Parte dos: Un acuerdo razonable

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Parte dos: Un acuerdo razonable

–Duele.

D.O no se atreve a quejarse propiamente dicho, pero se nota que Kai no tiene mucha experiencia curando heridas a otros que no sea a él mismo.

–Lo sé, no te quejes.– Responde con desinterés y sólo coloca más alcohol en el algodón si mucho cuidado.

–Puedo hacerlo yo, gracias.– D.O hace un ademán de quitarle el botiquín de primeros auxilios, pero Kai es más rápido.

–Mira, suficientemente mal me hizo sentir Suho diciendo que no puedo hacer bien mi trabajo, para que ahora lo hagas también.

–Kai, no tienes que hacer esto por mí.

El cuarto se queda en silencio y Kai tira con rabia todas las cosas que ha usado para curarlo en una caja que ejerce de basurero. Camina por el lugar frustrado y se desacomoda el cabello hasta dejarlo totalmente desarreglado.

–Es mi trabajo, ¿si? ¡Órdenes directas del líder!

–Le diré que lo hiciste muy bien.

D.O se pone de pie, levantándose de la silla donde había estado pacientemente soportando que Kai se haga cargo de él. Está por salir, casi al lado de la puerta, cuando Kai carraspea para llamar su atención.

–Pensé en lo que dijiste... eso de que estoy obsesionado contigo.

D.O gira sobre sus propios talones y encuentra una mirada extraña. Kai no se ve tímido. No se ve si quiera afectado por sus propias palabras, sólo se ve pensativo y termina por verse incluso malvado y burlón.

–¿Y?– se atreve a preguntar, intentando mostrar tanto desinterés y calma como el otro.

–Creo que me di cuenta de algo, ¿sabes? Sí, quiero tocarte.

D.O no disimula y abre los ojos tanto como pueden por el asombro, ¿acaso estaba aceptando la afrenta que le había hecho?

–¿Qué?

–Oh, no te emociones. No confundas lo que intento decir con sentimientos, no pongas tus lindas palabras en mi boca. En realidad, pensé que tal vez si hay algún tipo de interés de mi parte por ti, pero no tienen nada que ver con el cariño o el gusto. Sólo es deseo. Te deseo porque eres... deseable.

–¿Qué intentas decir?– D.O teme que esto sea una broma, una venganza, por las cosas que ha dicho en público.

–Pensé que eras inteligente, ¿no? Bueno, te pondré las cosas fáciles. Estaba pensando en que tal vez, podrías ser como era Minsoo.

Y D.O recuerda al chico mencionado. Pequeño, delgado, débil, con marcadas ojeras en su rostro y sonrisa dulce. Un niño perdido como tantos otros que terminaron en el grupo para tener que comer cada día. Minsoo se había ido con Kris y no lo había vuelto a ver. ¿Quería que sea como él? ¿Por qué? Sumiso, temeroso, débil. D.O no quería verse de esa manera, no quería parecerse a eso.

–¿Y qué era Minsoo exactamente para ti?– Kai se sorprende al escuchar la pregunta, estaba seguro de haber sido claro.

–Tú sabes... nosotros nos acostábamos.

La mandíbula de D.O está por caer al suelo de la impresión. ¿Es en serio? ¿Kai estaba admitiendo que tenía una relación con Minsoo antes de que el grupo se separara?

–¿Minsoo era tu amante?

Una fuerte risotada salió de su garganta sin que pudiera evitarlo. Kai, por primera vez, se veía como el joven despreocupado que debería ser a su edad, pero enseguida esa mueca burlona y esa ceja alzada regresaron a su rostro.

Mío (Kaisoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora