LIBRO I.
"No supe desde que momento un fastidioso menor comenzó a no ser tan molesto, pasó a ser mi fascinación e inspiración más grande, y sobre todo indispensable"
"No digo que no quiera. Pero esto es malo para ambos, y para él. Se el daño que p...
— Hyung, ¿podría dejar ya de ignorarme? Es demasiado infantil de su parte — piqué suavemente su mejilla sonrojada por el enfado de hace horas con mi dedo índice para tratar de que me pusiera un poco de atención, a pesar de aparentar estar dormido.
Estaba sentado junto a la cama en la que descansaban Yoongi y Jin hyung, hace una hora habían decido dormir después de la sarta de mentiras y sermones que abandonaron mi boca, después de que mi cerebro y boca decidieran conectarse después de un buen rato. Habían optado por dejarme dormir en una cama con Jungkook y ellos en la otra, como queriendo castigarme y hacerme madurar por todo aquello que les dije sobre la confianza y dejar que nos desarrollaramos para resolver nuestros propios problemas. Sin embargo, la plática no había concluido ahí, al menos no para Min Yoongi.
Quien habiendo decido una vez más acorralarme para obtener las respuetsas que quería, el clima, la hora y nuevamente el estado emocional temporalmente mal. Dejandome, quizas, permanentemente mal, con las cosas en las que sabía que tenía razón, pero mi orgullo era más, y la presencia de Jimin seguía siendo más importante que eso. De entre muchas otras cosas aparte, la furia de Min Yoongi no estaba en mis puntos o problemasi iniciales a resolver.
O al menos así lo quise creer.
— Por favor... es malo dormir con enfado en tu corazón, hyung.— suplicaba, calidamente que me dirigiera un vistazo de esos oscuros orbes en su palido rostro. Pero lo unico que me permitía ver era su cuello pálido a penas cubierto por las puntas de su cabello y la etiqueta de la sudadera.
— No te confundas Taehyung. No es enfado, ni molestia, este asunto no me importa tanto para poder sentirme así. Es meramente decepción que sé bien, por tus palabras al menos, no alcanzas a entender porqué no quiero ni mirarte en este momento — innecesariamente cruel con esas primeras palabras — deja de perder el tiempo tratando de entenderme cuando es evidente que no lo quieres hacer. Ya comprendí, no soy yo la persona con quien quieres compartir tus pesares, te estoy haciendo un favor y estoy empezando desde ahora a tratar de no meterme en tus asuntos, como lo pediste. — el frío del piso bajo mis pies me helo la piel, y subiendo hacia mi cabeza, sentí una desesperació nauseabunda por tratar de frenar esa manera destructiva de hacerme ver mi comportamiento, pero no dije nada más, no habia nada más que tratara de decir para hacer las cosas mejor, suficiente habia sido con todo lo anterior. — No entiendas mis palabras, no entiendas mi indiferencia, no entiendas como nos haces sentir con tus mentiras. Déjalo y vete a dormir. — deje caer mi cabeza sobre el colchón, a penas rozando mi frente con la sudadera que cubría su espalda, dejándome sentir a esta distancia el calor corporal que matenía constante.
Deje entonces, en la oscuridad de la habitación, el silencio de madrugada y la pena del corazón, que la vergüenza por las mentiras que he acumulado en meses me ahogaran, sofocando en mi pecho los sollozos, y reteniendo en cada ojo las lágrimas que no merecía derramar. ¿Qué sentido tiene estar y sentirme triste si lo único que he hecho ha sido mentir y herir?
— ¿Qué caso tiene luchar por permanecer en un lugar en el que ni pedí estar, ni quiero estar? —
[...]
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.