CAPÍTULO XXII

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MATTEO

- Por favor te lo pido Nico, de verdad. – Insisto nuevamente mientras doy vueltas alrededor de mi cuarto

- No Matteo ¿Cómo se te ocurrió que yo puedo aceptar? – Su tono cambió de molesto a enojado en lo que va de la conversación

- Porque somos amigos y te necesito en esta, no me podes fallar. – Me siento un estúpido rogando. – Y si somos amigos con más razón no me lo tendrías ni que pedir. Yo me retiré de esto hace tiempo y prometí que no iba a volver

- Nico escuchame solo un segundo. – Tomo aire y busco palabras en mi mente. – Vos amas patinar esta es tu pasión y sé que en un pasado fue tu vida, vos creaste esto, sos el pionero de algo tremendo uniste gente con diferentes pasiones que convive en paz y hacen lo que más les gusta. Por favor Nicolas, te lo pido como Matteo Balsano y como Romeo, necesito que formemos esta crew.

- Tengo que pensarlo y hablarlo con la Roller, dame un poco de tiempo hasta la noche para tomar una decisión

- Gracias Erebo. – le respondo

- Soy Nico. – Corta la llamada

Mierda, necesito que entren a la competencia para poder participar quiero hacer esto, lo deseo muchísimo y sobre todo quiero que sea con ellos.

Arrojo el teléfono a la cama para irme a bañar en una hora voy a cenar con la familia de Luna y tengo un olor después de haber entrenado con Felipe y Gastón que ni yo lo soporto.

Me congelo quitándome la ropa, el frío es insoportable siento que me penetra los huesos, así que subo la temperatura del agua lo más que puedo, si me tengo que hervir pues que así sea. Cuando entro me quemo los pies. - ¡Ay carajo! – grito dando pequeños saltitos en el lugar, mis pies son hielo y el contraste con el agua caliente me los quema de una manera insoportable. Meto la cabeza debajo del agua y me mojo todo el cuerpo, necesitaba esto para combatir a mi peor enemigo, el malvado invierno.

Cuando salgo me paseo por mi cuarto en toalla, no sé que ponerme estoy nervioso Luna quiere que conozca formalmente a sus padres, decirles que somos novios y que nos amamos. – Bien campeón, también decile que le metiste los cuernos, bien metidos. – Me dice mi mente y me quedo parado inmóvil. – Ahora no. – susurro sentándome en la punta de la cama.

- ¿A hora no qué? – Pienso. – Pendejo de mierda que soy. – Digo en un tono audible y me agarró de la cabeza

La amo, mierda, la amo como nunca amé a nadie en toda mi vida. Estoy perdidamente enamorado de Luna Valente y tuve sexo con una cualquiera en una fiesta. - ¡Que mierda hice! – grito tironeándome del pelo y con un nudo en el estómago. No quería pensar, me pase estos días haciendo cosas para no pensar, pero por favor el sol no se tapa con una mano. Sabía que este momento iba a llegar. Cuando me decidiera a reconocerme a mi mismo que engañé a mi novia solo por una calentura fomentada por alcohol y drogas.

- ¿Cómo se lo digo? – le pregunto al aire. – No puedo. – me respondo mientras me paro y comienzo a caminar. – No puedo decírselo, le voy a romper el corazón. – Cierro los ojos y miro el techo. – Soy despreciable. – susurro con los ojos cristalizados

- ¡Matteo, Federico te está esperando afuera con el auto! – grita Maguie y yo sigo sin cambiarme

- ¡Decile que me espere no estoy listo! – respondo en el mismo tono

Trago sonoramente mientras abro el armario, me pongo una camisa negra con minúsculos dibujos blancos, un jean del mismo color, los zapatos y el perfume.

1. La legalidad de Matteo Balsano (#Lutteo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora