Capítulo 20

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Alejandro se quedó en silencio sintiendo como su corazón se desbocaba luego de escuchar las palabras de Inés. La miró con los ojos muy abiertos y negó con la cabeza sin poder creer lo que había escuchado.

¿Mi… mi madre? —peguntó con la voz convertida en un hilo. —¿Por qué dice eso? A mí mis padres me abandonaron en Guadalajara y se fueron lejos…

Esta vez fue Inés quien sacudió la cabeza en negación.

—No… eso fue lo que Loreto siempre te hizo creer, pero tus padres… tú madre nunca te abandonó, en realidad te arrancaron de su lado. Te quitaron la oportunidad de criarte con ella… de criarte conmigo, porque yo soy tú mamá Alejandro.

Ambos dejaban caer un sinfín de lagrimas, las de Inés eran de alivio al dejar salir ese amor de madre que no pudo darle a ese primer hijo, las de Alejandro eran de sorpresa, de incredulidad, de negación.

—No puedo creer lo que me dice… yo… yo no entiendo. —y no era que no lo creyera, era que no comprendía, estaba confundido, la cabeza le daba vueltas, él siempre creyó en las palabras de Loreto cuando le repetía una y otra vez que sus padres lo habían abandonado porque no lo querían y se habían del país.

—Mira yo sé que esto es algo muy difícil de creer o de entender pero déjame explicarte.

Alejandro sollozó y asintió en silencio todavía procesando lo que ocurría.

—Yo tuve un hijo hace muchos años, los años que tú tienes, me hicieron creer entre el médico y Loreto que esa criatura había muerto y lo creí por años hasta hace poco que el mismo Loreto me hizo dudarlo e investigando me enteré que había sido todo una mentira, que ese hijo estaba vivo y que él me lo había arrebatado. —se secaba las lagrimas que le bajaban por el rostro.

—¿Y como supo que yo… o por qué cree que yo…? —no pudo formular por completo ninguna pregunta, simplemente todavía estaba en una especie de shock.

—Por la misma razón que tú te interpusiste entre esa bala y yo… por el llamado de la sangre. Al igual que tú sentiste esa necesidad de protegerme sin entender porqué, yo sentí mucho dolor al verte al borde de la muerte y entonces todo empezó a hacer sentido. Los tiempos, las edades, el hecho de que fueras ahijado de Loreto y él nunca me hubiese hablado de ti, el que Alicia, la mujer que te crió jamás me haya mencionado acerca de un niño en su vida. Todo eso sumado a lo que mi corazón me gritaba me hizo darme cuenta que mientras yo tenía en mente que debía buscar a mi hijo donde fuera, la vida ya lo había traído hasta a mí sin que yo tuviera que mover un solo dedo.

Alejandro cerró los ojos para procesar mejor toda la información que estaba cayéndole encima como una bomba.

—Yo… esto es muy fuerte… pero todo hace sentido… ahora entiendo porqué quise protegerla, porqué no lo pensé dos veces para tomar esa bala por usted. Desde que la conocí fue como si la conociera de toda la vida… y ahora, ahora entiendo porqué. —lloró con mas fuerza sintiendo como su corazón latía cada vez con mayor fuerza.

Inés lo abrazó y acarició su cabello como si fuera un niño chiquito y lo besó una y otra vez en la frente.

—Nos hicieron unas pruebas de ADN, estamos en la espera de los resultados pero sólo serán para confirmar lo que mi corazón ya me dice… Yo entiendo si tú no quieres creerlo hasta recibir los resultados, es natural, esto es algo muy difícil de creer.

—No… yo, yo lo creo, digo estoy en shock, creo que es normal pero todo hace sentido, además mi corazón también me lo dice. Lo que no entiendo es porqué mi padrino… porqué Loreto me mintió toda la vida de esa forma. —se dejaba abrazar por Inés, ésta le acariciaba la cabeza y él permanecía con los ojos cerrados como si fuese un niño que está escuchando un cuento que su mamá le relata.

TAN LEJOS Y TAN CERCA... SIEMPREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora