Capítulo XVII

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Bathory se tomó un minuto para ir por un sándwich a la pequeña cafetería de la delegación.

Sólo se había comido unas barritas de cereales que su compañera le ofreció y necesitaba algo más fuerte. No podía permitirse desfallecer en plena persecución o vomitarle a su gente encima mientras buscaban las pistas necesarias.

Mientras hacía su camino de vuelta a la oficina, notó a Annie Shawen en el pasillo llamando por teléfono. Tenía el ceño fruncido y apretaba el puño libre con fuerza, estaba seguro de que si no tuviera el guante puesto, su mano estaría roja por la presión.

Sabía que era incorrecto pero caminó con lentitud para escuchar la conversación. Ella estaba de lado y pensó que podría ver su intención, pero lucía tan concentrada en fulminar la pared que no lo notó.

—¿Y ella dijo que no?... Sí, ¡por supuesto que culpo a su gente de esta negligencia!... No lo dude —Shawen bufó y Bathory pudo oír el cuero de su guante chirriar—. Más le vale que se encargue de esto o usted y su institución se van arrepentir... Sí, sí, me alegra que se asuste, les pago para hacerlo mejor; no me llame hasta que encuentre al responsable.

Shawen colgó y Bathory dio un respingo, dándose cuenta de que se había detenido a unos pasos de ella. Retrocedió instintivamente cuando la joven golpeó una pared y caminó hacia atrás para fingir que recién entraba.

Cuando ella se giró, Scott ya iba avanzando, y fingió sorpresa al encontrarse con su enturbiada mirada.

—¿Por qué no está dentro? —preguntó simplemente, esperando que le diera la excusa de tener que responder su móvil.

—No soporto estar en la misma habitación que Carla —explicó sin más y Scott le preguntó al respecto—. ¿No le dije? Ella fue la que me llamó a la escena de Haley, dijo que usted le había pedido me contactara.

Bathory negó, incrédulo ante la artimaña de Botti; no supo qué decir y decidió cambiar el tema.

—¿Dónde estaba usted ese día? Me extrañó que no llegara antes que yo como siempre —Ella hizo un ademán con la mano y se disculpó, alegando cosas incómodas de mujeres. Él frunció el ceño y la observó detenidamente—. La sub-oficial Botti me informó que había ido a la casa Simmons.

Shawen se congeló y desvió la mirada, vacilante, intrigando aún más al inspector.

—Sí, uh, yo le dije eso para que no me echara en cara que las cosas de mujeres a ella no la detienen. Siempre busca una manera de menospreciarme —Se encogió de hombros y sonrió—. ¿Entramos?

Bathory asintió, sintiéndose inconforme con su respuesta.

Al entrar a su oficina reparó en que la intensa mirada de Josh estaba sobre Annie. Sospechó que ella pudo sentirlo pues alzó la cara hacia él y le dio un asentimiento casi imperceptible.

Lane negó duramente mientras veía a Shawen entrar junto a Bathory. Había intentado darle una pequeña advertencia mientras el inspector estaba afuera, pero ella recibió una llamada, que la puso tan tensa, que lo ignoró y salió del lugar.

—Enlistamos los elementos básicos: arma, firma y zona —dijo el oficial Brown, sobándose la pierna que se había golpeado en su pasada caída—. Usar el cinturón es específico y familiar, podemos decir que sufrió de maltrato infantil.

—El bate de béisbol debe ser una representación de sí mismo, de su infancia o adolescencia —continuó Carla, dándole una rápida mirada a Josh, antes de dirigirse a la pizarra que tenía el inspector—. Los lugares no tienen relación; un callejón, el patio de la escuela, las orillas del bosque y la plaza.

Explicó brevemente que si lo que quería era exponer el cuerpo, los cuatro lugares deberían ser zona pública pero sólo lo eran dos.

—Sobre las víctimas —empezó el oficial Cao, sosteniendo unas fotografías—: tres de sexo femenino y uno masculino. No hay constante en rango de edad ni similitudes físicas, tanto en peso como estatura o color de cabello.

Carraspeó antes de pegar las fotos en el pizarrón y señaló, sin mirar las imágenes directamente, que las primeras dos víctimas presentaban el mismo patrón y en la tercera, por ser varón, sufrió una ligera alteración.

Quedó claro que su ataque era contra la sexualidad de las víctimas y estuvieron de acuerdo en que el ignoto presentaba alguna deficiencia física pues, de haber sufrido abuso sexual, los ataques habrían sido de violación perpetrados por él mismo y ante mortem para ejercer poder.

—Es un enfermo asqueroso —dijo Carla y Shawen apretó los dientes por tener que escuchar su voz. Seguía deseando estrellar el puño en su cara.

—La cuarta víctima es claramente personal y el cambio en el patrón pareció no afectar al homicida. Lo cual —enfatizó Cao mirando a Lane por aprobación—, indica que es un psicópata y no un asesino serial.

—Muy bien —elogió brevemente Bathory—. Enfoquémonos en sus detonantes.

Se enzarzaron en una breve sesión de descarte en la que concluyeron en padre ausente y madre indiferente, tal vez cruel. Shawen, que no había pronunciado palabra, agregó que por la posición de las víctimas la madre debía ser de moral religiosa y represiva.

Scott tenía una sensación encima sobre Annie que no podía sacudirse y no podía evitar preguntarse, por lo que le contó de su padre con anterioridad, si ella sufrió de violencia en casa.

Dejó de mirarla y se enfocó en el resto, aclarándose la garganta.

—Abuso infantil, padre ausente, padecimiento físico; estatura promedio en varón, béisbol como deporte, aislamiento. Es de suponer que reside en Laytown, por su facilidad para llegar a las víctimas, y confío en que es nacido aquí.

—¿Cómo procedemos, inspector? —inquirió Brown, irguiéndose y frotando sus manos.

—Antes, debo contarles algo —reveló Scott, notando cómo Lane daba un paso más cerca hacia Carla. Estaba seguro que las miradas que había estado recibiendo por parte de ambos y sus obstaculizaciones terminarían si decía de una vez lo que querían saber—. Algo importante sobre mí... Y mi pasado.

No olvides mi nombre©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora