Mío (Kaisoo)

Parte ocho: Olvido

Parte ocho: Olvido

–Te va a dar una fea gripe– Kris prendió un cigarrillo y acomodó su enorme saco impermeable mientras lanzaba a un lado el fósforo y miraba con una sonrisa burlona al chico, soplando el humo de la primera bocanada a su tabaco.

D.O no fue capaz de responder, sólo intentó mirar disimuladamente para todas partes e identificar a los hombres de Kris para saber a donde NO correr. Sus ojos se pasearon por los alrededores, no tenía salida.

–Debí usar algo más abrigado– es lo único que logra decir, sin temblar o dejar ver su miedo. Kris suelta una carcajada con ganas.

–Realmente debiste. Deberías cuidar de tu salud, ya sabes. Recién acabas de recuperarte y retirarte el yeso, no deberías andar por ahí. Tu salud debe ser importante, ¿entiendes?

–S-si– D.O responde por inercia. ¿Qué le importa a Kris si él vive o muere?

–Cubre a nuestro amigo, para que no se siga mojando– Kris le da la orden a uno de sus gorilas mientras pisa el primer cigarrillo y enciende el segundo.

–N-no es necesario– el muchacho se quiere negar, pero en un segundo tiene dos paraguas sobre su cabeza y dos gorilas, uno a cada lado.

–Sabes, Suho te tiene muchas consideraciones porque eres muy inteligente, pero lamentablemente yo sólo te he visto hacer cosas tontas.

–¿Perdón?

–Es decir, se supone que si entraste al grupo y llegaste a ser la mano derecha de Suho es por tu gran habilidad siendo, tú sabes, inteligente. Pero yo sólo te he visto llorando como nena y respondiendo cosas con cinco palabras como antes.

–Suho me está esperando en este momento, estoy seguro que se pondrá furioso si no llego a tiempo. –D.O intenta dar un paso, pero los gorilas a sus lados no se lo permiten.

–¿Qué prefieres, Kyungsoo? ¿que Suho se ponga furioso o que yo lo haga?– Kris sonríe se acerca para acariciar su rostro.

–Contigo sé a que atenerme, yo no quiero ver a Suho furioso, créeme. Y creo que tampoco deberían esperar a que eso pasara.

Kris alza una ceja y hace una mueca. Este chico está demasiado confiando en Suho y su gente. Sabe demasiado y toda esa información almacenada en esa pequeña cabecita sería increíblemente útil.

–¿Oh. si? ¿has visto a Suho furioso? ¿me has visto a mi furioso? Creo que no has visto a ninguno de los dos en nuestra peor etapa, querido. Y te aseguro, por todo el tiempo que conozco a Suho que jamás podría llegar a los puntos que yo ya he sobrepasado. ¿Entiendes?

–¿Y qué piensas hacerme? ¿qué es lo que quieres de mí? ¿Golpearme hasta casi matarme como la última vez?

–Nunca uso el mismo truco dos veces, D.O, nunca. Es por eso que me pareció una maravillosa coincidencia que en este día terrible de lluvia tu andes por ahí descubierto y solo, ¿tú novio te dejó?

–Sí – la respuesta de D.O fue un susurro, que afortunadamente Kris no fue capaz de distinguir más que como un murmuro sin sentido.

–Hagamos un trato justo. Yo quiero que Lay y tú se pongan de mi lado y ustedes quieren regresar a los brazos de sus amados. Si ustedes se quedan, sus amados conservaran sus brazos, ¿qué opinas?

–¿Piensas que voy a aceptar tan fácilmente?– la gran confianza que el chico tenía, empezaba a ser un verdadero problema para Kris.

–¿Acaso no aprecias tu vida?– amenaza de inmediato.