TAN LEJOS Y TAN CERCA... SIEMPRE

Capítulo 2

Inés le dedicó una mirada furiosa a Victoriano, no le gustaba para nada que él se expresara así de Emiliano, no era justo porque ese muchacho siempre había sido un joven educado y responsable, respetaba a Victoriano y a todos en la casa. Incluso podría decirse que le tenia miedo al patrón, pero había algo que Victoriano odiaba de Emiliano, bueno dos cosas, una, que pretendiera a su hija menor Constanza, y la otra razón era sencilla, era hijo de Loreto y eso era suficiente para que Victoriano descargara toda su furia en contra de él.

—Señor, le voy a pedir que no hable así de mi hijo, el no es un bueno para nada, además ni siquiera sabemos que fue lo que pasó, no saque conclusiones a la ligera por favor. —le habló con respeto porque Jacinta estaba presente y no quería hacer las cosas peores pero la mirada furiosa que le dedicó le dijo todo, ya hablaría con él después —¿Jacinta que fue lo que pasó con mi hijo?

—Se cayó de un caballo señito, y se lastimo un brazo.

—¿Qué? ¿Pero está bien, donde está?

—Está en la cocina, otro de los peones lo ayudó a entrar, Emiliano dice que no es nada pero no soporta el dolor en el brazo, segurito que se lo fracturó.

—Que llamen a un doctor Jacinta, voy con él a la cocina.

Jacinta salió y cuando ella iba a hacer lo mismo Victoriano le habló.

—Inés, si quieren pueden llamar al medico de la familia, el del pueblo va a tardar en venir o sino les pedirá que vayan al dispensario del pueblo mas tarde y tardaría mas el proceso.

—No lo entiendo señor, primero insulta a mi hijo y ahora pretende ayudarlo...

—Solo estoy tratando de ser cordial contigo Inés, pero allá tú.

Inés lo miró como si tuviera dos cabezas, confundida trató de entender a ese hombre, sus cambios de humor la desconcertaban a veces, un día la trataba cordial y hasta algo amable y al otro le gritaba y ofendía a su hijo. Cada vez le costaba mas trabajo comprenderlo…

*Rancho Las Dianas*
*Cocina*

—¿Emiliano mi amor, que te pasó, estás bien? —entró apurada y se acercó a su hijo.

—Sí ma, no pasó nada, solo me lastimé un poco

Inés le tocó el brazo y él gimió del dolor.

—Ahhh…

—Debes tenerlo fracturado, mira como se te ha puesto… ¿Jacinta llamaste al médico?

—Sí doñita pero no está disponible en este momento, me dijeron que pasaran por el hospital del pueblo mas tarde.

—No puede ser, llama al médico de la familia Jacinta y pídele que venga

—Sí doña Inesita.

—No mamá, ¿como se te ocurre? El patrón se pondrá furioso, no quiero que te busques problemas, yo estoy bien, más tarde iré al hospital del pueblo.

—No te preocupes Emiliano, él mismo me dijo que podía llamarlo.

—¿Qué? Pero si él me odia, no creo que le interese si se me fractura el brazo o si me lo rompo en tres pedazos, tu sabes que no me soporta.

—No digas eso hijo...

—Es la verdad mamá, no sé porque pero siempre me ha detestado, solo me tolera por ti, porque tu me defiendes.

—Y siempre lo haré, de él y de quien sea mi amor… te adoro y lo sabes y tu tranquilo que el señor Victoriano no te va a decir nada, y el médico te va a atender, yo me encargo de todo.