Las manos del oficial Cao temblaban mientras sostenía la carpeta.
Tragó saliva y le dio un vistazo a su compañero, el oficial Lane, quien tenía casi medio cuerpo dentro de una gaveta buscando registros de nacimiento. Hojeó cuidadosamente el archivo y notó que mucha información estaba eliminada con rotulador, alimentando más su curiosidad.
«Caso Helen», eso era lo que había podido leer en la pequeña inscripción frontal del expediente.
Sabía que no tenía que ver con lo que le habían ordenado buscar, pero se paseaban por el pueblo tantas historias sobre esa casa que no sabía cuál era real. No podía desaprovechar la oportunidad de conocer la verdad.
La mayor parte de información importante estaba borrada y cuando, decepcionado, estuvo a punto de dejarlo, decidió hojear un par de páginas más encontrando algo bastante interesante.
Shawen se ofreció a conducir.
Había dejado su auto en casa y eligió tomar una patrulla de la comisaría. Pensó que en cuanto el inspector subiera al coche le haría su interrogatorio personal, pero se mantuvo en silencio mientras se dejaba caer en el asiento del copiloto.
El aguanieve seguía cayendo por lo que el ronroneo del motor, y el chirrido del parabrisas contra el cristal, eran los únicos sonidos que los acompañaban. Annie intentaba conducir despacio, no sólo por precaución, sino para ganar tiempo.
Bathory notaba a la oficial muy tensa, sus manos se aferraban con fuerza al volante y miraba seriamente al frente. Lucía pensativa, molesta, y Bathory se preguntó si era apropiado interrogarla sobre su pasado con James.
Después de varios minutos de silencio la voz suave de Shawen llenó el auto, sonando algo ronca y angustiando a Scott.
—Le mentí, inspector.
Tres palabras, sólo tres palabras había pronunciado y Bathory ya sentía el estómago revuelto.
—¿Sobre qué? —lanzó sin mirarla, intentando transmitir calma en su voz.
—¿Recuerda cuando le conté sobre mis padres? —miró de reojo que el inspector asentía. Respiró hondo—. Bueno, lo que dije fue mentira. Al menos gran parte. Es verdad que estudié en casa mucho tiempo pero fue porque mi madre se avergonzaba de mí y de mi padre, por no decir que nos odiaba.
—No necesita explicarme —aseguró el inspector pero Shawen negó, diciéndole que él necesitaba saberlo—. Escucho —murmuró entonces, y la oficial sonrió levemente.
—Eso decía mi papá cuando me visitaba y veía marcas en mi cuerpo —soltó—. Yo siempre tenía marcas en el cuerpo. Mi madre descargaba su ira en mí constantemente.
Shawen tragó saliva y se estacionó frente a su casa, vivía en una colina cercana al bosque, alejada del pueblo.
—Una accidente pasó y me separaron de ella —Scott imaginó que servicios infantiles fue lo que pasó—, entré a la escuela y fue tan duro que preferí muchas veces volver con mamá. Conocí a Haley y, bueno, lo demás lo sabe.
»Con respecto a James, él estaba en séptimo grado cuando me integré a la escuela. Era muchos años mayor que yo, popular, y le gustaba gastar bromas. Era una chiquilla y por alguna razón que aun desconozco, se interesó en mí.
Scott la miró alarmado y ella rió.
—No románticamente, me volví el blanco de sus burlas, se empecinó en conocer mi historia hasta que tuve suficiente y lo enfrenté. En fin, calló lo que conocía de mí y aunque no nos volvimos amigos, me dejó en paz.
Ambos descendieron del vehículo y avanzaron con lentitud por la empedrada entrada. El inspector recordó el apodo que le había dado en el interrogatorio y sentía curiosidad por conocer su relación con la casa de Helen.
Al preguntarle, ella dijo que había sido un reto impuesto por él a cambio de una tregua. Y el apodo resultó por lo que ella le había contado de su pasado y su escasa belleza femenina.
Scott se tropezó con una piedra y Shawen sonrió, él se aclaró la garganta para retomar el tema anterior.
—¿Y su padre? —preguntó entre dientes, intentando alejar su ira, no podía creer que ese hombre la dejara a su suerte. Aunque, ¿qué sabía él sobre padres? El suyo lo dejó morir.
Literalmente.
Shawen suspiró sin perder la sonrisa.
—Sé que puede ser algo tonto pero yo lo quería, porque sé que él me quería a mí. Me aceptaba como era, no me juzgaba. A pesar de que puedo contar con los dedos de una mano las veces que lo vi, son mis recuerdos más preciados.
Bathory le dijo que la entendía perfectamente mientras ella buscaba las llaves para entrar. Se disculpó antes de abrir la puerta y sacó su móvil para enviar un rápido mensaje.
—Lo peor es que mi madre era en exceso religiosa y me prohibía querer a mi padre —dijo, girando la perilla y abriendo la puerta para invitarlo a pasar. Scott frunció el ceño, confundido, y entró.
—¿Y eso por qué? —Shawen se encogió de hombros mientras cerraba la puerta.
—Es que él no sólo era mi padre —respondió mirándolo a los ojos—. También era mi tío.
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No olvides mi nombre©
Mistério / SuspenseTres cadáveres. Tres niños asesinados. Ninguna pista aparente del culpable. Scott Bathory tendrá que descubrir la identidad del asesino antes de que haya otro homicidio. Mientras, deberá luchar contra sus propios fantasmas; esos recuerdos que lo a...