Capítulo 12

4.9K 203 5
                                    


Victoriano cargó a Inés en brazos. En ese momento llegó Diana en su choche y Constanza salía de la casa. Tan pronto vieron a su papá con su nana así, se acercaron rápidamente.

—Papá, ¿qué le pasó a mi nana? —cuestionó Diana preocupada.

—No lo sé, estábamos hablando, ella estaba un poco alterada porque Emiliano se fue de la casa y de repente se desmayó en mis brazos. —decía entrando con ella a la casa. La llevaba hasta su habitación, las chicas lo seguían.

—¿Emi se fue? Ay Dios de seguro mi nanny se desmayó de la impresión. Voy por alcohol daddy.

—Sí y llamen al médico por favor. —la había recostado en la cama, ahora en silencio acariciaba su cabeza delicadamente, Diana lo miraba intrigada, como analizándolo.

—¿Mi nana es muy importante para ti papá?

—Lo es para todos ¿no? —respondió sin dejar de mirar a su morenita, preocupado de lo que pudiera estar pasándole. Lejos estaba de saber el motivo de aquel desmayo.

—Pues sí, pero no refería a todos en general, me refiero a ti, mi nana siempre ha sido tu confidente, tu compañera. ¿La quieres papá?

Victoriano alternó su mirada entre Inés y su hija mayor Diana… ¿qué contestarle? Quererla era poco, adoraba a esa mujer con toda su alma, era todo para él, no sabia como podría vivir si algún día no la tenía a su lado.

Iba a decirle la verdad a Diana, dejarse de secretos de una vez por todas, pero en ese momento entró Connie interrumpiéndolos, para bien o para mal.

—Aquí está el alcohol daddy. —le entregó el frasco y un pañuelito.

El olor del alcohol cerca de su nariz causó  que ella comenzara a despertar. Abrió los ojos y vio a sus niñas y a Victoriano frente a ella.

—Connie, ¿llamaste al médico? —preguntó Victoriano todavía preocupado.

—No hace falta Victoriano. —dijo Inés con la voz un poco débil.

—Nana, como de que no, te acabas de desmayar.

Ella se incorporó lentamente todavía mareada.

—No quiero que llamen a un médico. —pensando en que ella ya sabía la razón de todos sus malestares y quería ser ella misma quien diera la noticia y no un doctor y por supuesto Victoriano debería ser el primero en enterarse. —Me desmayé por la impresión, mi hijo se fue y ni siquiera se despidió, yo necesito buscarlo. —sus ojos comenzaban a llenarse de lagrimas nuevamente.

Victoriano sin poder evitarlo la estrechó en sus brazos, sin importarle que estuvieran sus hijas allí sobretodo Diana que no sabía nada todavía. La abrazó con fuerza y besó su cabeza varias veces.

—Tranquila por favor, no quiero que vuelvas a ponerte mal. —la miraba a los ojos. —Constanza, Diana vayan a prepararle un té a Inés, lo necesita.

Las jóvenes se miraron entre si, la primera sabía que su papá lo que quería era quedarse a solas con su nana para consolarla como lo que eran, una pareja. La segunda no estaba segura de nada pero no era difícil sospecharlo.

—Mi amor. —le besó los labios cuando estuvieron solos. —Me angustié mucho cuando te desvaneciste en mis brazos, no sé que haría si algo malo te pasara. Pienso que deberíamos llamar al médico para verificar que todo esté bien.

Ella sonrió aun entre lagrimas, todo estaba bien a pesar de los problemas, pues una vida fruto del amor se formaba en su interior, una nueva esperanza para ambos crecía dentro de ella.

TAN LEJOS Y TAN CERCA... SIEMPREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora