Capítulo dieciseisavo.

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¿Por qué este colegio tiene que ser tan grande? ¡No encuentro nada! Y lo peor es que tengo que ir a preguntarle al rubio ya que no tengo más amigas aquí, y cada vez que ve que me acercó a él saca una sonrisa burlona. Estúpido.

-¿Estás perdida?-preguntó una voz gruesa a mis espaldas. Me giré y me encontré al dios griego, Thomas.

-No, bueno, sí…-pausé-¿Me ayudas?

-Claro, ¿En qué te puedo ayudar?

-Pues no encuentro la mitad de las cosas-contesté con un suspiro cansado.

-pues si quieres en el recreo, te hago un ‘tour’ por el instituto-contestó el con una sonrisa, oh, dios, enamora.

-No hace falta que le enseñes el instituto a la hora del recreo, lo voy hacer yo-nos interrumpió una voz que conocíamos perfectamente como la de Niall-Además, así puedes ir con tu novia-recalcó la palabra novia.

-Oh, bueno, gracias por ofrecerte, y por lo de novia no te preocupes, Ashley y yo no estamos juntos-respondió  el con una sonrisa.

-Claro, solo tenéis sexo en la sala del conserje porque sí, ¿No?-Niall cada vez tenía una sonrisa burlona más grande y empezaba a darme miedo-no hay más que hablar, vamos Lizzy, te dejaré en tu próxima clase y a la una te espero y te llevo al estudio-se dirigió a mí, y la verdad me sorprendió tanta amabilidad.

[…]

-¿De qué conoces a Thomas?-pregunté una vez en el coche de Niall.

-Entró el año pasado al instituto, le conocí, incluso le salvé de muchas burlas, pero luego él me dejo de lado porque la banda de los populares del colegio decidió hacerlo de su grupo-me contó desinteresado.

Bufé-pues valla.

El transcurso hasta mi casa fue divertido, cosa que me sorprendió.

-Bueno, ya hemos llegado, espero que le haya gustado su paseo en coche, señorita-dijo con una voz rara a lo que me hizo reír.

-Por supuesto caballero-me bajé del coche- hasta mañana.

Di la vuelta al coche, asomé mi cabeza por la  ventana y le di un beso en la mejilla.

Entré a mi casa y lo primero que hice fue tirarme al sofá, necesitaba un descanso.

[…]

Eran las seis de la tarde cuando decidí ir a la guarida de los lobos, quizás  haya alguien allí.

Cogí las llaves del coche de mi madre y repetí el camino de la última vez. Cuando llegué, abrí la puerta y me lleva una sorpresa al ver allí al rubio.

Estaba ensayando algunos pasos, todavía no se había dado cuenta de que estaba aquí, por lo que me quedé observando sus movimientos.

Pasaron uno o dos minutos y estaba embobada viéndolo, ahora se encontraba sin camisa, ¡Dios, valla cuerpo! Él sí que era un dios.

Me di cuenta de que se había atascado en un paso, era una acrobacia.

-Si flexionas más los pies te saldré-comenté sin querer.

Me llevé una mano a la boca y suspire al darme cuenta de que no se había dado cuenta. Cerré los ojos por impulso y sentí unas manos en mi cintura. Los abrí de golpe.

-¿Con qué espiando eh?-preguntó burlón.

-¿Eh? Cl-claro que n-no-tartamudeé, genial. Soy de lo peor.

-¿Te pongo nerviosa?-

-No-respondí insegura.

Me levantó del suelo todavía can sus manos en mi cintura, y me llevo enfrente del espejo. Me bajó poco a poco hasta que las puntas de mis pies tocaron el suelo, y nuestras caras quedaron bastante cerca. Me perdí en sus ojos, y me dejé llevar por la música que en estos momentos sonaba la de Halo de Beyonce.

Movimos nuestros cuerpos al mismo ritmo, no perdíamos el compás. No bailábamos una coreografía exacta, simplemente nosotros hacíamos lo que nuestro cuerpo nos pedía.

Terminó la canción y nosotros estábamos más juntos que antes, si eso era posible, claro.

-Tienes unos ojos preciosos-solté de repente, pero sin separarme de él.

-Y tu eres muy hermosa-me ruboricé por lo que aparte un poco la cara.

Sentí su mano en mi mentón haciendo fuerza para que levantara la cara y cuando lo hice, desee no haberlo hecho. Sus ojos miraban mis ojos y de vez en cuando mis labios, ¿Quería besarme? No lo sé, pero si lo hacía, no me opondría.

Deseaba con todo mí ser besarle.

Acercó un poco más la cara hacía mí y sus manos en mi cintura me atrajeron más hacía él. El aire no podría pasar ahora mismo entre nosotros.

-¿Puedo besarte?-preguntó mirando mis labios con deseo.

Asentí con la cabeza tímidamente, ¿Para qué pregunta nada? Simplemente hazlo.

Y, el momento tan deseado por mi llegó, me besó.

Primero sentí como rozaba nuestros labios y luego el selló mis labios con los suyos, formando así un beso muy tierno. Él era tierno.

Nos separamos muy lentamente, y nos miramos a los ojos, ¿Qué pasaría ahora?

Sin dejar decirme algo más, subió su mano a mi nuca y volvió a juntar nuestros labios. Ahora era un beso algo salvaje y apasionado.

Rodeé su cuello con mis brazos para poder profundizar así más el beso.

Sweet DanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora