Capítulo 6

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Se detuvieron rápidamente nerviosos como si fueran un par de chiquillos descubiertos en una travesura. Pero aquello que estaban a punto de hacer no tenía nada de infantil. La puerta volvió a sonar, el golpeteó no cesaba y la joven voz tampoco.

—Nanita soy yo Constanza. ¿Ya te acostaste?

—No hables. —dijo Victoriano susurrando muy cerca de su rostro, habían cortado el beso pero seguían recostados en la cama. —Si cree que estás dormida se irá.

—No Victoriano, Connie es capaz de entrar, tengo que abrirle, ve a esconderte al baño por favor. —lo empujó obligándolo a levantarse de la cama.

—Pero…

—Por Dios, hazlo, Constanza no puede verte aquí a esta hora.

Ambos respiraban agitados producto de la excitación y de la interrupción tan abrupta, Inés lo empujó hasta el baño y cerró la puerta, se acomodó un poco el cabello y su bata a medio quitar y abrió la puerta intentando relajarse.

—Buenas noches mi niña, pasa.

—Perdón nanny, ¿estabas dormida? Es que como te tardaste en abrir. —besó la mejilla de su nana e ingresó a la habitación. —No quería molestarte.

—No me molestas mi vida, estaba preparándome para dormir y me recosté un momento y me quedé media dormida, es que he tenido un día muy pesado.

—Ah, ¿pero estas bien? Te veo como nerviosa. —comentó viendo como su nana hablaba distraída como si su mente estuviera en otra parte.

—No mi amor, no me pasa nada, en realidad es por Emiliano que estoy así un poco tensa.

—Nana de eso venía a preguntarte, ¿pudiste hablar con él, te dijo por qué llegó tan molesto y se encerró en su habitación?

—Ay mi niña es que mi hijo también tuvo un día muy difícil, se enteró de algo muy serio y bueno está procesando la información pero yo mejor voy a dejar que él te cuente, estoy segura que va a querer desahogarse contigo.

—Y yo voy a estar ahí para escucharlo nana.

—Lo sé mi amor. Él va estar bien, tú no te preocupes. —bostezó fingiendo tener sueño.

Connie captó el mensaje.

—Bueno nanny, me quedo mas tranquila sabiendo que hablaste con Emi y que va a estar bien. Te dejo para que descanses, se ve que estas muy cansadita. Te quiero. —la abrazó y se dirigió a la puerta

—Y yo a ti mi niña. —le sonrió y la acompañó hasta la puerta. Se aseguró de verla perderse en el pasillo antes de cerrar.

Resopló soltando todo el aire contenido y se acercó a la puerta del baño y la abrió.

—Ya Connie se fue, puedes salir Victoriano. —caminó alejándose de él.

—Inés yo… —no pudo seguir porque ella lo interrumpió.

—No, no digas nada, lo mejor es que te vayas de aquí ahora mismo. —le daba la espalda.

—Pero tenemos que hablar.

—No Victoriano, no quiero hablarlo. ¿Te das cuenta de lo que hubiera pasado si Connie te descubría aquí, o peor aun, lo que hubiera sucedido entre nosotros si ella no llegaba? —lo miró.

—Hubiéramos…

—Hubiéramos cometido un gran error. Estuvimos a punto de… —señaló la cama evitando decirlo. —De hacer algo que está muy mal porque tu esposa está allá arriba en tu habitación, tus hijas también están en esta casa, yo soy tu empleada nada mas.

TAN LEJOS Y TAN CERCA... SIEMPREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora