sincera desde el principio como tantas veces me lo pidió.
Estaba por levantarme cuando Suertudo saltó a la cama, volví a recostarme y se acomodó entre mis brazos para que le acariciara la cabeza.
-Otra vez solos, Suertudo, pero para vos hay un lado positivo... no vas a tener que compartir tu lado de la cama.
Ronroneo como respuesta. Yo lo observaba con calma, pero mis ojos se empezaron a nublar, las lágrimas empujaban por salir; absorbí por la nariz y respiré profundo. No tenía porque llorar, yo misma busqué esto mintiéndome a alguien que no se lo merecía.
Estaba en pleno lamento cuando veo cómo Ale entra a la habitación con el torso desnudo, luchando para sacarse el cinturón y con una sonrisa nerviosa.
-Hola -dijo.
Y yo dejé de respirar porque el llenaba todo con su presencia, se robaba el mismo aire que respiraba demostrándome que no necesitaba oxigeno para vivir, solo a él.
-¿Ale?
Y sí, hice esa pregunta. Pensé que se había ido, que me había dejado después de leer la carta.
-Sip... el mismo de siempre. ¿Qué pasa?, ¿por qué esa cara?
-Yo... vos ... ¿vos leíste la carta que te dejé sobre la mesa?
-¿Cuál?, ¿esta? -sacó del bolsillo del jeans la carta que yo escribí anoche.
-Sí, esa.
-Nop.
Volvió a guardarla y se desabrochó el vaquero, se deshizo de el de manera provocativa, dejando su cuerpo solo cubierto por un bóxer blanco que no dejaba nada a la imaginación. Ese bóxer blanco marcaba perfectamente la erección que le crecía hacia la derecha.
Siguió mi mirada hasta su entrepierna, se la comenzó a acariciar de manera lenta para que creciera un poco más si aún era posible.
Y yo miraba embobada cómo su mano subía y bajaba lentamente. Trague saliva de manera sonora; ya podía sentir cómo me humedecía justo entre las piernas.
¡Este hombre despertaba solo con mirarme mi apetito sexual!
-¿Venís a ayudarme vos?
-Ale, este... mejor primero...
Y no supe qué más decirle. Gateó sobre la cama hasta callarme con su boca.
Tomó mis manos y las colocó sobre su cuello, una vez que yo me agarré a el, se encargó de bajarme el pantalón junto a la tanga. Lo ayudé levantando la cola de la cama para facilitarle el trabajo. Dejó de besarme y me miró directo a los ojos, me clavó esa mirada azul tan suya.
-Feliz cumple mes mi amor.
Cuando lo terminó de decir, me penetro. Lo sentía duro en mi interior, estaba sin preservativo y las sensaciones se multiplicaron por mil.
De puro placer, apoyé la cabeza en la almohada y cerré los ojos.
El bombeaba de manera lenta, sentía cómo palpitaba dentro mío cada vez que tocaba fondo.
-Me llenas, pequeña... moriría dentro tuyo si pudiera.
Un ronroneo parecido al de Suertudo salió de mi garganta.
Creí que se había ido, creí que había perdido lo que amaba en esta vida, pero aún estaba acá, conmigo, aunque no haya leído la carta. Pero era egoísta, si después de leerla decide irse, por lo menos iba a tener un lindo recuerdo de él.
Se removió para acomodarse y yo exploté en un orgasmo que me recorrió todo el cuerpo y lleno hasta el alma.
-Dame uno más Reina, pero esta vez juntos; quiero acabar dentro tuyo, quiero sellar lo nuestro con nuestros orgasmos.
Y su pedido fue orden para mí, un nuevo orgasmo se estaba formando en mi interior. Intente cerrar las piernas y lo apreté aun más.
-¡Dios... voy...!
-No, todavía no, un poco más -dije entre jadeos-. Solo un poco más.
Bombeaba desesperado tratando de que llegara con él, pero ya sentía como su pene daba pequeñas sacudidas... estaba a punto de acabar sin mí.
-¡Mierda!
Me hizo sonreír ese insulto, pero Alejandro iba salirse con la suya. Me metió su dedo en la boca invitando a que lo chupara, cuando lo hice, lo saco de mi boca y bajo la mano, la puso entre ambos y comenzó a acariciarme el clítoris en círculos.
Provocando que vuelva a sentir ese cosquilleo delicioso previo al orgasmo.
Exploté en espasmos, podía sentir mi humedad y su semen dentro mío y juro que fue la sensación más hermosa que alguna vez sentí. Era la primera vez que lo hacíamos así, que deje que se vaciara dentro de mí. Se acomodó sobre mi pecho, no sin antes dejar un tierno beso en mis labios.
-Solo cinco minutos.
Tomate el tiempo que quieras, pero quédate. Quería decirle eso, pero no, me caye, prefería que leyera lo que escribí. No estaba lista para mirarlo a los ojos y contárselo yo misma... no después de esto.
-Ale -lo moví un poco. Su peso me estaba provocando un calambre.
-Mmmm.
-¡Feliz cumple mes!
Levantó la mirada y me sonrió.
-Vamos a desayunar que nos están esperando.
-¿Quienes?
-Los de la cafetería.
-Ok, pero primero lee lo que te escribí y después vamos.
-Cuando vuelva la leo. Vamos a bañarnos, quiero que veas mi regalo.
-Ale, yo...
-Shhh, vamos, te prometo que la leo después.
Se fue a la ducha, escuché cómo ponía música con su teléfono. Se escuchaba sonar la guitarra y la voz de James Bay.
Sonreí, le había pegado la costumbre de bañarse escuchando música. Me di por vencida, me levanté y fui detrás de él.
Cuando entramos en la cafetería, había pocas personas, alguna que otra pareja, hombres y mujeres solos con laptops, diarios o solo observando la vida pasar por la ventana.
Se acercó a nosotros un camarero.
-Buenos días, su mesa esta preparada afuera como pidió.
-Gracias -contestó y luego me miro-. Está hermosa la mañana como para encerrarnos, ¿no?
Le di un pico como respuesta y salimos.
El aire fresco que corría me puso la piel de gallina, pero era un alivio sentir un poco de aire fresco después de tantos días de calor.
Nos trajeron un desayuno completo, con medialunas, tostados, jugos de frutas, café, Té, todo lo que se puedan imaginar.
Estaba todo muy rico.
En un momento, empieza a sonar por unos parlantes un tema de Franco De Vita "pídeme lo que quieras"; se llamaba la canción y Alejandro se puso de pie cuando un camarero se acercó a nosotros con una bolsa negra en sus manos.
Me la extendió y me dio un discurso que logró, si fuera posible, enamorarme aún más.
-Reina, llegaste a mi vida de repente, como un golpe de aire y ahí me di cuenta que empecé a vivir. Sos todo para mí, y como dice la canción... pídeme lo que tu quieras, no te defraudaré, si no existe me lo Inventaré, más no dejaré que dudes ni un momento de lo que soy capaz, y pídeme la vida y ya veras. Te amo.
Me puse de pie y lo abracé, sequé un par de lágrimas que caprichosas corrían por mi mejilla antes de separarme de su pecho.
-Te amo, Alejandro, pase lo que pase tenes que saber que te amo como jamás amé a nadie.
Nos besamos como dos adolescentes que no saben hacerlo y están explorando el uno con el otro, no hubo lengua ni intentos desesperados por ver quién le robaba el aliento a quién. Solo un beso, que sellaba eso que sentíamos en el pecho.
Sacó de la bolsa una cajita negra.
-No es lo que parece, la propuesta de casamiento la dejo para el año juntos, ¿te parece?
Me reí y abrí la cajita; un anillo con forma de corona resplandecía en su interior. Al sacarlo, me dijo:
-Tiene algo grabado en su interior.
Miré y en letras cursiva tenía grabado: "Reina de mi vida".
Estaba tan emocionada que me temblaban las manos y no podía ponerme sola el anillo, así que Ale tomó mi mano, el anillo y lo deslizo en mi dedo anular.
-Te amo.
Un aplauso exagerado hizo que ambos miráramos de donde venia. Un chico que yo sabía que conocía de algún lado estaba aplaudiendo con una sonrisa burlona en su cara.
Sentí cómo Alejandro se tensaba a mi lado, se separó de mis brazos y caminó de manera amenazadora hasta el chico.
-Tómatela de acá, ahora.
Sonó frio, violento. Jamás escuché algo así.
-¿Por qué, Dinosso?, ¿interrumpo algo? -dijo y esquivó la mirada asesina de Alejandro y la posó en mí-. ¿Ya te olvidaste de mí?
Miles de imágenes se acumularon frente a mi retina, era Emir, uno de mis ex conquistas. Habré cambiado la cara porque dijo...
-Veo que sí te acordaste de quién soy, aunque a mí me costó reconocerte sin ese pelo rubio y el estilo hippy que tanto me gustaba.
-¿Emir?
Fue lo único que pude decir.
-El mismo que viste y calza.
-¿De... de dónde conoces a Alejandro?
-¿A Dinosso? Contale vos -y lo miró-. Quiero ver la cara que pone cuando le digas que yo te Contraté para que la enamoraras. ¡Buen trabajo! Me encantó esa actuación... ¿cuánto de debo?, ¿la mitad de lo que pediste, no?
Tiró sobre la mesa un sobre de papel madera del cual varios billetes asomaron por el impacto. Mi corazón comenzó a acelerarse a más no poder, parecía que hubiera corrido una maratón, pero no era así, ¿qué maratón iba a correr esta gorda? Juro que podía escuchar nuevamente las risas y las burlas de mis compañeros de la escuela, los murmullos que decían que era una tonta por creer que alguien como Alejandro iba a estar enamorado de mí.
La misma sensación de mierda, pero años después.
Esta vez no pude contener las lágrimas que corrían por mis mejillas.
Lo último que vi antes de irme casi corriendo del lugar fue a Alejandro en el suelo, repartiéndose trompadas con Emir.
¿Cómo pude ser tan ingenua?
¿Cómo pude dejar que me lastimaran una vez más?
Lo más triste de todo era que esta vez no tenía la fuerza para salir adelante, no tenía la voluntad de seguir... quería morirme, literalmente.
Me subí al primer taxi que me paró y, como si el tiempo supiera lo mal que me sentía, nubes negras empezaron a nublar el día.
-Señorita, ¿a dónde la llevo?
-No... no lo sé...
Me derribé; lloré con dolor, mi alma se hundió, pude sentir el vacío que dejo en mí. Esta vez no solo engañaron a Alexia, sino que engañaron también a Reina, a la mujer que había creado para que nadie más me lastimara. Perdí mi eje, mi mundo estaba derrumbado una vez más.
-Señorita, ¿esta bien?, ¿la puedo llevar a un hospital?
Negué con la cabeza, me sequé las lágrimas y de mi bolso saqué la tarjeta de la agencia y se la extendí.
-Lléveme a esa dirección.
-Puedo Conquistarte... nunca escuche hablar de ese lugar.
-Y jamás volverá a escucharlo.
Bajé del taxi y abrí la puerta el local, el olor familiar de la agencia inundo mis sentidos. Me dejé caer contra la puerta y lloré a mares.
No sé cómo iba a lograr recuperarme después de esto... no tenía a donde correr esta vez, ni las fuerzas para hacerlo.
Alejandro me destruyó por completo, se volvió mi dulce destrucción como me lo imaginé.
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Puedo Conquistarte
RomantikSINOPSIS: ¿Quieres vengarte de alguien? ¿Quieres que alguien le rompa el corazón al chico que rompió el tuyo? ¿Te gustaría que alguien más haga tu trabajo sucio? "Puedo Conquistarte" es tu lugar indicado. Ella se hace llamar Reina, quienes tuviero...