¿Cómo lograron controlar a la prensa?
La mañana del sábado, dos días después de la muerte de Haley White, Scott se reunió con el comisario y el alcalde después de que le mandaran llamar.
Había sido una charla amistosa, donde comentaban lo alegres que estaban de tener a un Bathory de vuelta, y en la que apenas se tocó el trágico tema que eran las múltiples muertes que pesaban sobre el pueblo.
No se había detenido a pensar en que nada se había filtrado al hambriento noticiero estatal, o siquiera al periódico local, hasta que salió del recinto.
—Otro café negro, por favor —Solicitó a la mesera que pasó junto a su mesa.
La noticia de tantas muertes, en un lapso muy corto de tiempo y en el mismo lugar, ya debería tener a medio país revoloteando y a los federales picando sus costillas. Le parecía imposible que nadie lo hubiese divulgado por internet por más difícil que fuera el acceso a éste.
La mujer que le atendía llegó con otra taza de café y recogió la vacía. Le agradeció y bebió a pesar de lo caliente que estaba, pensando vagamente que ahí suelen rellenar la taza, no cambiarla.
Cuando estaba por terminarla retiró la vista de su libreta de notas y miró por la ventana, distinguiendo al oficial Cao cruzar la entrada de la cafetería. Portaba el uniforme desaliñado y traía el castaño cabello alborotado, como si hubiese corrido por toda la calzada.
Bebió el último sorbo de su taza y esperó que entrara al lugar, estaba seguro de que lo buscaba.
Entró y sus rasgados ojos se achicaron aún más mientras intentaba localizarlo de mesa en mesa. Scott se irguió y el joven oficial reparó en él de inmediato, relajando el tenso rostro que le paralizaba la cara.
—Jefe —murmuró mientras se acercaba a su mesa —. Tenemos a James Simmons —informó en voz muy baja y Bathory parpadeó, sacando unos billetes de su bolsillo y depositándolos en la mesa.
Era temprano y el lugar no estaba tan lleno pero igual agradeció mentalmente la discreción del chico. Se puso de pie, cruzando la mirada con la mesera, quien asintió y se dirigió a la mesa, y salió a grandes zancadas con el oficial Cao tras él.
Te tengo, pensó con alivio.
Sólo había dos oficiales en la estación y quizá seis policías. La mayoría dejó sus rondines y se fueron a la cafetería cuando el inspector, que iba en camino, lo autorizó.
—¿Dónde está Carla? —cuestionó Shawen a Lane.
—No tengo idea. Le informé que lo atrapaste y desapareció. Ya sabes cómo es.
Shawen asintió y se relajó. No se sentía capaz de estar en la misma habitación que ella sin romperle su perfecta nariz pecosa.
Estaba furiosa por lo que le había hecho.
No entendía el odio de Carla y aunque no quería aceptar que la llamó cuando encontraron a Haley con el propósito de lastimarla, era un hecho imposible de obviar.
De cierta forma prefería estar enojada por ello, era más sencillo controlar la ira que el devastador dolor de la pérdida.
Tragó saliva y se alejó del oficial Lane unos metros, respirando hondo. Haley fue la personas más importante en su vida, fuesen unidas hacia el final o no, ella era la única persona del mundo que le importaba.
Carla había cruzado la línea al hacer que presenciara su cuerpo de aquella manera, no se lo iba a perdonar.
Escuchó la voz del inspector Bathory y se giró intentando mantener el semblante impasible y la mente en blanco. Scott se detuvo junto a ella.
—Está en una de las celdas —informó Annie—. Cargos por allanamiento. Lo llevaré a la sala de interrogación para usted.
Él negó y le pidió a Cao que lo hiciera. Le molestó pensar que no se lo permitió por ser mujer.
—Lane, usted encárguese del interrogatorio.
El oficial dejó el vaso con agua que sostenía y se dirigió a la sala de detención. El inspector y la oficial le siguieron y entraron al pequeño cuarto de observación.
—Entre a la sala —ordenó a Shawen, mientras Cao dejaba al detenido frente al oficial Josh Lane—. Tiene cualquier dato que pueda faltarle a Josh.
—¿En serio? —cuestionó sin ocultar su sorpresa. Scott la miró.
—Usted hizo el arresto.
El reconocimiento que notó en su voz la hizo sentir diez veces más grande. Asintió y se dirigió a la puerta pero se detuvo, curiosa, y se volvió.
—¿No quiere verlo? —El inspector posó su mirada en el detenido tras el cristal y negó.
—Me reconocería —dijo en voz baja. Ella frunció el ceño y Bathory le dio otra fugaz mirada—. De la persecución —agregó sin convicción.
—Pero yo también estaba ahí y no dijo nada.
Scott se tensó pero no volvió a mirarla.
—Porque parece hombre —expuso sin tacto alguno—. Entre de una vez.
Completamente irritada la oficial salió dando un portazo y entró por la puerta contigua a la sala, deseando poder golpear a James Simmons.
ESTÁS LEYENDO
No olvides mi nombre©
Mystery / ThrillerTres cadáveres. Tres niños asesinados. Ninguna pista aparente del culpable. Scott Bathory tendrá que descubrir la identidad del asesino antes de que haya otro homicidio. Mientras, deberá luchar contra sus propios fantasmas; esos recuerdos que lo a...