CAPÍTULO XX

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MATTEO

Me remuevo incómodo porque siento golpes en la cadera, me quejo un poco pero sigo durmiendo, vuelvo a sentir el golpe una y otra y otra vez. – Matteo, necesito que te levantes hijo. – La voz de Maguie me hace abrir los ojos de a poco.

- ¿Por qué? – pregunto y pestañando un par de veces

Un dolor me recorre la columna vertebral y me llega hasta el cuello, la cabeza me explota de una forma imposible de describir.

- Hijo, necesito limpiar. – Insiste Maguie dándome topes en la cadera con el secador de piso y un trapo

No le respondo porque aun no entiendo lo que pasa, miro a mí alrededor y estoy en el baño. Me quede dormido al lado del inodoro vomitando, esto sí que llegó a otro nivel. Pestañeo varias veces e intento acomodarme pero no puedo me siento pésimo y el cuerpo me duele demasiado.

- ¿Qué hiciste anoche? – pregunta poniéndose en cuclillas a mi lado. – Se que no estuviste acá. – Me toca la frente para correrme el pelo de la cara. – No puedo verte así

- Me siento mal. – digo balbuceando y vomito devuelta

- ¡Matteo por Dios! No me gusta que te hagas estas cosas. – Se para y me masajea los hombros despacio mientras largo todo en mi interior. – No tenés porque lastimarte así

No respondo, solo vuelvo a la posición anterior y me pierdo en la nada. Nunca me sentí de esta manera en toda mi vida. Todo me da vueltas y las ganas de vomitar no me abandonan

- Estas muy pálido. – Me observa la cara. – Necesitas darte una ducha fría eso te va a ayudar a recuperarte, dale levantate y yo te traigo la ropa

Intento hacerle caso porque se que tiene razón. – Bueno Matteo. – me digo en mis pensamientos. – A la cuenta de tres te levantas y te metes. – Maguie abre la ducha y el agua comienza a correr. – Uno...Dos...Tres... - Mi cuerpo sigue inmóvil en el piso. – No puedo. – susurro como un niño asustado

- Yo te ayudo. – responde sacándome los zapatos y me toma de las manos. – Vas a levantarte despacio para no marearte y volver a vomitar ¿Entendido? – Asiento como puedo.

De a poco logro ponerme en pie y hago esos tres pasos. – Tengo que sacarme...

- Mejor metete así toda tu ropa está vomitada. – responde y el chorro de agua helado hace contacto conmigo

Mi cabeza late del dolor constantemente y me tiembla el cuerpo, así que me siento en la ducha. El agua está muy fría es pleno invierno, pero sé que de otra manera no se me va a ir lo que siento. Lentamente me desabrocho los botones de la camisa hasta sacármela. – Vos sácatelo y dámelo yo después lavo todo. – Extiende su mano y le entrego la primer prenda.

- Necesitas lavarte Matteo tu cuerpo huele horrible y estás sucio de vomito. – dice y se acerca a mi

- No puedo con mi vida Maguie. – respondo arrastrando las palabras

Y ella se sienta en el borde la ducha, junta un poco de agua entre las dos manos y me moja toda la cabeza, sobre todo la nuca. Desparrama el agua por mi espalda y lo único que puedo hacer es respirar despacio con los ojos cerrados.

- Necesito que me ayudes. – dice y me da el jabón. – Intenta hacer todo tranquilo

Como puedo me lavo aun con el pantalón puesto mientras ella se encarga de mi pelo. La escucho suspirar con enojo pero ese tipo de molestia que es una preocupación. Sé que hace todo esto porque me ama y solamente Maguie alguna vez lo haría por mí, este gesto maternal que ella tiene conmigo sé que mi propia madre jamás tendría y eso me parte al medio. Porque la empleada que debería cocinar y limpiar la casa es la mujer que me cuida y protege de todo mal que el mundo me puede hacer.

1. La legalidad de Matteo Balsano (#Lutteo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora