The Way I Love You | myg.kth

XXVI

YOONGI

La voz no me salía, en mi mente las palabras ni siquiera se proyectaban como algo posible, mi corazón parecía apaleado y luchando por controlarse, tenía calor a pesar de estar en pleno invierno. Me sentía abrumado, casi abusado mentalmente.

Un beso y una mirada le bastaron.

Mi corazón seguía saltando, golpeando y lastimando mi pecho. El susto no se desvanecía de mi cuerpo y el sudor comenzaba a pegar mi ropa a mi cuerpo, asqueroso. El calor de rostro y esa comezón irritante en las superficies expuestas a su tacto anterior no desaparecieron ni siquiera después de que Jungkook y Namjoon entraron por la puerta, mirando a Taehyung en el suelo y a mi sentado en el sofá. La escena más clara para ellos no estaba. Era obvio que lo había empujado.

Y que algo más había pasado.

El sudor frío de haber sido casi descubierto cometiendo un terrible crimen seguía pegando mis cabellos a la nuca y resbalando por mi espalda hasta el borde de mis pantalones. Comencé a divagar desde hacia un rato, momentos antes de que este.... engendro se le ocurriera comenzar a besarme de forma tan bruta, tan sedienta, tan húmeda. Creyendo que nadie podría entrar, que nadie podría descubrirnos, que en este edificio tan grande nadie nos descubriría.

Ni siquiera en el departamento podíamos tener esa clase de privacidad. Y ahí solo vivíamos siete.

Cuando esperarías que todos estén dormidos, al menos uno puede sorprenderte comiendo en la cocina, o dos casi comiéndose en la cocina.

Me sentí pleno, como haber cobrado una venganza. Y en verdad había tantas cosas por las que podría encontrar una grata venganza, podría enumerarlas, podría hacer un listado. Pero es una fatiga que prefiero evitar.

De entre las más recientes estaba la humillación de esta misma mañana. Yo siendo abandonado en la telaraña de mi habitación después de haber estado un buen rato abrazados. Traicionado por la comida. Doblemente humillado con Jungkook mirando desde el pasillo. Terriblemente grabado en mi memoria por algo que ni siquiera puedo recordar con claridad, algo que me molesta no saber porque es que no puedo hacer memoria mas que la sensación.

Una segunda causa, no tan reciente, fue más como para poder recrear la escena del porque había pasado tanto tiempo burlándome de él. Ese día en que en compañía de Jin y Hoseok, descubrimos a los menores jugando con la consola en la sala del departamento. Algo épico, a Taehyung bailando semidesnudo sobre un enfadado Jungkook con apetito de hacer tragar a su hyung sus propias palabras; lo único que consiguió cuando nos vieron a los tres de pie en la sala fue un rojo rutilante pintando su rostro, y un violento ruido sordo de la espalda de su hyung golpeando la mesilla de la sala. La música del videojuego solo hizo más surreal la escena.

No sé bien la razón. Y no me había importado hasta ahora. Pero tenía un rencor inexplicable hacia Jungkook desde aquel día. A veces me planteaba mucho el reemplazarlo en extensas situaciones con Taehyung. En ocasiones solo pensaba en lo bien que se llevaban y que quisiera estar así alguna vez.

Sin embargo, en el punto actual, el ambiente había cambiado. No para bien. Y no era el único que lo sentía así. Más que disfrutar el momento con una pequeña risa, me vi ignorado el resto de nuestra estancia en la sala. El silencio era tal que podíamos escuchar como la comida era masticada, la incomodad se fundió en el aire generando que los teléfonos funcionaran como distracciones individuales. Pero eso no bastaba. No era suficiente para mi, porque sabía que algo se había arruinado, torcido, jodido desde el momento en que su cuerpo cayó al suelo por culpa mía.

Sabía, que el sentir antipatía por la relación de los dos menores frente a mi estaba mal, y que era ridículo pensar como niño al que le arrebataron su lugar en la fila del almuerzo.