capitulo 4 " la chica misteriosa"

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By: Alejandro Dinosso

Miraba por la ventana de mi oficina todavía estaba recalculando el pedido de Espel.

Le pedí el triple de lo que le nombré por teléfono pensando que iba a negarse, pero su respuesta me sorprendió aún más

-Quiero verla sufrir, quiero que sienta lo que me hizo sentir. Estoy dispuesto a pagar lo que sea, Dinosso, pero quiero que el trabajo sea bien hecho.

Al escucharlo sabía que estaba en problemas, él estaba obsesionado, con sed de venganza y yo iba a ser un arma para eso.
Pero no solo era eso, no tenía ningún tipo de información de esa chica misteriosa, ni siquiera sabía si en realidad se llamaba Reina o era solo un apodo que utilizó para Espel. No tenía ni idea de su edad solo un promedio de ella que saco él por cálculo.

No lograba entender como no sabía nada en concreto... ¡Salieron por ocho meses joder!

Ocho meses compartió con esa chica.

¿Cómo era posible que salgas con alguien durante tanto tiempo y ni siquiera conocieras su verdadero color de ojos?

Era realmente extraño todo lo que rodeaba su relación.
Según Emir, después de que cortaran o mejor dicho que ella lo dejó cuando él más enamorado estaba no pudo volver a contactar con ella. Trató de llamarla al celular que tenía pero vivía apagado.
Una noche de borrachera juntó coraje y fue a el departamento donde los últimos meses durmió junto a Reina, pero se llevó la gran sorpresa cuando el portero trató de echarlo del frente del edificio diciéndole que no vivía  ninguna chica con ese nombre  y que estaba molestando a los vecinos, este trato de explicarle  que vino varias noches seguidas con su novia a el departamento que se encontraba en el tercer piso, pero el portero le aseguró que trabaja en el turno noche hace más de ocho años y que en el 3B solo vivió una viejita durante mucho tiempo hasta que su nieta se la llevó, solo ella pasaba de vez en cuando a limpiar el lugar, si es que no le entregaba a él mismo la llave para que lo hiciera.

Y es así que la chica misteriosa llegó a su vida tan de repente, que desapareció de la misma manera.

Podía entender lo herido que estaba en su orgullo de hombre, nos duele que nos dejen más de esa manera, pero pedirme que la destruya sentimentalmente era mucho pero por la plata que pagaba...



Juan llegó justo a las doce muy puntual cuando se trata de que le paguen  el almuerzo, si él tenía que pagarlo capaz te dejaba plantado, era así.

Cenamos en el restaurante que estaba a dos calles más abajo de la agencia.

Estaba tan distraído que no me di cuenta de que mi amigo me hablaba hasta que me tiró un pedazo de pan en la cara.

-¡Eh! idiota, hace media hora que te estoy hablando, ¿dónde estás?
Me sacudí el resto de migas de mi camisa y lo miré directo a sus ojos

-Si quieres llamar mi atención, solo tiene que decir mi nombre... y estoy acá.

-Está bien, Dinosso, ¿qué pasa? ¿Un nuevo amor?

-No, para nada.

Se cruzó de brazos y se reclinó sobre la silla. Odiaba esa actitud, esa posición quería decir que no me iba a dejar en paz hasta que no le dijera lo que me pasaba. Juan era peor que una mujer cuando quería saber algo o se le metía una idea en la cabeza.

-Bien, ¡solo escucha y no interrumpas!

-Avianchi...

Cerré los ojos y sacudí la cabeza ¿por dónde empiezo? ¡Vamos por el principio, es lo más lógico!

-Vino a la agencia un nuevo cliente y quiere que conquiste a una chica.

Hice una pausa tragando saliva.

-Continua, no hagas pausas, me pones nervioso.

-Pero es alguien particular...

-¿Es un travesti?

-No, idiota. Ella es diferente a las mujeres que me tocó conquistar o mejor dicho, tener una cita.

-No entiendo, Dinosso, vamos redondeando el asunto.

-Es... gorda... y nada de lo que dicen conocer de ella parece ser cierto, así que solo sé que posiblemente se llame Reina, que tiene unos veintitantos y nada más.

-¿Y el problema sería?

-Ese...

-¿Qué es gorda?

-¡No, estúpido! eso es lo de menos, el problema es que no sé nada, absolutamente nada de ella.

-¡¿Y?!  ¿Te viste?  Eres el tipo que toda mujer quiere, la vas a conquistar y sin ofender pero si es gorda no creo que haya tenido muchos amores.

-Eso me asusta un poco... mi cliente no era nada feo, es más... ella tampoco es fea ¡es bellísima! y eso que vi solo una foto tomada de lejos y en blanco y negro.

-¿Una gorda sexi? ¿De esas que a mí me gustan?

--Sí.

Se sentía bien hablar con Juan a pesar que a veces me ponía nervioso con su manera inmadura de actuar en muchos casos, pero en este fue realmente útil. Calmó a mi león interno.

-Bésame los pies.

-Ni en joda ¿Sigues teniendo hongos?

-Sí, forro, papá pitufo es mi amigo... aunque no te lo merezcas te lo voy a decir...

-Adelante...

-Podemos decirle a Fernando que la investigue. Él puede encontrar a Willy y lo sabes perfectamente.

-Te mereces mi beso, pero te lo doy cuando te afeites la barba.

-No lo haces porque sabes que te puedes enamorar de mí.

Los dos comenzamos a reír cuando el hombre que estaba en la mesa  de adelante de nosotros se aclaró la garganta y frunció el ceño.


Salimos de allí y nos fuimos cada a uno a su casa. No tenía la cabeza en su lugar y mi humor no ayudaba para volver a la oficina, así que Yesica tendría que esperar por su recompensa.
La llamé desde casa para decirle que no iba a ir, que cerrara todo y pasara con un remis por casa a dejar la llave en el buzón, no corté sin antes volverle a repetir que me comunique con Fernando en cuanto pudiera. Él  al no usar celular me arruinaba la existencia.

Estaba en pleno baño cuando suena el teléfono, agradezco mentalmente al arquitecto que dijo que pusiera un teléfono sobre el jacuzzi.

-¿Hable?

-Trolo, soy yo.

-Fernando, tanto tiempo.

-Sí, sí, déjate de habladurías y dame los detalles, me pareció súper interesante lo que me comentó Juan...


Y hablé...  le dije todo y le mandé por E-mail  la única foto que tenía de Reina.


Me acosté en la cama para relajarme y al cerrar los ojos, la imagen de unos ojos azules vino a mi mente.

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