CAPÍTULO VIII

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MATTEO


Abro los ojos y me doy cuenta que es la peor decisión que pude haber tomando, la cabeza me late intermitentemente y tengo un sabor amargo en la boca, nunca había tomado esa cantidad o más bien mezclado tantas cosas. Me levanto un poco y todo comienza a dar vueltas. - ¡Mierda! – grito y salgo corriendo al baño, vomito una vez, respiro profundamente y me levanto, hago dos pasos para enjuagarme la boca y se me revuelve el estómago. – Ahí vamos devuelta. – me digo a mi mismo y corro al inodoro para vomitar nuevamente. Es más de lo que merezco por haber mezclado tragos, era obvio que esto iba a pasar.

Sin energías vuelvo a mi cama casi a rastras y me siento porque no soporto tener el cuerpo acostado, volveré a vomitar si lo hago y no quiero que eso pase devuelta. Me tapo hasta la cintura y cierro los ojos para descansar, el latido ahora es un dolor agudo en la parte delantera de mi cabeza.

- Matteo ¿Qué pasa que no bajas a desayunar? – Entra mi madre a mi cuarto y su tono chillón ya me pone de mal humor

- Me siento un poco mal. – digo y respiro profundo. – Ya se me va a pasar

- Tenés un olor a alcohol que se siente hasta acá. – dice enojada y se acerca hasta mi ropa para olerla. – Huele a cigarrillos, alcohol y perfume de mujer ¿Qué estuviste haciendo? – frunce el ceño y me mira, quiere una buena explicación

- Tuve una fiesta en la casa de un compañero, huelo a cigarrillos porque algunos estuvieron fumando, yo no, huelo a alcohol porque tomé con mis amigos y huelo a mujer porque fui con mi novia. – Revoleo los ojos y coloco mis manos en mi cabeza. – Me va a explotar el cerebro

- ¿Fue Ámbar? – pregunta y se sienta a mi lado, me acomodo un poco. – Podrías haberla invitado a cenar antes de ir

- Mamá. – digo largando todo el aire de mis pulmones, estoy de pésimo humor. – Ámbar, no es mi novia

- ¿En qué momento dejó de serlo? – pregunta como si fuese imposible de entender. – Yo creí que te gustaba mucho que era de esas cosas fijas

- Hace bastante dejé de sentir cosas por ella. – No quiero contarle todo porque no le interesa. – Mi novia se llama Luna Valente. – digo cortante. - ¿Me podes traer un antiácido?

- ¿Y dónde la conociste? – pregunta mientras va al baño en busca de lo pedido

Realmente no quiero que empiece éste interrogatorio, Luna es importante para mí pero ella nunca lo va a entender, cuando sepa de que trabajan sus padres se va a bloquear y va a comenzar con ese discursito barato de: Tenés que salir con gente de tu nivel Matteo, gente como Ámbar Smith.

Vuelve con la pastilla en la palma de la mano y un vaso de agua fría, sin hablar lo trago y tomo bastante agua por un tiempo largo, para retrasar el resto de la conversación todo lo necesario. Termino el vaso y no hay más escapatoria.

- Bueno, contame. – dice colocando el vaso en la mesa de luz

- Conocí a Luna en Cancún es mexicana pero vive aquí en Argentina, sus padres son los empleados de la madrina de Ámbar. – me callo y espero a que explote

- ¿Cómo empleados? – pregunta abriendo los ojos. – No entiendo a que te referís

- La palabra empleados como la usa todo el mundo, su papá es el jefe del personal y su mamá la chef de la señora Sharon Benson

- No. – dice cortante y paro en seco. – Esto es inconcebible Matteo Balsano, no lo permito

- ¿No permitís qué? – río falsamente. – Tengo casi dieciocho años mamá, salgo con quien quiero

1. La legalidad de Matteo Balsano (#Lutteo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora