MATTEO
Subo al auto para ir al colegio, la verdad es que solo lo hago porque necesito hablar con Luna, si fuese por mi me quedaría en casa, no hay lentes de sol que tapen el moretón de mi ojo y desisto de preocuparme, la verdad es que lo hecho hecho está, no tengo manera de cambiar las cosas.- ¿Cómo te sentís? – pregunta Federico y se a que hace referencia
- Mejor. – digo y me quedo callado un segundo. - ¿No crees que necesito saber algo? – le pregunto y se nota en mi voz los sentimientos que tengo
- Yo personalmente creo que necesitas saber todo. – Me mira por el retrovisor. – Pero no puedo decírtelo yo, no es lo correcto y tampoco lo tengo permitido
- Nunca pondría en juego tu trabajo. – le respondo y de apoco vamos llegando. – Gracias por lo de ayer, por lo de las otras veces, gracias. – digo y abro la puerta
- Es mi trabajo. – responde cortante y lo observo. – Matteo, soy tu guardaespaldas. – Larga la confesión. – Pero no puedo decir más, ya crucé el limite
No hablo, solo asiento para que sepa que entendí lo que quiso decir y cierro despacio. Muchas cosas se aclaran de a poco.
Mientras camino todos me observan de arriba abajo, hablan entre ellos y yo los observo tranquilo de la misma manera que hacen ellos, todos saben lo que pasó y yo no pienso volver a hablar al respecto nunca más. Me siento en mi aula sin haberme cruzado a Luna hoy entraba más tarde porque la profesora de literatura estaba de licencia, así que esperaría al recreo para poder hablar del gran tema.
- Hermano. – dice Gastón y se sienta conmigo. - ¡Ay pero que linda carita! – Bromea y lo asesino con la vista
- Creo que Prada no me va a querer de modelo. – digo irónico
- Siempre podes ser modelo de pies. – me sigue la corriente y largo una carcajada honesta
- Lo voy a tener en cuenta. – terminamos la conversación cuando entra el profesor de matemática
La clase no es tan complicada le había agarrado la mano a los logaritmos pero de un momento a otro cambio de tema, aunque podía remarla un poco, no se me hacía tan imposible, solo necesitaba prestar atención y la bendita calculadora que me había regalado mi tía cuando vivía en Italia, si, es raro que te regalen una para tu cumpleaños, pero fue porque había ganado una competencia de cálculo a los once años, de no creer lo mío.
El timbre suena y trago con fuerza, era ahora o nunca, tenía que ir a hablar con mi novia de ese tema que no era para nada fácil. - ¿Vas a salir o no? – pregunta mi amigo y me remuevo incómodo en la silla. – Sí. – respondo y me levanto sin confianza.
Camino por los pasillos pero solo me encuentro a Ámbar, intenta contarme algo pero la esquivo olímpicamente la verdad es que necesito hacer esto porque voy a terminar echándome para atrás y tanto pensar va a ser en vano. Salgo al patio descubierto y ahí la veo en un banco en el verde césped, hay alumnos sentados a diferentes distancias riendo y hablando. Nuevamente se dan vuelta a mirarme, agacho la cabeza y enfilo directamente a ella.
- Chica delivery. – digo cuando estoy frente a ella
- ¡Ay Matteo por dios! – pega un salto al ver mi cara e intenta tocarme el ojo
- No es nada. – intento tranquilizarla. – Ya pasó, no me duele. – Le acaricio el hombro y lo tiene caliente por el sol que le daba directo
- Me duele a mí verte así. – coloca su palma en mi mejilla y la deja ahí por unos segundos mirándome
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1. La legalidad de Matteo Balsano (#Lutteo)
FanficLuna y Matteo se reencuentran luego de estar todo el verano separados ¿Es posible estar juntos con todos los cambios que nuestro protagonista está por atravesar? Dieciocho años se cumplen para darle lugar a la famosa legalidad: Fiestas, alcoho...