Inés volvió a cerrar los ojos y seguidamente los abrió, repitió el proceso varias veces pestañando, como asegurándose de que lo que tenía frente a ella era real. Con miedo y la voz entrecortada se atrevió a hablar.
—¿Estoy soñando? —miraba a Victoriano, bueno para ella todavía parecía una ilusión.
Él sonrió acariciando su rostro tan delicado, marcando sus facciones, grabando en su memoria todo de ella.
—No mi morenita, estoy aquí. —le dijo acariciando su cabello con dulzura, como solía hacerlo en las noches antes de que ella se quedara dormida.
Inés se incorporó lentamente y sonrió con los ojos nublados por las lagrimas.
—Estas aquí… —su voz fue un susurro apenas audible. —Regresaste…
Y no pasó mucho tiempo para que ella se lanzara a sus brazos y lo abrazara con fuerza como si la vida se le fuera en ello. Se apretó contra él aspirando su aroma, sintiendo el calor que emanaba su cuerpo.
Era real, lo mas real que había vivido.
—Mi morenita, me hiciste tanta falta. —él también la estrechaba con fuerza como si quisiera hacerla parte de su propio cuerpo.
—Yo sentí que me moría sin ti Victoriano… —las lagrimas bajaban en cascada por sus mejillas, pero esta vez no eran de tristeza, mas bien de alivio, de felicidad porque él estaba de vuelta.
—Pero ya estoy aquí con ustedes mi amor. —le acariciaba el vientre, ella seguía prendida a su cuello, no quería soltarlo.
Se despegó un momento para mirarlo. Sonrió ampliamente acariciando su rostro, todavía golpeado por la pelea que había tenido en la cárcel, lo tocó delicadamente comprobando una vez mas que aquello era real, que lo tenía de vuelta.
—¿Cómo fue que saliste? ¿Por qué te dejaron libre?
—El abogado consiguió que el testigo declarara nuevamente, nuestro intención era que hubiera una contradicción en su declaración y reabrieran el caso pero nos fue mejor de lo que esperábamos. El testigo declaró que la noche en la que Vicente murió había otra persona en la hacienda y fue quien lo mató.
—¿Quién fue?
—Su propia madre, Doña Bernarda, y pues dijo también que ella lo había chantajeado para que me acusara a mi y mintiera en su declaración, pero como confesó todo, fueron a detenerla y a mi me dejaron en libertad porque soy inocente.
Inés volvió abrazarlo enterrando su cabeza en ese ancho pecho que tanto extrañaba.
—Yo siempre supe que eras inocente y que ibas a volver. Pero sabes, estaba tan angustiada y deprimida, llegué a pensar que pasaríamos mucho mas tiempo alejados. Estos días se me hicieron eternos, me estaba muriendo de dolor por no tenerte.
El la despegó para acariciarla en la cara y secar sus lagrimas. La besó en cada centímetro de su rostro causándole cosquillas con su bigote. Ella sonrió como hacia días no lograba hacerlo.
—Me dijeron los muchachos que te pusiste mal, que el médico tuvo que venir.
—Sí, es que no me he sentido bien en estos días, estaba tan deprimida y con tanto estrés y creo que mi cuerpo no lo resistió mas, pero ahora que estás aquí yo voy a estar bien.
—Sí Inés ya yo estoy aquí pero eso no quita que tienes que cuidarte mucho, nuestros bebés deben estar tranquilos, tantos problemas no te hacen bien, además debes guardar reposo. Ahora que yo estoy de nuevo en casa me voy a encargar de cuidarte y de asegurarme que descanses y te alimentes bien. No podría soportar si a nuestros hijitos les pasara algo.
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TAN LEJOS Y TAN CERCA... SIEMPRE
FanfictionVictoriano Santos e Inés Huerta se aman a pesar del tiempo que han vivido sin poder estar juntos. Se separaron hace años por culpa de la maldad de Loreto Guzmán, pero aun así se siguen amando como el primer día. Hoy les toca luchar por ese amor en c...