Mío (Kaisoo)

Parte ocho: Sorpresa

Parte ocho: Sorpresa

–¡Pero....!

Lay se acerca con cuidado al lugar donde D.O está apoyado. Kris le ha pedido que le mande unos analgésicos porque tiene dolor, pero no esperaba encontrarse al chico tendido en una esquina, herido, mientras su habitación era un total desastre.

–¿Qué pasó aquí?– Lay quiere ayudarlo, pero sólo recibe una mano que lo rechaza.

–Tu amado jefe hizo esto conmigo, gracias. –A pesar de lo adolorido que está, D.O se pone de pie e intenta alejarse lo más que puede.

–Por favor, no actúes de esta manera– Lay trata nuevamente de ayudarlo, pero el otro lo retira con rabia.

–¿No quieres que actúe de esta manera? ¿quién fue el que me dijo que esta era la mejor opción, eh? ¿quién dijo que Kai iba a estar bien si yo me quedaba por las buenas? Ahora Kai me odia, piensa que soy un maldito traidor y las cosas no han mejorado, sólo han empeorado. ¿Esto también era parte de tu plan? He estado escuchando lo que hablas con Kris ¡El verdadero y único traidor eres tú! Ahora yo estoy atrapado aquí y lo estaré hasta que deje de ser necesario, porque entonces me matarán. ¡Y todo será tu culpa! ¡Voy a morir como Minsoo! Y luego desapareceré en los recuerdos de Kai con resentimiento, como él lo hizo... ¿entiendes? ¡Todo esto es tu culpa! Cada abuso... cada... cosa... que Kris me hizo, me hace o me hará... todo será tu culpa. Espero que puedas vivir con eso en tu conciencia.

Lay quiere llorar. Hay tantas cosas que D.O no puede saber, porque decirlas le va a poner en peligro. Cualquier cosa positiva o negativa que salga de su boca va a poner al chico en riesgo, así que es mejor no meterse en sus pensamientos, así lo odie, para poder ayudarlo.

–Yo...

–No quiero escuchar. No quiero verte. No quiero saber nada de ti. No sé tampoco porqué viniste y sinceramente no me interesa. Por favor, retírate o juro que voy...

D.O no sabe qué decir para amenazarlo, así que mejor se queda callado. No tiene mucho que decir. Lo único que necesita es dormir. Lay deja las pastillas en un lugar visible y la botella de agua que ha traído consigo. Piensa en tal vez ayudarlo en contra de su voluntad, pero no tiene sentido, así que cierra la puerta y se dispone a irse.

Está en camino a su habitación, pero en el largo pasillo puede ver una alta figura apoyada contra su puerta.

Kris.

No es como si hubiera muchas personas de esa talla caminando por la vida en los barrios bajos de Seúl. Lay está asombrado que Kris y su grupo hayan sido capaces de arreglar el lugar con tantos lujos. Todo grita "costoso" en cada pared, en cada detalle. Al parecer a Kris le encanta ostentar, Suho es más cauteloso y no le gusta demostrar el dinero que tienen, para no tentar a nadie a querer quitárselo.

Y hay una gran diferencia entre los líderes. Mientras Kris ostenta y los llena de absurdos e innecesarios lujos, Suho cubre todas sus necesidades y vela por su seguridad. A simple vista, pareciera que Kris trata mejor a su gente, por como se ven, hasta que con el tiempo, se puede notar que no le importa si viven o mueren, Suho no les llena de oro, pero nunca les falta comida o un techo sobre su cabeza, educación y confianza.

–¿Qué te trae por aquí?– Lay saca la llave de su cuarto, pero Kris alza su índice y lo mueve para indicarle que no debería estar haciendo eso.

–Vine a hacer una visita personal.

–¿Qué necesitas ahora? ¿a quién más quieres que te ayude a arruinar?– la salida inesperada de Lay casi sorprende a Kris, pero desde hace un tiempo ya que pocas son las cosas que logran llamar realmente su atención.