Capítulo primero.

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Siempre he dicho que la vida es como el baile.

Cada quién con su coreografía. Pero que cuando nos equivocamos, improvisamos. ¿No es así?

-¿Cómo te fue el ensayo?-preguntó mi madre nada más salir de la academia.

-Como siempre-le contesté con una sonrisa, que ella devolvió.

Sin decir una palabra más, subimos al coche, y prendimos rumbo a mi casa.

-¿Este año, quién será la principal en el festival?-preguntó de nuevo mi madre después de un largo silencio.

-Todavía no lo ha dicho, pero sí que nos ha revelado que van a venir ojeadores al festival, ¿Te lo puedes creer? ¡Van a venir porque necesitan chicas para una película de baile! ¡De baile! ¿Sabes lo que significa?-dije eufórica.

Cuando Charlotte nos dijo que vendrían ojeadores me puse más o menos igual. Esta es una oportunidad muy grande que la vida me ha ofrecido, y como cada oportunidad que se me presenta no puede desecharla.

-¡Genial hija! Seguro que cogen a mi pequeña.

Le respondí con una sonrisa, mi madre para mí lo era todo. Nos teníamos la una a la otra.

Mi padre murió por una enfermedad  cuando yo tenía cuatro años, era muy pequeña, y no tenía consciencia de lo ocurrido, cada día, durante dos años lloraba porque mi padre no estaba conmigo, pero no fue hasta los seis años cuando me di cuenta que ya no volvería y que ahora está en un lugar mejor.

Cuando llegamos a casa, fui directa a mi habitación, con mi mochila, y mi Iphone. Necesitaba practicar un poquito más.

Después de mi ensayo improvisado, me di una larga y relajante ducha como cada día. Hoy había sido un día largo, y lleno de sorpresas.

Baje a cenar como cada noche con mi madre y después, directa a la cama.


Los pájaros cantaban, y el sol pegaba con fuerza como cada día de verano. Me levanté de la cama, me puse mis zapatos de estar por casa y bajé a desayunar.

Me llevé una sorpresa al bajar y  no escuchar ningún ruido, me acerqué a la cocina para verificar que mi madre no estaba en casa  y encontré una nota.

Cariño, hoy no puedo desayunar contigo, me llamaron del hospital. Esta tarde tu prima vendrá a casa. Besos.”

Arrugué la nota, y la tiré a la basura para luego ir a la nevera y servirme un vaso de zumo con una magdalena.

Terminé de desayunar y lo recogí todo. No tenía que hacer nada importante, así que decidí practicar un poco.

Puse los altavoces a un volumen alto, pero no tanto para no molestar a los vecinos y me dispuse a bailar.

Dejé que cada parte de mi cuerpo fuera inundada por la música. Moviendo mi cuerpo al compás conseguí hacer un ocho completo, y me preparaba para el siguiente. Dejé que mi cuerpo hablara. No lo guiaba, tan solo me dejé llevar por la melodía que sonaba. Mis movimientos eran fuertes y rápidos, pero con un toque de sensualidad. Sentí como cada bello de mi cuerpo se erizaba. Siempre me pasa cuando me conecto a la canción. Llega el estribillo, y ahora mis movimientos son más suaves y relajados, pero para nada fáciles. La melodía estaba por acabar, y solo la última parte no la enseñaron, así que mi cuerpo inventó una coreografía como cada vez que improviso, simulando que el baile ya está completo.

Aparté algunos mechones de mi pelo que caían por mi cara, y me senté en el suelo sin quitar la música, ahora sonaba otra canción. Cerré los ojos, y me imaginé que yo estaba en un gran escenario bailando para millones de personas, ¿Eso era posible? No lo sé, pero no me pienso quedar de brazos cruzados, claro, a no ser que la coreografía lo requiera.

Sin quitar la música, me levanté del suelo y prendí rumbo a la cocina, necesitaba agua.

                                                                                                                            [...]

El sonido del timbre hizo que parará la canción y me dirigiera a abrir la puerta, sabía quién era. Mi prima.

-Hola, fea-me saludó como siempre, claro, yo sabía que no lo hacía con intención de herir, es típico en ella.

Daisie mi prima mayor por 10 meses, ella es como mi hermana. Ella realmente es hermosa, su pelo largo y liso le combina perfectamente con sus ojos color pardo, y tiene un gran estilo, más de una vez le he tenido que pedir consejo para alguna que otra salida con amigos. Es mi gran confidente, mi compañera de travesuras de pequeñas, y también es la que sabe mi amor por  la música y la danza.

-hola-le sonreí mientras le hacía paso a mi casa.

Las tardes con ella se hacían muy cortas, la pasábamos riendo y haciendo el payaso, una de las cosas que mejor se nos da hacer.

-y, ¿Qué hay nuevo en el baile?-preguntó. Mi prima también siente el baile en su cuerpo, pero no lo practica. Dice que es una pérdida de tiempo que  impide poder estar con tus amigos y crear una vida social. Pero ella no sabe que mi gran amigo es el baile junto a la música. Aunque eso no quiere decir que sea una antisocial, de hecho tengo muchos amigos.

-nada nuevo… bueno, que en el festival vendrán ojeadores porque necesitan chicas para una película-respondí con una sonrisa.

Mi prima siempre me ha dicho que yo estaba en este mundo para brillar en el baile, aunque al principio me decía que lo hacía mal, por pura envidia.

-¡Mi prima se va hacer famosa! ¡Y me va a presentar a millones de actores guapos!-Gritó como si su vida dependiera de ello.

Me limité a soltar una ruidosa carcajada, mi prima confiaba ciegamente en mí.

Sweet DanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora