CAPÍTULO XI

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MATTEO

La frustración me recorre el cuerpo y se mezcla con el dolor que me pasa factura por haberme peleado con ese estúpido, me observo en el espejo y tengo cicatrices, además del labio partido y la ceja, mi cara está un poco hinchada, un pequeño hematoma se forma alrededor de mi ojo izquierdo, doy asco, parezco que realmente soy una persona violenta y eso no es así.

Apago las luces del baño y me coloco el uniforme, bajo en busca de mi desayuno pero no hay nada sobre la mesa. - ¿Maguie y mi desayuno? – pregunto cuando me siento

- ¿Qué haces vestido de colegio? – pregunta y la miro sorprendido

- Es jueves, las personas tenemos que estudiar. – digo irónico

- ¿Tu mamá no te lo dijo? – pregunta y se acerca para alcanzarme una taza de café, niego y la acepto. – Estas suspendido hasta mañana

- ¡¿Suspendido?! – grito y me agarro la cabeza. - ¿Por qué no me lo dijeron? ¡Mierda!

- Cuida esa boca Matteo. – Me reta y deja unas tostadas frente a mí. – Pensé que tu madre te lo habría dicho

- Sabes que nunca me dice nada. – revoleo los ojos y comienzo a comer

No puedo creer que me hayan suspendido no es que me haya peleado en clases, solo lo agarré de la camisa. Estoy en serios problemas, el Blacke tiene una política de cero tolerancia frente a estas cosas lo tendría que haber imaginado, esto me deja bien jodido, no se verá bien en la libreta de secundaria que digan que fuiste suspendido por pelear en clases y además siempre tengo las mejores notas y comportamiento, no puedo creerlo. – No merecía esa suspensión. – digo bufando

- Yo creo que sí, ese comportamiento es inaceptable. – La observo en silencio y no le respondo, porque no quiero pelear.

Vuelvo a subir más enojado de lo que ya estaba, me quito la ropa y me pongo algo deportivo, voy a salir a correr y me importa una mierda que sean las siete de la mañana y si me siguen o intentan matarme, necesito moverme para sacarme este enojo, sino explotare nuevamente. Me pongo unos lentes de sol para que no se note tanto mi cara lastimada, agarro los auriculares me pongo el teléfono en la funda para correr y lo ajusto a mi brazo, me sorprendo cuando noto que lo uso menos ajustado. – Tanto entrenamiento sirve para algo. – digo observando mis brazos que tienen más músculos que antes. Intento que nadie me vea así que escapo de casa por la puerta principal, Maguie siempre está en la cocina.

El día está hermoso, el sol brilla pero sin molestar y hay una leve brisa que sopla, estiro un poco y respiro profundo, le pongo Play a alguna lista de reproducción de Spotify y comienzo mi camino, calculo un circuito de una hora, si me voy por más tiempo se van a dar cuenta.

La calle está desierta excepto por algunas personas paseando a sus perros antes de irse al trabajo, aprovecho los senderos que son para bicicletas y corro, liberando mis tensiones. Me siento un idiota por todo lo que está pasando, lo que me está pasando, estoy dejando que mis problemas me absorban al nivel de hundirme en la oscuridad, estoy enojado todo el tiempo y cada cosa que me dicen me pone de mal humor.

Me suspendieron en el colegio eso no le pasa a Matteo Balsano. – El rey de la pista. – susurra mi mente y como si fuese otra vida lo siento lejano, a veces creo que era mejor antes, era un pendejo que se creía el mejor y que hacía todo bien para serlo, pero al menos mis intenciones eran buenas, para mí.

Subo la velocidad y giro a la derecha, esto me hace bien, debería hacerlo más seguido. Algo me saca de mis pensamientos y freno de golpe, volteo nervioso y puedo jurar que había alguien detrás de mí, miro un par de veces y nada. – Es mi paranoia. – digo en voz alta y retomo el trote lentamente para recuperar el ritmo que llevaba, pienso en la canción, intento cantarla, pero vuelvo a notar una figura en el rabillo de mi ojo, giro la cabeza en esa dirección, nuevamente no hay nadie.

1. La legalidad de Matteo Balsano (#Lutteo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora