Parte tres: No lo digas

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Parte tres: No lo digas

Desde su pelea en la madrugada que Xiumin y Chen llegaron, se habían distanciado un poco, pero desde el abrazo del que había sido testigo, D.O apenas si le dirigía la palabra.

Kai no entendía nada, estaba como un loco intentando averiguar qué es lo que había hecho mal, con preguntas indirectas y luego muy directas, pero D.O siempre tenía algo que hacer o directamente lo ignoraba.

Kai, que se había acostumbrado a dormir acompañado, ahora encontraba sus noches solitarias o con la compañía de Chen y Xiumin que lo visitaban con muchas frecuencia, sobretodo Xiumin. Eso no ayudaba para nada.

Estaba acostumbrado D.O, a sus cuentas, a como murmura mientras trabaja, a sus lentes tan grandes como sus ojos y su calor. También debía tomar e  cuenta que había estado en abstinencia desde entonces y eso le tenía de malas, de muy malas.

D.O, por su lado se limitaba a observar. Veía cómo Xiumin siempre estaba detrás del chico, queriendo hablar con él en privado, buscándolo para comer o para hacer cualquier cosa, encontrando cualquier excusa para hablarle. Y no podía hacer nada, porque sabía que Kai estaba ayudándolo, pero no entendía por qué tenía que ser precisamente él quien lo hiciera. Es decir, Xiumin tenía a Chen, ¿no?

Y D.O se sentía miserable y cobarde. Todas las noches se llenaba de soledad, melancolía y necesidad. Kai siempre era grosero, pero sus palabras habían sido especialmente hirientes y, para mejorar todo, estaba siendo remplazado.

Sabía que eran los celos los que le hacían ver todas esas cosas, tal vez su mente estaba exagerado todo porque estaba enfermo de las iras de que alguien más tuviera atención de Kai. Era hora de aceptar que definitivamente sí, estaba enamorado de Kai y no podía hacer otra cosa que estar fastidiado, porque le enloquecía no tenerlo cerca cuando por fin había sido capaz de darse cuenta.

* * *

Suho estaba demasiado ocupado buscando una manera de vencer a Kris, que no se daba cuenta de los problemas internos. Como Xiumin parecía bien, prácticamente se olvidó de él. Como Kai y D.O hacían todo lo que debían hacer, no era capaz de captar la tensión y el cambio de actitud entre esos dos. Todo era un caos dentro del mismo grupo, todo estaba mal.

–No te muerdas las uñas, es un feo hábito– Suho alzó la mirada y, en la puerta de su oficina, su novio le miraba con ceño fruncido –Es desagradable.

–¿Lay?

–El mismo que canta y baila– responde con una sonrisa, mirando para todas partes, cerrando las puertas y empezando a cerrar las persianas.

–¿Cómo....? Estás aquí y ¿te dejaron...? ¡Pero Kris...!

–No es como si fuera un maldito prisionero. Me costó salir y los tipos que me siguieron hasta aquí están seguramente cerca. Pero no me importa, si apagamos la luz y cerramos todo no serán capaces de vernos.

–¿Tienes algo que decirme? ¿Te hirieron de alguna forma? ¿Cómo puedo....?– La palabras del líder fueron calladas con un beso francés de lo más intenso.

–No tengo nada que decir, pero tengo mucho que hacer.

Suho abrió los ojos y su boca formó una "o" ante la sorpresa de que una mano llegó hasta el interior de sus bóxers. Lay, sin soltarlo, lo arrastró hasta que consiguió dejar todo oscuro, apagando la luz. Así, sin más, le desabrochó los pantalones y se los bajó de una vez, repitiendo el proceso con los suyos. En dos minutos estaban los dos totalmente desnudos en el frío piso de la oficina. Con las piernas totalmente abiertas, Suho tenía entre ellas a un hambriento Lay que no dejaba un centímetro de piel sin ser besado o acariciado.

Mío (Kaisoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora