Capítulo 24

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Aterrado corrió rápidamente rodeando la zona de la cascada, necesitaba llegar a donde se encontraba Inés lo mas rápido posible, tenía que impedir que ese desgraciado se saliera con la suya y le hiciera daño.

Sus hijos lo siguieron sintiendo el mismo terror al ver que ella y a sus hermanitos corrían peligro.
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Arriba en el borde de aquel precipicio Inés luchaba contra Loreto tratando de zafarse de él, se había vuelto completamente loco.

—¿Qué es lo que te pasa Loreto? Suéltame, déjame ir, ¿qué es lo qué pretendes? Dices amarme pero me quieres matar… —lloraba llena de miedo, temía por su vida y la de sus bebés, estaba aterrada de verse tan cerca de la muerte y lo único que podía pensar era en su familia, en Victoriano, en el sufrimiento de sus hijos.

—Sí, te amo Inesita, pero no soporto la idea de que ames a Victoriano y desees ser feliz con él. Por eso sino eres mía, no quiero que seas de nadie. —la acercaba mas al borde. —Pero sabes algo, yo me voy a ir contigo… moriremos juntos.

Ella negó con la cabeza sintiendo como su cuerpo se tensaba, uno de sus pies estaba prácticamente en el aire y se sostenía de la camisa de Loreto, estaba a punto de caer y ya no sabía que hacer.

—Por favor Loreto, te lo suplico, no hagas esto… piensa en tu hijo, Emiliano va a sufrir demasiado si lo haces.

—Va a sufrir por ti… yo no le intereso, él me odia.

—Tú te has ganado su desprecio con tus acciones. Pero no lo hagas peor… si dices querer a tu hijo y quererme a mí por favor detén esta locura. —su pie seguía resbalándosele del borde, se moría de miedo.

En ese momento vio como Victoriano se acercaba seguido de sus hijos.

—Victoriano mi amor… —sus ojos estaban inundados de lagrimas.

—Déjala infeliz. —le apuntó con un arma.

—Pero miren a quien tenemos aquí… Victoriano Santos, esto va a ser mucho mejor de lo que pensé porque ahora vas a poder ver como Inés y yo nos vamos juntos a la otra vida.

Los jóvenes temblaron, Loreto parecía un loco maniático, temían que lograra su cometido, estaban demasiado cerca del precipicio.

—Loreto arreglemos esto como hombres, ven conmigo, déjala ir, no le hagas daño, ¿o es que acaso vas a ser un cobarde toda tu vida?

—Me importa muy poco lo que digas Victoriano… lo único que yo quiero es estar con Inés, y si no es en esta vida, será en la otra.

Victoriano intentó acercarse pero al hacerlo Loreto hizo mas presión en los brazos de Inés con claras intenciones de aventarla al vacío. Vio como su morenita lloraba aterrada y se llenó de rabia… sentía impotencia, quería terminar de acercarse y salvarla o simplemente dispararle a ese infeliz y matarlo, pero un paso en falso e Inés también moriría al caer por allí.

—Loreto… pa… papá, no hagas esto, no puedo creer que haya tanta maldad en tu alma como para matarla, como para terminar de destrozarme la vida. —le decía Emiliano. —Haz algo bueno por una vez en la vida y déjanos en paz.

—Mi hijo… si al menos tú me hubieses querido, sino te hubieras dejado influenciar por todos, por tu madre, por el maldito Victoriano…

—A mi nadie me influenció, fueron tus actos los que me hicieron darme cuenta de la clase de hombre que eres.

—No se preocupen, yo no volveré a molestarlos jamás… sólo quiero irme para siempre con Inés… —volteaba a verla. —Yo te amo Inesita…

TAN LEJOS Y TAN CERCA... SIEMPREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora