Los nervios la carcomían y empezaba a respirar entrecortado. Era una experiencia extraña y pavorosa.
"Dungeon" era un local pequeño. Al fondo había un mostrador con juegos de cartas y rol a la venta y en el frente un par de mesas donde se jugaba, o eso supuso Sophie ya que en el lugar no había nadie más que quien le había abierto.
—Siéntate por favor, tengo bebidas preparadas, ¿qué prefieres, soda? ¿Soda de dieta? No sé si te cuidas o es una tontería pensarlo, seguro no lo necesitas. ¿Prefieres jugo? Leí que tu favorito es el de piña así que compré un par de cartones ¿es excesivo? —El joven se veía más nervioso que Sophie, su mano temblaba mientras daba la vuelta a un par de vasos y le mostraba a Sophie la gran variedad de bebidas que había escogido para ella.
—Un poco —contestó con una risa nerviosa—. El jugo está bien. —Moviendo los pies nerviosamente miró al alrededor esperando su bebida. Leyó los nombres y contempló las imágenes de cada uno de los afiches acomodados en todo el rededor del lugar. Reconoció la mayoría de las portadas de videojuegos y descubrió el cartel publicitario de su programa de televisión.
—Aquí la mayoría somos fans de tu programa —le dijo extendiéndole el vaso—. No puedo creer que de verdad vinieras. Los otros chicos no me van a creer, quise invitarte antes para hablar a solas, luego ellos vendrán y podré presumirte —dijo entusiasmado, disimulando su timidez.
—Claro... después de los comics que me hiciste no podía rechazarte. Me refiero a tu invitación. —Se rectificó rápido. Desde que Aaron le había abierto la puerta que había perdido el interés. Realmente no era lo que imaginaba, ni remotamente, sobre todo porque siempre había supuesto que era de su edad, pero ese joven era mucho mayor. Vestía casual y sencillo como un adolescente, sin embargo, su rostro y físico delataban que rondaba los treinta: mucho vello facial, lentes de montura anticuada y algo de calvicie prematura. Consideró que tal vez estaba siendo demasiado superficial, Aaron le gustaba por los comics que le mandaba y esperaba conocerlo y hacerse su amiga, no encontrar un adonis que sería su próximo novio—. Dime, ¿de verdad te llamas Aaron Hyde o es solo un seudónimo?
—Un seudónimo —respondió sin interés—. Me llamo Fernando. ¿Pasa algo? —le preguntó al notar la expresión que tenía en el rostro—. ¿No te agrado? ¿Te parezco un friki extraño, es eso? ¿No soy tan guapo como creías? —se exaltó de pronto.
—No, claro que no, es solo que nunca había conocido a alguien por internet y estoy nerviosa.
—Ah, lo siento, disculpa, de verdad —de pronto cambió su expresión, de nuevo estaba nervioso y comenzó a deshacerse en disculpas—. No te vayas, no quise contestarte así, soy tan idiota... por fin te conozco y lo arruino por completo. De verdad lo siento, no tienes por qué soportarme.
—Tranquilo, no fue nada. Yo también lamento haberte visto de manera extraña.
—Gracias —exhaló tranquilo porque Sophie no se iría—. Es que estoy acostumbrado a ese trato. Solo porque me gustan los videojuegos y los juegos de rol. No es cosa de chicas por eso no lo entienden.
ESTÁS LEYENDO
Mi vida un show
HumorSophie es la protagonista de la más famosa y peor serie de televisión del momento. Además de lidiar con fans, debe acabar el colegio, aguantar las tonterías de sus amigos, superar a su ex-novio muerto y sobre todo sobrevivir a su club de anti-fans.