CAPÍTULO XIX

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MATTEO


- Romeo. – La voz de mi amigo me hace voltear cuando bajo del auto

- Chile. – digo dándole la mano y chocando hombros

La música explota en el lugar, las luces de colores se reflejan en el cielo y sé que en mi vida fui a una fiesta así. Tocamos el timbre del portón eléctrico y esperamos con la moto de Ramiro encendida ya que los chicos les permitieron guardarla en el garaje.

- Bienvenidos. – Nico nos abre y la imagen se me queda pegada a la retina

- Esto es...

- Increíble. – Termino la oración casi con la boca por el piso

La quinta consta de un jardín enorme todo con pasto, la gente rebalsa por completo hay una barra y un castillo inflable, está lleno de chicas y chicos que jamás vi en mi vida. Todos saltan y bailan con el ritmo de la música

- Siganme. – dice tocándome el hombro y caminamos a la par. – Esto es la fiesta de la Roller Band. – Entramos a la casa

Las luces del recibidor son negras y automáticamente todo lo blanco se resalta, hay un tazón enorme con un cartel que indica que se deben abonar cien pesos para poder entrar, abro la billetera y dejo el billete.

- Bueno la fiesta consta de varias actividades. – Explica y nos señala como si fuera un guía turístico

- Cada habitación tiene un juego, si ganas te entregan una de estas. – Alza su brazo repleto de pulseras fluorescentes. – El que obtiene todas bebe y fuma gratis toda la noche ¿Entendido?

- ¡Esta es mi noche! – grita Ramiro y le pide que le entregue la blanca que es la que indica que entras al juego

- Yo paso. – digo cuando me da una. – Prefiero mirar. – Explico devolviéndosela

- Es tu elección, Simón, Pedro y yo estamos a su disposición cuando sea. – Se corre para dejarnos pasar. – Más tarde los vamos a venir a buscar, ustedes entran en la lista de invitados especiales

- Gracias. – digo y nos adentramos ahora sí a la sala

La luz es de color roja, hay muy pocos muebles pero la cantidad de gente ya es exagerada todos están pegados el uno con el otro y aunque estén todas las ventanas abiertas el calor no te deja respirar.

Las canciones que suenan son las que están de moda, todos bailan, beben y fuman. - ¡Dale Matteo! – La voz de Ramiro me saca de mis pensamientos. – Tengo que empezar el juego. – Me hace señas de que comienza a caminar y le hago caso

Vamos directo a la cocina, la luz allí es normal, hay vasos puestos en forma de triangulo y se de que consta lo vi en miles de películas, mi amigo hace fila para participar y yo espero recargado sobre un mueble. – Toma. – dice Simón y me saluda entregándome un vaso en la mano. – El primero va de parte de la casa. – Me guiña un ojo y desaparece.

Bebo despacio a mi ritmo y le toca su turno, el juego es sencillo, arrojan una pelota y debe caer en el vaso del contrincante y ese le toca beber, gana quien le toca tomar menos vasos. – Este es mi juego chicos, se embocarla. – bromea con doble sentido y todos comenzamos a arengarlo.

Comienza el juego perdiendo por tres vasos a uno, pero milagrosamente logra darlo vuelta y gana. Le entregan la pulsera y seguimos nuestro camino. Bebo un par de vasos más, hace mucho calor y necesito algo para bajarlo.

Segundo cuarto, ponerle la cola al gato. Alzo una ceja de solo ver la escena, dos chicas casi en ropa interior se encuentran en el centro de la sala, dos concursantes le dan una cola de pésima calidad y deben pegársela con el abrojo luego de beber un shoot de vodka y dar vuelta diez veces.

1. La legalidad de Matteo Balsano (#Lutteo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora