La graduación

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Dos años atrás, por esa misma fecha, también se encontraba frente a una lápida. Esta era más pequeña, recién colocada una semana atrás. La piedra lisa y reluciente ni siquiera se había ensuciado y las letras que versaban el nombre de aquel ser que se había ido de forma tan inesperada parecían recién talladas, con los bordes toscos que deja un cincel experto.

Pasó el dedo por las letras preguntándose cómo era posible que Ian se lo hubiera vuelto a hacer. Esta vez había confiado, lo había dejado en Londres segura de que cumplirá con su cometido de testificar contra su padre y luego regresar de inmediato. Con Bruno en prisión, imaginó que Ian no tardaría en aparecerse en su puerta, con su seductora y sarcástica sonrisa preguntándole: ¿Cuál es tu maravilloso plan para mantenerme vivo? Pero no había tenido la oportunidad si quiera de contárselo. Ya había pasado más de un mes, Ian se había desvanecido en el aire justo después de declarar y no se había aparecido ni siquiera para ese día tan importante.

—¡Sophie es la última vez que te llamo! —le gritó su padre—. ¡Es tu graduación, tú deberías ser la primera en estar lista!

Trémulamente descruzó las piernas y dejó la flor que había llevado a la tumba de Smoothie. Se sacudió el pasto seco de la toga y recogió su birrete del suelo.

La graduación del colegio había sido uno de los momentos más idealizados de su vida. Siempre había pensado que se graduaría como la mejor alumna del colegio y que lo celebraría con sus amigos y su novio. Mas lo único que se cumpliría de aquel sueño era tener a sus amigos cerca, pues aun sin Ian, Evan daría el discurso, pues ella había quedado como la tercer mejor alumna.

Durante la larga y tediosa ceremonia llena de discursos y el esperar a que nombrasen uno a uno a todos los graduados, Alan era el único que mantenía una gran sonrisa de oreja a oreja. Por fin acababa el colegio, por fin daba el primer paso a su vida adulta y aunque no tenía ni la más mínima idea de qué iba a estudiar en la universidad, o siquiera dónde estudiaría, ya sentía que respiraba libertad y esperaba ansioso el por fin disfrutar dos meses de vacaciones con su novia.

Tamara los saludaba desde su lugar, envidiándolos por salir del colegio y pellizcando a de rato en rato a Tiago para que no se durmiera. Aunque a ella todavía le faltaba un curso más para hallarse en la misma situación, no se quejaba, su último año en un colegio en el que no había detectores de metales en la puerta, prometía ser el mejor de su vida.

También Claudia estaba ahí, intentando infundirle ánimo a Sophie, que lucía desganada, y disuadiéndola de contemplar asesinamente a Evan por haberle quitado el segundo promedio por tan solo cinco milésimas. Cinco milésimas que había perdido porque la profesora de química no le había querido recibir un proyecto mandado durante el tiempo que había estado en Francia.

Todos sus compañeros quisieron hacerse una foto individual con ella y aunque había tendido rencillas con muchos y hasta sufrido un poco de acoso, decidió dejarlo todo de lado y simplemente disfrutar el día.

Thaly no podía creer que veía a su primer hija graduándose. Por un momento entró en una crisis existencial pensando que el tiempo no la estaba perdonando. Ya habían pasado dieciocho años desde que ella había estado parada en ese mismo escenario, con su toga y birrete, con Nicolás entre el público, mientras ella se aguantaba las náuseas producidas por el embarazo. Al menos podía agradecer que Sophie sí había sido responsable con su sexualidad y pasaría un buen tiempo antes de que la convirtiera literalmente en abuela.

En un grupo muy numeroso reunido para celebrar a Alan y Sophie, tuvieron una cena informal en la pizzería de la familia. Un encuentro íntimo para el que se aseguraron que no hubiera cámaras de televisión. La felicidad y la nostalgia se combinaban mientras Sophie notaba la gran cantidad de gente ahí presente que la quería y acompañaría de por vida. De rato en rato bajaba la vista al diploma de Ian, que había recibido a su nombre, donde en lugar del nombre real del muchacho figuraba el de Aaron Hyde.

Mi vida un showDonde viven las historias. Descúbrelo ahora