CAPÍTULO XXV

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MATTEO

Estoy aburrido, no tengo nada para hacer, maldito domingo lluvioso, hace muchísimo frío, eso que llaman primavera no está llegando a Argentina todavía y le adjudico esta mierda al cambio climático por culpa de la contaminación.

Doy vueltas por mi habitación, necesito que se hagan las tres de la tarde para entrenar con Gastón pero no ando ni cerca, recién son las once del mediodía. Me coloco una remera gris lisa y bajo las escaleras en busca de algo que pueda quitarme el aburrimiento.

Oigo ruidos en la cocina y asumo que es Maguie preparando todo, así que voy directamente para allá. - ¿Qué haces? - pregunto sentándome en la punta de la mesa

- ¡Ay hijo me asustaste! - responde agitada y comienza a ventilarse con la mano

- Tampoco para tanto. - digo revoleando los ojos. - ¿Mis padres? - pregunto

- Salieron. - Se da vuelta y me observa más tiempo del necesario. - Tenían que hacer cosas

- ¿Cosas? - Alzo una ceja. - Siempre están haciendo cosas... - Dejo la frase suspendida entre nosotros

- Ya sabes cómo es esto, no tienen trabajos sencillos. - Me sonríe falsamente y vuelve su vista a la mesada

- Tienen un trabajo de mierda es la oración más indicada.

- ¡Matteo la boca! - Me reta Maguie. - No se pueden decir esas cosas en esta casa, en ningún lado directamente

- Por favor, ya estoy bastante grande

Intentamos conversar sobre cualquier cosa mientras ponemos la televisión de fondo, las noticias son las mismas que la del desayuno, nada nuevo a decir verdad. Me pregunta sobre la competencia y la escuela. Así que me embarco bastante tiempo en contarle como va todo, hace tiempo que no le dedicaba un rato para ponernos al día, por más que sea la empleada de mi casa, siempre me ha criado y ha estado en cada momento de mi vida, así que se merece saber al menos un cincuenta por ciento de lo que está ocurriendo.

Almorzamos solos, mis padres se retrasaron y no van a poder acompañarme, así que le pido que esté conmigo en la mesa. Sé que aunque no lo diga, está un poco decepcionada, había cocinado bastante y desde temprano para que todos pudiésemos disfrutar un almuerzo de domingo en familia, pero eso era casi imposible. Sabe que ponernos a los tres juntos en una misma mesa no es sencillo y le da tristeza, no por ellos, sino por mí. No hay nada que Maguie no daría por mí.

- ¿Vas a hacer algo hoy? - pregunta levantando los platos

- Viene Gastón a entrar, hace mucho que no pasamos tiempo juntos

- ¿No te estás ejercitando mucho hijo? - Su tono de preocupación me hace poner los ojos en blanco

- No te preocupes, llevo una dieta estricta que me ayuda a tener energía, además de las vitaminas y todo eso

- Vitaminas y todo eso. - repite irónica. - Me gusta que te mantengas en forma, porque te hace más saludable, pero a veces siento que te exigís demasiado, el deporte tiene que ser una parte de tu vida, no tu vida

- El deporte no es mi vida. - respondo defendiéndome. - Es una actividad que elijo realizar en ella

Y antes que comience una discusión desaparezco tomando rumbo a mi cuarto, en un rato vendrá mi amigo y todavía ni me vestí. Aprovecho ya para entrar en calor y subo las escaleras en un trote regular que lo intensifico por el pasillo, si alguien me viera pensaría que soy un estúpido, entro en el mismo ritmo y doy dos vueltas a mi habitación intentando no caerme con las cosas que están tiradas en el piso. Freno y me quito el pantalón para ponerme una bermuda negra y una remera blanca deportiva, me ato los cordones de las zapatillas y ya estoy listo.

1. La legalidad de Matteo Balsano (#Lutteo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora