Capítulo quinto.

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La melodía de mi despertador resonaba por las cuatro paredes que constituían mi habitación. No tenía ganas de levantarme, pero era mi deber, y más un día como hoy.

Hoy sería uno de los días más importantes de mi vida. Bueno, quizás exagere un poco, pero sí era un día importante.

Hoy era el día de mi primera competición de la temporada y mi última actuación con mi academia de baile.

¿Echaría de menos la academia? Claro.

He estado en esa academia desde mis cinco años de edad, y ahora tengo 17. Básicamente mi vida entera se ha basado en el baile.

Para mí no es solo una academia de baile. Esa academia ha hecho que pueda bailar. Me ha dado oportunidades para hacer mi sueño realidad.

Recuerdo que cuando tenía diez años, a mi madre la despidieron de su  trabajo y se vio obligada a desapuntarme de la academia. No podíamos permitirnos aquel gasto cuando casi no teníamos para comer, aunque claro, para aquel entonces yo era muy pequeña y no entendía la situación. Pero la academia me ofreció una beca que me permitía ir a clases y asistir a los torneos que se realizaban fuera de mi provincia o incluso fuera del país.

‘Vamos, no es momento de ponerte sentimental’ me reproché mentalmente al darme cuenta de la hora.

Corrí al baño e hice mi aseo personal de todos los días. Una vez terminé me dirigía  la cocina a encontrarme con mi prima y mi madre para un desayuno familiar.

-¿Cómo está mi pequeña estrella?- preguntó mi madre después de darme el beso de buenos días en la frente.

Algo que odiaba era que los días de competición mi madre me tratara como una niña pequeña. Pero lo que más me molestaba era que mi prima le seguía el juego.

-Aquí está mi prima favorita, la que me va a presentar a cantidad de famosos- peloteó mi prima mientras me daba un golpe amistoso en el brazo y seguirlo con un abrazo- ¿qué? ¿Estás nerviosa? No pienses en todas las miradas que recibirás de parte del jurado-intentó ponerme nerviosa, como siempre.

-Sabes que no vas a conseguir ponerme nerviosa, he realizado diez temporadas con veinte o veinticinco competiciones en cada una-dije obvia.

-Bueno, tenía que intentarlo.

Le sonreí, y me dispuse a desayunar algo ligero ya que si desayunaba algo pesado podría vomitar en pleno baile y eso sería vergonzoso a demás de asqueroso.

[…]

El viaje en coche se hacía algo aburrido cuando ibas sola con tu madre, pero yo no tenía ese problema al estar con mi prima.

Nos pasamos la media hora de viaje cantando y bailando sentadas. Toda una locura.

Aparcamos el coche en el aparcamiento que estaba justo en la puerta y entramos al gran teatro donde se celebraría la competición.

Música sonaba por los altavoces y eso hacía que mientras me dirigía al camerino con mi prima bailara por los pasillos causando alguna que otra mirada de los participantes.

-Buenas- saludé entrando al camerino de nuestra escuela.

Todas estaban nerviosas, tengo que admitir que en mis cuatro primeras temporadas me podía igual de nerviosa que ellas o incluso más.

-Lizzy, te necesitamos- me dijo mi entrenadora Charlotte- Valery no va a poder venir. Su padrastro ha fallecido y tendrá hoy el entierro-pausó- y necesitamos que te presentes tu con Andy en el baile de parejas, ¿Lo harías?

No dije nada, la noticia me había caído como un balde de agua fría. ¿Tendría que ser la principal en la competición? Mierda. Esto no lo tenía pensado.

No es que me molestara, simplemente no pensaba que esto pasara.

-Genial, ahora tu posición será la de Valery, y Vanessa adoptará tu posición, así formaréis un triángulo contigo en cabeza y Andy a tu derecha.

Me senté en el sofá y recapacité. No era el primer año que salía como principal, pero sí mi primer año en el que competía en la categoría de parejas.

Aunque que sea Andy mi pareja ayuda. Él probablemente sea mi único amigo –chico- en la academia y muchas veces los domingos cuando no teníamos nada que hacer quedábamos e íbamos a la academia para montar nuestras coreografías.

-Lizzy-me saludó Andy dándome un abrazo- ¿Preparada para que rompamos las puntuaciones con nuestro baile sensual?- preguntó con una sonrisa de oreja a oreja.

-Más que nunca- contesté muy segura.

[…]

-y ahora es el turno de la academia de danza dirigida por Charlotte Evans y como principal a Lizzy Moons- anunció el presentador.

Salimos al escenario y me puse en la posición de Valery.

Con una sonrisa y mirándome los zapatos mientras que con las manos formaba una X tapándome la cara esperé a que la música sonara.

-¡Esa es mi prima! ¡La que me va a presentar a millones de famosos!-gritó alguien conocido. Reí para mis adentros junto con la gente del público, siempre gritaba lo mismo, y no tenía vergüenza.

El comienzo de la canción ‘Watcha say’ de Jason Derulo sonaba por los altavoces y al son de la canción nuestros cuerpos.

La coreografía iba perfecta y veía el rostro de satisfacción de nuestra entrenadora.

Terminó la canción y vi como algunas personas se levantaban y aplaudían con mucha euforia. Dirigí mi mirada a mi madre y como siempre, lloraba. Amaba a mi madre, más que a nada en el mundo.

El presentador se acercó a nosotros y se colocó a un lado.

-¿Y bien? ¿Cómo creéis que os ha salido?-preguntó con una sonrisa colocándome el micrófono en la boca.

-Pues, la verdad, no lo sé, pero yo me he divertido-pausé- y no quiero presumir pero la cara de satisfacción de nuestra entrenadora y como llora mi madre me dice que lo hemos hecho bastante bien, ¿No creéis?- pregunté al grupo, causando carcajadas.

-Sí, lo hemos hecho genial-concluyó Andy.

-Bueno, tenéis que prepararos para la categoría de parejas suerte.

Andy y yo caminábamos por los pasillos para ir a cambiarnos para nuestro baile, y cuando llegamos al camerino nos encontramos a nuestra entrenadora con una sonrisa y los brazos abiertos de par  en par para darnos un abrazo. El abrazo grupal habitual.

Y me di cuenta de una cosa MUY importante. No teníamos baile en pareja.

-¡Charlotte!-grité- Andy y yo no podemos presentarnos a la categoría de parejas, no tenemos coreografía.

-oh, claro que la tenéis-pausó- ¿Qué creéis? He visto vuestras coreografías que hacéis los domingos y una de ella es perfecta.

-¿Cuál?-preguntó Andy.

-La de la canción de rude boy de Rihanna. Es perfecta, tiene acrobacias, es sexy y también tiene algo de lírica. Simplemente perfecta.

Andy y yo asentimos y volvimos al escenario.

Era la hora.

Sweet DanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora