CAPÍTULO XIV

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MATTEO

Sábado a las diez de la mañana y ya estoy en mi casa Federico literalmente me saco de la casa de Ramiro y me trajo con los ojos cerrados. Según mi madre solamente había estado haciendo un trabajo así que ya era hora de que volviera.

Cuando me siento en la mesa a desayunar lo único que puedo hacer es bostezar, anoche nos habíamos acostado muy tarde y mi cuerpo me lo estaba haciendo notar. - ¿A qué hora se durmieron? – pregunta Maguie mientras deja una bandeja con muffins de chocolate delante de mí.

- No sé. - bostezo y me reta pidiéndome que me tape la boca. – Ramiro insistió en que juguemos un rato videojuegos y ya sabes cómo es la cosa, se pasa la hora volando

- Además a vos te encanta ganar en ese jueguito de futbol. – me da una sonrisa mientras me sirve el café en una taza.

- Y...siempre gano, es natural en mí. – digo con tono de engreído y empiezo a comer.

Disfruto de las delicias que hay en la mesa tranquilo, la mañana es un asco, el cielo está nublado y hay una humedad aplastante seguramente llueva en un rato.

Subo a mi cuarto para darme una ducha, la verdad es que la necesito, me sorprende que no me haya quedado el olor del humo de los tachos de aceites y los cigarrillos que fumaban todos.

Cuando me miro al espejo y me siento diferente, bueno es porque lo estoy, una capa de barba se asoma creando una pequeña sombra. – No me disgusta. – Le digo al reflejo y me observo un poco más. – Vamos a probar.

Salgo y me paseo con la toalla en busca de algo cómodo, me coloco unos bóxers blancos y unos joggings grises caídos, no me pongo una remera porque todavía siento el calor de la ducha en mi cuerpo.

Para la hora de almorzar comienza a llover con una gran intensidad, pero la humedad hace que sea imposible respirar, desisto de poner el aire acondicionado porque me parece exagerado.

- Maguie ¿Lavaste el traje de Matteo para hoy no? – pregunta mi mamá y alzo la vista sin entender

- ¿Qué traje? – pregunto mientras trago

- Si señora, me queda plancharlo y todo listo. – Dice sirviéndole más vino

- Repito ¿Qué traje? ¿Para qué? – pregunto molesto y arrojo los cubiertos sobre el plato

- Matteo, no vuelvas a hacer eso. – Me reta y me abstengo de revolear la mirada. - ¿Te olvidaste que hoy es la gala benéfica? – pregunta molesta

- ¿Gala benéfica? – digo sin entender nada. – Nunca me hablaste de una

- Bueno, no interesa. Hoy a la noche es mi gala benéfica hijo, va a estar repleto, va a concurrir gente de muchísimo nivel y socios de tu padre

- Pero yo estoy castigado, no puedo salir. – Saco el as de la manga y bebo un poco de agua. – Una lástima madre

- Que mejor castigo que tenerte bajo mi vista ¿No? – dice irónica y traga un bocado. – Decile a tu novia que venga, así la podes presentar a todos, se que va a estar gustosa de venir a este tipo de eventos

- ¿A Luna? – pregunto descolocado y sé lo que quiere hacer. – No sé si la van a dejar venir, mejor voy yo solo

- Matteo no te lo estoy pidiendo. – dice observándome fijamente. – Vas a decirle que venga. – termina la frase y se levanta.

Ya no sé si vivo con mi familia o con mis enemigos, se lo que quiere la conozco, quiero llevarla al evento más asquerosamente frívolo que existe en nuestra vida, exponerla y demostrarle que ella no está a la altura de ser mi novia. Pero no se lo voy a permitir, Luna es todo lo que quiero en mi vida y si quiere que la invite, lo voy a hacer para demostrarle que nada va a separarnos.

1. La legalidad de Matteo Balsano (#Lutteo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora