Capítulo XIX

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El oficial Lane y Cao estaban en los archivos buscando en los registros de nacimiento, de propiedad, reportes de violencia intrafamiliar, hasta en multas de tráfico, cualquier dato que pudiera servir a la investigación.

Bathory no quería asignarle nada a Carla, por no ser oficial, pero decidió darle la oportunidad y enviarla con Brown a indagar sobre el pasado de las víctimas. Sabía que era una pésima hora pero lo necesitaba.

—¿Para qué quiere esa información? —habló Annie por fin, suspirando y recargándose junto a él en el escritorio.

Bathory la miró de reojo. Preguntarle si se sentía bien estaba en la punta de su lengua, pero no se atrevió a externar su preocupación. La oficial había estado muy callada y la seriedad en ella no era para nada normal.

Estaba seguro que era por la presencia de Carla pero él no podía entrometerse. Al menos le tranquilizaba un poco ver sus hombros menos tensos y su mirada serena.

—Quiero saber qué quiere, qué busca. Necesito saber qué vio en ellos, qué capturó su interés.

Shawen asintió y guardó silencio. Scott se pasó la mano por el cabello.

—Y, ¿no tiene alguna información que pueda ayudar a la investigación? —cuestionó secamente, sobresaltando al inspector por su tono.

—No tengo más que ustedes —respondió despacio, se calló unos segundos y decidió indagar—. ¿Por qué lo pregunta?

Annie se levantó de golpe y se paró frente a él, clavando sus ojos en los suyos. Bathory tuvo que alzar la cabeza para poder encontrar su mirada.

—Voy a ser muy clara, inspector: ¿qué evidencia tomó de su departamento?

Scott mantuvo su rostro impasible y se puso de pie, notando que su nariz y la de Shawen casi se rozaban. Erguida como estaba parecía un gigante contra él, increíble que no lo hubiese notado.

—Nada importante, sólo una estúpida nota para intentar hacerme sentir culpable —decretó.

Arqueó la ceja, retándola a acusarlo directamente de lo que fuera que estuviera pensando. Shawen ni siquiera parpadeó.

—¿Está seguro que es sólo eso? —Él asintió, aseverando que no comprometería una investigación—. No lo dudo, sólo quiero saber si está seguro de lo que esa nota quería decirle.

Scott se limitó a mirarla, el hincapié que hizo Shawen en su respuesta le hizo preguntarse si ella era quien trataba de decirle algo.

Con cuidado sacó de su bolsillo el papel que había tomado de la evidencia y se lo tendió, observando su reacción detenidamente. No hubo cambio en su semblante. Lucía tranquila pero en sus ojos destellaba un deje de excitación.

—Ahora entiendo —dijo ella después de un minuto, regresándole la tarjeta.

—¿El qué?

Al inspector ya le estaba dando vueltas la cabeza, parecía que no podía dejar de estar confundido cerca de Annie Shawen.

—Que usted quiera saber sobre el homicida, es obvio que le pide lo descubra.

Scott volvió a guardar la tarjeta en silencio, no lo había visto así ni llegó a esa conclusión instantánea al leerla. Llanamente sabía que no habría llegado a esa conclusión aunque la hubiese leído varias veces.

«Ahora tendrás que ayudarme a revelar mi nombre».

Por un momento se sintió estúpido al no darse cuenta, pero sólo había supuesto que el asesino quería involucrarlo, culparlo de alguna forma. No que quería ser descubierto.

Les habría ahorrado un montón de tiempo si hubiera sido más listo, o si hubiese confiado en Shawen. Sin embargo, la actitud de Annie, en especial su comportamiento no lo dejaba ceder su confianza.

Se alejó de ella y se situó frente a la pizarra que mostraba a las víctimas, pasándose la mano por el cabello. La confianza era como un corazón: latía o no, sin punto medio, y él debía descubrir si se fiaba plenamente de Annie.

—¿Sabe? Tengo algunas dudas —aventuró a decir, dándole la espalda.

—¿Sobre el caso? —Él negó y se giró hacia ella.

—Sobre usted. Parecerá irrelevante, incluso imprudente, pero quisiera me respondiera unas preguntas.

Shawen pareció alterarse por un segundo y desvió la mirada del inspector. Se sentó en la silla frente a su escritorio, mientras él la imitaba y se dejaba caer en la suya. No dijo nada, sólo asintió ligeramente y él se aclaró la garganta.

—¿Hay algo entre usted y Lane? —Annie alzó la cara, confundida, y negó con vehemencia, cuestionándole por qué creía aquello—. Bueno, los he visto interactuar y me resulta extraño su comportamiento.

—Fuimos buenos amigos cuando recién me volví oficial, él me ayudó cuando tuve dudas, miedos, pero sólo eso. Y sí, intentó algo conmigo por un tiempo pero siempre, ya sabe, lo rechacé.

Scott supuso que por eso flotaba toda esa tensión entre esos dos. El rechazo puede ser bastante doloroso, incluso humillante. Trató de ordenar sus pensamientos para esclarecer las dudas que tenía.

—¿Y con Simmons? —prosiguió, recordando aquél momento de complicidad en la sala de interrogación. Pensó distraídamente que pudo preguntarle a James al respecto.

Shawen se removió en su silla.

—No, nunca —respondió titubeante. Scott ladeó la cabeza.

—No importa, Shawen, todos se conocen en este pueblo, es ridículo que desacredite su interrogatorio por lazos en común con el detenido.

Shawen se lo pensó, no quería desvelar mucho de su vida personal pero sabía que era lo que Bathory necesitaba para confiar y así seguir en la jugada.

Se mordió el labio; sería un movimiento arriesgado, mucho, pero se aclaró la garganta y asintió.

—Le contaré, si acepta ir a mi casa a comer algo —pronunció, Bathory dudó pero necesitaba respuestas y ya la había rechazado la primera vez.

Al final, la curiosidad siempre pesa más que la sensatez.

—Es injusto para el resto pero está bien, sinceramente mi estómago me está matando.

Shawen sonrió, tan falsamente como Scott le sonrió a ella.

No olvides mi nombre©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora