Capítulo XV

332 68 16
                                    

Josh Lane estaba en la casa de Helen, o como susurraban sus compañeros, la casa maldita.

Junto a él iban cuatro policías y acababan de terminar de recorrer el lugar; Carla iba con él, como siempre. Después de reportar a Bathory que no habían encontrado nada, Carla entró a la habitación en que Shawen había hecho el arresto.

—Los padres de Nicole Hewman me llamaron de nuevo —mencionó la sub-oficial cuando Lane llegó a su lado—. ¿Te dije que una vez me contó haber visto una patrulla aquí?

Josh la miró confundido.

Los señores Hewman se habían ido del pueblo después de la muerte de su hija, la segunda víctima. Presentaba el mismo ataque que la niña Simmons y su cuerpo fue encontrado en el patio de la escuela por el intendente.

Josh sabía que seguían llamando por alguna novedad y Carla era cercana a la niña, por lo que mantenía un ojo sobre ella, preocupado.

—Era una niña, seguramente vio mal. Sabes que le tienen miedo a este lugar.

Botti, que le daba la espalda, se volvió y encogió los hombros despacio.

—Los niños ven fantasmas aquí, no patrullas —Hizo una pausa y lo miró a la cara, ladeando la cabeza—. El inspector dijo que vieron una patrulla en su edificio, el portero la vio.

Lane, apartó la vista de ella y se adentró al cuarto, recorriendo el lugar que James Simmons ocupó en secreto.

—Es un anciano, no ve bien y su memoria falla —dijo despreocupadamente. Escuchó a Carla bufar.

—Si yo dijera que la vi también, con James Simmons inconsciente adentro, ¿dirías que estoy ciega, que miento?

Lane se detuvo donde estaba, dándole ahora la espalda a Carla. Sabía que el resto de policías ya habían salido del terreno, estaban lo suficientemente lejos como para escuchar cualquier cosa.

—Tal vez —respondió sin voltear.

—¿Qué? ¡No! Es verdad, Joshie, lo vi. Sólo que no logré identificar el número de unidad. Creí que lo había imaginado pero luego recordé lo que dijeron la pequeña Hewman y Bathory...

Lane respiró hondo antes de girarse y se encontró con los ojos brillantes de su compañera. Ella guardó silencio y él tomó sus hombros con delicadeza, sosteniendo su mirada alarmada.

—Carla —susurró consuavidad—, es mejor que te calles.

No olvides mi nombre©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora