CAPÍTULO XXIX

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MATTEO

Me levanto antes que el despertador suene y voy al baño a limpiar y cambiar las vendas que protegen mi tatuaje llevo varios días haciendo lo mismo, pero esta vez tuve que correr antes que Maguie subiera a traerme el desayuno por mi cumpleaños. Oigo dos golpes en la puerta así que me apuro a meterme a la cama. - ¡Pase! – grito actuando una pésima voz de dormido

- Felices dieciocho hijo. – dice entrando con una bandeja repleta de cosas

- Gracias. – Sonrío y me acomodo mejor para que pueda dejar las cosas

- Toma. – Me entrega un pequeño paquete y me da un beso maternal en la frente

- Gracias nuevamente. – Le doy un beso en la mejilla. – No tenías que molestarte

Con sus ojos expectantes abro el paquete y una billetera de cuero negro reposa en su interior. – Ya sos un adulto, necesitas una de estas de verdad para llevar tus cosas. – Me guiña un ojo y cuando reviso sus compartimientos me encuentro con un billete de quinientos pesos.

- No puedo aceptarlo Maguie. – digo intentando entregárselos. – Esta billetera es de cuero real te salió una fortuna y ahora aceptar todo ese dinero, no puedo. – Sigo intentando pero ella lo rechaza

- Es tu día, te mereces todo Matteo. – responde levantándose. – Pero no abuses, así que desayuna y te quiero listo para ir al colegio

- Que rápido se perdió la magia. – bromeo y muerdo una tostada untada en mermelada de arándanos

Mientras desayuno paso mis cosas de la billetera vieja e infantil que tenía a esta nueva. Me sobran lugares y sé que es donde debería encontrarse el carnet de conducir. – Si tan solo me regalaran un auto. – Me digo a mi mismo y comienzo a vestirme.

Federico me lleva a la escuela y también me da un obsequio, una campera negra de cuero con piel y cuello alto. – Revisala mejor. – interrumpe el silencio y me observa por el retrovisor. Me encuentro con bolsillos en su interior, amplios, bajo el cierre y una tela se encuentra entre mis dedos, tiro y un pañuelo negro con dibujos se revela frente a mis ojos.

- Gracias. – Las palabras salen honestamente y una sonrisa se escapa de mis labios

- Si vas a andar afuera hasta altas horas es mejor que andes bien abrigado. – Lo observo guiñarme el ojo

- De verdad Federico, gracias. – repito cuando el auto frena. – ¿Puedo dejar la bolsa acá para que la lleves a casa? – pregunto, la verdad es que no quiero tenerla en la mochila y que se arruine, me encanta el regalo

- No te hagas problema. – responde y bajo

No hay nadie así que entro directamente, todavía es temprano así que el aula está más o menos vacía, solo dejo mis cosas, tomo mi teléfono y me vuelvo a los pasillos, quiero ver a Luna llegar, la extraño muchísimo. Pero espero un rato bastante largo y nunca aparece.

- Hermano ¡Feliz cumpleaños! – Me saluda Gastón cuando me ve entrar al aula

- Gracias. – respondo y nos abrazamos por unos segundos. - ¿Viste a Luna cuando llegabas?

- No. – Responde antes que termine de hablar y alzo una ceja

- ¿Estás seguro? – pregunto incrédulo

- Seguro. – Rodea los ojos. - ¿Por qué vería a tu novia y no te diría? – Su tono no me convence pero dejó estar el tema cuando la profesora entra a clases.

1. La legalidad de Matteo Balsano (#Lutteo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora