El fin de semana terminó de ser desastroso cuando el padre de Sophie vio las noticias; como si no hubiese sido demasiado fotografiarla inconsciente en el baño de una discoteca un par de semanas atrás, ahora la hacían quedar como una diva caprichosa tras lo ocurrido en el pub. Empezaba a cansarse en serio, cuando Sophie había comenzado a filmar el programa, pensaba que sería una experiencia más para su hija, que no interferiría con su vida privada y que después de las dos temporadas que habían acordado con la cadena, Sophie podría cantar como deseaba. Nada del mundo del espectáculo ni exhibir a Sophie en televisión le agradaba, pero como era algo que a ella parecía realmente hacerla feliz que la había apoyado, al menos al principio, ahora solo pensaba en ir a la cadena con un bate de beisbol y acabar con todos en esa maldita productora de una vez.
Tras horas de suplicio, Sophie pudo calmarle los humos, solo le faltaría que de verdad su padre, quien no era nada pacifico en circunstancias como esa, fuese a armar un escándalo y la página semanal que le dedicaban los tabloides pasara a ser un suplemento especial, o una revista, dedicada a ella y a su demente familia.
—Quisiera ser invisible, quisiera ser invisible... —Mientras cerraba los ojos con fuerza y apretaba su mochila caminó en línea recta por el pasillo del colegio hacia su casillero. Ya sabía que todos volteaban a verla con diferentes reacciones y quería descansar de ser el centro de atención por un día. Era irónico, un año atrás habría dado todo porque las miradas se clavaran en ella a diario, que solo se hablase de ella, que absolutamente todos la reconocieran. Ahora ya estaba saturada, era igual a comer un frasco de dulce de leche, saborearlo las primeras cucharadas, pero empalagarse e indisponerse con solo escuchar el nombre.
Alan la esperaba apoyando la espalda contra la pared, mirando al frente. No se lo veía especialmente triste, pero sí algo furioso y decepcionado. El día anterior Camila finalmente le había explicado la situación de una manera muy fría e indiferente a través de un mensaje de texto. No porque terminar con él le importase poco, en realidad por falta de coraje y vergüenza, no le importaba qué pensaran sus amigos sobre tomar una decisión tan descabellada; pero la opinión de Alan sí era relevante, después de todo, habían estado juntos por casi un año y él le gustaba desde primero de secundaria, hasta le había costado conquistarlo.
— ¿Te sientes mejor? —preguntó Sophie con inseguridad. Aunque siempre había querido ser la consejera amorosa de sus amigos, nunca le iba bien y acababa por empeorar las cosas. Al final de cuentas su vida amorosa era posiblemente la más desastrosa de todas ¿qué clase de consejos podría dar?—. Camila es una idiota —dijo rodeándolo con un brazo.
—No, en realidad no lo es, solo vio lo que le convenía... qué más da, Tiago tiene razón, eso pasa cuando estas con alguien mucho tiempo, si la dejas rápido te evitas rompimientos.
Sophie se mordió la lengua antes de soltarle un discurso sobre el amor. Estaba tan indignada con Camila que no podía decir nada para defenderla y Alan tenía todo el derecho de estar decepcionado del amor. Algo pasajero estaba segura, hasta que conociera a otra persona, afortunadamente su primo no era igual a Tiago, el sí valoraba las relaciones.
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Mi vida un show
HumorSophie es la protagonista de la más famosa y peor serie de televisión del momento. Además de lidiar con fans, debe acabar el colegio, aguantar las tonterías de sus amigos, superar a su ex-novio muerto y sobre todo sobrevivir a su club de anti-fans.