Oscuro, pero solo tenia una puerta, todos los tributos fueron pasando poco a poco.
- Willow Everdeen y Thomas Lincard. - Dice la voz de una maquina. El y yo avanzamos hasta llegar a la puerta, cuando la abrimos estan dos sillas de cuero, que te sostienen la espalda y las piernas, una mesita que tiene varios líquidos.
Habian 12 colores, uno gris, verde, azul, negro, rosado, lila, blanco, azul oscuro, verde fosforecente, Rosado palido, amarillo y marron.
- Sientense. - Dice una maquina. Thomas se sienta en su silla y yo la mia.
- Tomen del liquido negro. - Dijo la maquina de nuevo.
Yo lo sostuve y mire a Thomas el asintio tomandoselo y se recoso en la silla, de repente empezo a temblar, yo no queria ver eso, asi que me tome el vaso con el liquido, me senti marada y recoste mi cabeza en la silla.
Desperte a la media hora creo, siento mi cabeza pesada y siento nausas, busco comodidad en la silla para sentarme y abrir los ojos, cuando por fin lo hago esta Anabell en frente de mi, mi pecho se infla .
- Calma pequeño monstruo, te estaba despertando, es hora de que te largues a tu entrenamiento. - Me dijo.
No se si odiarla por decirme eso o sentirme agradecida de que no me hizo quedarme mas tiempo con ella, cuando salgo de la habitacion estaba Thomas que estaba inpaciente.
- ¿Que sucedio? - Me pregunto...
- ¿Que sucedio? Sucedio que me dejaste encerrada y dormida con una loca. - Le dije.
- No, ella me saco del salon, ¿no te sientes rara? - me pregunto.
- Claro que nos sentimos raros Thomas, acaban de reviser todos nuestros miedos con solo tomarnos una sustacia rara. - Le dije.
Le señale con la mano para que fueramos caminando hacia donde iba una chica del distrito 6. Luego de diversos pasillos y curvas, por fin llegamos a lo que parecia el salon de entrenamiento, cuando llegue a lo que eran unas rejas negras, estas se abrieron y ahi estaban diferentes tributos esperando nuestra llegada, eramos los ultimos que estaban ahi.
Cuando nos acomodamos alrededor de los tributos, una señora de pelo negro empieza a hablar.
- Ahora que los septuagésimos sextos juegos del hambre se realizaran, tendrán que olvidar lo que fueron los juegos originales, estos no serán juegos, sera masacre. Muchos de ustedes se enfrentaran a muertes naturales, muertes causadas por mutaciones que a lo mejor no haya, pero no estamos seguros. Tambien pueden morir por plantas venenosas y por frio, todo lo que aprenderan aqui seran por ustedes mismos, antes entrenabamos a los tributos, pero eso no nos conviene, asi que ustedes crean su utina y sus mentores no podran ayudarlos. Felices Juegos Del Hambre y que la suerte este siempre de su lado. - Dijo ella.
- No puedo creer que nos hagan esto - Dijo Mike al lado de mi.
- Tranquilo aliado, estaras muerto en tiempo de dias. - Le dije virando los ojos.
- Que romantica y sutil eres Willow. - Me dijo tocando mi hombro.
- Suelo ser arrogante. - Le dije.
Luego de esa pequeña charla, camine hacia los arcos y las flechas, si el fuerte de mi mama era esto, ¿Por que no seria el mio?, no hay nadie practicando aqui, asi que sostuve un arco y una flecha que parecia ser de oro y pesada.
Como estoy bajo techo, no tengo de que manera de saber como esta el viento, pero sin pensar sobre eso alzo el arco y coloco la flecha en su lugar, dejando que la punta trasera toque mis labios la suelto, esa va directo hacia el objetivo, lastimosamente no llega lo suficientemente lejos y cae al piso antes de llegar.
Volteo mi cabeza y veo a Angie reirse de mi, tratare de ignorarla por que no puedo explotar, mi explocion tiene que ser en la arena, no aqui. Sostengo otra flecha y al momento de lanzar, siento unas manos gruesas.
- ¿Necesitas ayuda? - Me dijo.
- No, Mike, vete. - Le dije con paciencia pero el insistio, hasta que por fin pudo quedarse.
Entonces sostuvo mis brazos con mas fuerza apunto hacia el objetivo y me solto.
- Lanza desde ahi. - Me dijo, cuando suelto la flecha, va a una velocidad sorprendente, y justamente da en el estomago del objetivo.
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Willow Mellark
Teen FictionDespués de que la guerra acabó en Panem. Hubo una década de paz. Sin más Juegos, sin más muertes a sangre fría. Todos pensaban que ya todo estaría bien. Pero la presidenta Paylor, enfermo y su sucesora, la mismísima nieta de el ex presidente Snow. D...