Capítulo 21

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Ya Inés se encontraba recostada en la camilla lista para que le realizaran el ultrasonido, cuando sintió que el doctor aplicaba el gel frio en su vientre sonrió y miró a Victoriano, si sus hijitos lo permitían por fin sabrían el sexo de ambos.

—Veamos si hoy se ponen cooperadores estos dos traviesos, llevan jugando con nosotros bastante tiempo ya. —comentaba el médico mientras movía el aparato con gel sobre la panza de Inés.

—Desde ya están haciendo de las suyas, lo que nos espera mi morenita.

—Sí mi amor, parece que serán muy traviesos.

Él depositaba un tierno beso en sus labios.

—Y entonces doctor, ¿ve algo? —preguntó Victoriano mirando al doctor quien seguía haciendo su trabajo.

—Parece que hoy sí se van a dejar ver; aquí tenemos a uno. —señaló algo en la pantalla.

—¿Y que es?

—Miren, es una niña.

Inés sonrió al mirar el monitor y Victoriano abrió la boca en asombro aunque también sonreía.

—¿Mas niñas? ¿Entonces son gemelas? ¿Dios mío pero cuantas viejas voy a tener en mi vida?

—Victoriano. —lo regañaba ella.

—No he dicho que sean dos niñas señor Santos, estoy tratando de ver el otro, parece que siguen jugando con nosotros ya que uno se esconde detrás del otro.

—Búsquele bien doctor, ahí debe estar mi machito.

Inés negaba con la cabeza con expresión divertida, esa obsesión de Victoriano con tener un niño era cosa del otro mundo.

—Veo algo.

—¿Qué ve doctor? ¿Es otra niña verdad? —preguntó Inés para molestar a Victoriano, se empezó a reír cuando vio la cara que él puso.

—No Inés… es un niño, ahora sí se ve clarito. Tendrán una niña y un niño. Felicidades. —marcaba algo en la pantalla y con una flecha señalaba al varoncito, el cual a decir verdad se veia muy clarito, no daba lugar a dudas.

—Se los dije que ahí estaba mi machito. —dijo Victoriano con una amplia sonrisa. —Ahora tendremos la parejita mi amor.

Inés sonreía con lagrimas de felicidad en los ojos.

—Yo los dejo un momento solos. —el médico se retiró.

—Estoy muy feliz Victoriano, yo siempre sentí que era la parejita.

—Yo pensaba que eran dos varoncitos, pero sabes algo, estoy contento de tener una niña contigo, es cierto que ya tengo tres hijas pero contigo ninguna y la verdad me parece increíble la idea de tener una amazona igual de bella que tú, con tus ojos, tu sonrisa.

—¿De verdad? —ella se incorporaba y él se acercaba para besarla.

—Claro que sí mi amor, estoy muy feliz, y aunque hubieran sido dos niñas igual hubiera estado contento porque son hijos tuyos y míos y no importa su sexo, sino que son fruto de nuestro amor y para mí eso es lo mas importante.

—Te amo Victoriano. —lo besaba.

—Y yo a ti morenita. —se agachaba para besar su panza. —Y a ustedes también, a mi machito que va a aprender a montar antes que a caminar, y a mi amazona que no la voy a dejar tener novio mínimo hasta los treinta años.

Inés se reía.

—Que exagerado.

—Exagerado no, imagínate que salga igual de hermosa que tú, todos van a querer con ella y tu sabes lo celoso que yo soy como papá.

TAN LEJOS Y TAN CERCA... SIEMPREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora