Capítulo octavo.

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Bajé del avión con la mochila de mano y mis auriculares puestos en los oídos, con la música retumbando en mi cabeza. Sonreí.

El aeropuerto estaba repleto de gente. Casi todo el mundo tenía una sonrisa en su rostro, claro, excepto aquellas personas que dejaban su hogar y se despedían de todos sus acompañantes.

Miré a mi madre y vi que se dirigía a la puerta de salida, así que le seguí.

-Hija, vamos que el taxi ya está aquí-me avisó mi madre.

Nos subimos al taxi y mi madre le dio una dirección al taxista y el pendió rumbo hacia allí. Estaba nerviosa, quería conocer mi nueva casa, ¿sería grande? ¿Estaría lejos de mi nuevo colegio? ¿Tendría vecinos de mi edad? No lo sé, pero lo averiguaría.

Llegamos a un barrio muy bonito, comparado con mi antiguo barrio, esto era el cielo. Había árboles y bancos por casi todos los lados. También había un pequeño parque donde muchos niños jugaban. Me gustaba.

El taxi paró en frente de una casa bastante bonita. Era grande, o al menos lo parecía, sus paredes eran blancas y se podían ver dos balcones con barrotes negros en el segundo piso. Era realmente hermosa.

-Bienvenida a casa, cariño-dijo mi madre mirando la casa con una sonrisa nada más bajar del taxi.

-Mamá, es preciosa-le abracé.

Mi madre abrió una pequeña reja negra la cual te llevaba a un pequeño jardín que nada más tenían un árbol, pero era muy acogedor. Seguí a mi madre por el diminuto camino de piedras que llevaba a la puerta principal de la casa. Introdujo la llave en la cerradura y entramos en la casa.

Mi boca se abrió en forma de ‘o’ ¿Esta era mi nueva casa?

¡Me encantaba!

Subí los escalones para llegar al segundo piso. Estaba deseando ver mi habitación.

Acerté a la primera, o eso creo. La habitación era espaciosa, tenía una cama individual grande, una ventana que suponía que daba a uno de los balcones que vi antes de entrar, las paredes estaban pintadas de un color canela, me encantaba como quedaba. Pero lo que de verdad me fascinó fue un gran espejo de cuerpo entero que ocupaba la mitad de mi pared. Sabía que mi madre había conseguido ponerlo ahí con alguna llamada. A un lado del espejo había un aparto de música con unos altavoces enormes. Tenía que agradecérselo a mi madre, aquí podía pasarme horas y horas bailando con la música al máximo volumen.

Dejé mi mochila en la cama y seguí observando mi habitación.

-¿Te ha gustado la habitación?-me sobresaltó mi madre.

-Me encanta, gracias mamá, has pensado en todo-le agradecí dándole un abrazo-oye mamá…he estado pensado y quería saber si…por casualidad…aquí también me apuntaré a una academia de baile.

-Cariño, sabes que me gustaría, pero no creo que pueda hasta que estemos estables aquí, ¿me entiendes?-dijo.

Le asentí con la cabeza intentando haciéndome a la idea de que en un mes o dos no podría bailar.

[…]

-Mamá, saldré a dar una vuelta para conocer el barrio-avisé para después coger mi móvil, las nuevas llaves de casa y salir.

Daría una pequeña vuelta por el barrio ya que tenía que comer. Eran apenas la una de la tarde y tendría que estar en casa para comer.

No sé cómo, pero acabé en el pequeño parque que vi al entrar al barrio.  Me dirigí a él y me senté en un banco.

Tenía puesta la música de mi móvil con los auriculares y como muchas otras veces me puse a improvisar, pero me vi interrumpida por una chica.

-Hola-dijo con una voz dulce.

Me recordó a la chica que bailaba sobre el cartón en mi antigua ciudad. Tenía más o menos el mismo estilo, así que supuse que a lo mejor también estaría en una.

-Hola-saludé antes de sentarme en el banco.

-No pasa nada, sigue con tu baile, me gusta como bailas.

-no quiero bailar ahora-dije tímida- ¿Tú bailas?

-Algo así-pausó- hagamos una cosa. Esta noche nos vemos aquí y tu vuelves a bailar y yo te digo si bailo o no.

-¿Esta noche? ¿Aquí?-dudé.

-Sí, esta noche y no, no aquí te llevaré a un sitio donde se baila-contestó para después levantarse y irse con una sonrisa en la cara.

¿Vendría? Probablemente. Si me dirigía a un sitio donde se podía bailar, iría encantada. Claro, a no ser que sea un club de noche donde las chicas se desnudan delante de los hombres por dinero, ahí no iría ni aunque me pusieran una pistola en la cabeza.

Vi como la chica sin nombre se iba y al darme cuenta de que estaba parada mirando a la nada volví a mi me dirigí a mi casa. Me había entrado hambre.

**********

¡Hola! buuuueno, aquí va otro mensaje. Necesito ayuda, tengo una pequeña duda. ¿Sobre quién queréis que sea la historia? De los chicos claro.

Espero que pronto me respondáis/respondas y pueda seguir escribiendo los capítulos que siguen.

Besos a todos :3

Sweet DanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora